«Privado», de Gabinete Caligari

Autor:

OPERACIÓN RESCATE

Operación Rescate:Gabinete Caligari, Privado

Gabinete Caligari
Privado

EMI, 1989

 

Texto: JUANJO ORDÁS.

 

Reivindicar Privado hoy es algo bastante lógico y hasta necesario, aunque hayan sido precisos unos cuantos años para que el hacerlo no ponga en peligro la credibilidad musical de uno. La perspectiva que nos dan los sabios años nos permite contemplarlo como un muy buen trabajo, sepultado por el desmedido éxito de un single inmediatamente popular y por las inalcanzables ventas de su predecesor. Se trató de una situación injusta en la que la convergencia de distintos factores impidieron que el álbum tomara la dirección correcta. Es de ley reconocer que “La culpa fue del cha cha chá” fue un tema saturado hasta la saciedad y que la cima creativa y comercial alcanzada con Camino Soria era prácticamente insuperable, pero también es preciso dejar claro que en Privado había mucho más que incumplidas expectativas monetarias y un single de éxito.

Gabinete Caligari siempre se caracterizó por dotar a sus piezas de calidad y vocación popular, de reivindicar un espacio para la comercialidad bien entendida, aunque nunca forzada. Conectaron con su público, conectaron con la masa y fueron víctimas de los gustos del mercado. Y eso que su nivel creativo rayó en lo más alto hasta el final de su existencia como banda.

Cuando se editó Privado, la etapa afterpunk de los madrileños quedaba lejos, “Cuatro Rosas” y “Camino Soria” les habían conducido a la popularidad masiva y era hora de tratar de mantenerse en la brecha. Algo que no ocurrió, o al menos en parte. Fueron muchos los que no comprendieron la inteligente carga lírica de “La culpa fue del cha cha chá” (uno de los mejores textos de Urrutia), tantos como los que se sintieron traicionados por el descaro comercial de la canción… Pero aún fueron más los que sin acabar de comprender la esencia del grupo, abrazaron el tema de moda, permitiendo a Gabinete ganar un público inestable y voluble a costa de perder fieles e integristas. El resultado fue una banda que, poco tiempo después, acabó paladeando la resaca del éxito en tierra de nadie.

No deja de resultar triste que todos aquellos que volvieron la espalda al grupo por su supuesta comercialidad, no fueran capaces de indagar en un trabajo sólido como una roca, bien construido y nutrido de canciones memorables y sinceras. Tras una bonita y discreta portada (originalmente se iba a titular «Private»), se encontraba una verdadera artillería musical capaz de derribar a cualquier oponente.

Abriendo fuego se encontraba la inicial “Palabra de honor”, un canto disidente, un cañonazo de rock con coros hímnicos y quizá uno de los temas más desconocidos e interesantes del grupo, con una letra ácida y mordaz, y unos fraseos guitarrísticos que huían del rock clásico. No obstante, la variedad del trabajo invitaba pronto a relajarse y emocionarse escuchando “Mi buena estrella” (el tema más épico que hayan grabado jamás), a celebrar la chulería castiza de “Profesional” (uno de los temas favoritos de Loquillo, por cierto) y a caer en la melancolía de “Amor de madre», y es que hay que ser muy hombre para firmar una alabanza tan sentida y emotiva como ésta. Aun así, era llegando hacia el final del LP cuando hacía acto presencial la verdadera joya de la corona: “Sólo se vive una vez”. Más que una canción, un verdadero clásico, un homenaje a la buena vida que llegó incluso a sonar en las radios comerciales. “Sólo se vive una vez” no se trataba únicamente de una inspirada declaración de intenciones, sino de un tema dinámico y expresivo, sencillo pero inspirado. Un rock crápula y acelerado que, de nuevo, huye de convencionalismos y evita el uso de riffs manidos de segunda mano o distorsiones, lo cual enfatiza su inmediatez.

La producción fue de lujo, y a día de hoy el disco aguanta muy bien el paso del tiempo. No hay arreglos perecederos ni concesiones a la época, sólo buenos temas excelentemente arreglados mediante acertadas y complementarias percusiones, teclados a cargo de Esteban Hirchfield, potentes vientos y una ejecución cálida y cercana por parte de los Gabinete. Paco Bastante fue el encargado de templar las guitarras junto a Urrutia, mientras Edi y Ferni dejaban constancia rítmica de sus habilidades y capacidad de fagocitación de esos ritmos ajenos al rock que tanto interesaban al grupo. La variedad estilística de los madrileños siempre fue parte de su marca de identidad, así como un plato de buen gusto para inquietos y exigentes “gourmets” musicales, algo que en Privado es clave común a lo largo de su minutaje. Variedad y buen gusto.

Tras su edición, el público mayoritario iría retirando su apoyo a la banda gradualmente, aunque ésta aún grabaría trabajos muy recomendables. En líneas generales, Privado fue un digno sucesor de Camino Soria, con temas igualmente inspirados y trabajados aunque quizá con menos filón comercial. Efectivamente, existía un par de temas capaces de encaramarse a las primeras posiciones de la radiformula, pero junto a ellos coexistía una mayoría de canciones poco inmediatas, que precisaban de la complicidad del oyente para llegar a ellas, cuando lo que el público masivo demandaba a la banda eran canciones de verano. Y Gabinete Caligari jamás fue un grupo de temporada, sino una banda inmortal y popular.

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