Operación rescate: «Four», de Blues Traveler

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«Su propuesta llena de alegría y efusividad no encajaban en unos años en los que la generación X era dominada por el hastío y el pesimismo vital»

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Blues Traveler
«Four»
A&M, 1994

 

 

Texto: EDUARDO IZQUIERDO.

 

 

Hace casi veinte años, concretamente un 20 de septiembre de 1994, una banda de Pincetown, Nueva Jersey (Estados Unidos) iba a dar el paso definitivo que los sacaría del acotado mundo de las jam bands para pasar a dominar las ondas de su país y que su música estuviera en boca de todo el mundo. La locura la produjo un álbum llamado, simplemente, «Four». Aquel grupo, claro está, era Blues Traveler.

Formados en 1987, Four» se convertía, como no podía ser de otra manera, en el cuarto disco de la banda liderada por el orondo John Popper, un vocalista sublime y un armonicista superdotado. Los precedentes con un álbum de título homónimo, «Travelers and thieves» y «Save his soul» no consiguieron meterse en los cincuenta primeros puestos de las listas de éxito aunque los tres llegaron a ser disco de oro. La cosa no pintaba bien en plena efervescencia de la música grunge. Su propuesta llena de alegría y efusividad no encajaban en unos años en los que la generación X era dominada por el hastío y el pesimismo vital. Por eso el grupo se toma la grabación de las canciones de «Four» como una última oportunidad y lo dejan todo en el estudio. Para su sorpresa, la cosa funciona.

Rápidamente el disco alcanza el puesto número ocho de las listas de «Billboard», el mismo puesto que alcanzará su tema insignia: un ‘Run-Around’ que en la gala de 1996 ganará el Grammy a la mejor interpretación rock del año anterior. Producido por Michael Barbiero y Steve Thompson, «Four» fue un auténtico pelotazo alcanzando los seis millones de discos vendidos convertido en séxtuple platino. La banda se convirtió en habitual de programas como «Saturday Night Live» y fue elegida por The Rolling Stones como sus teloneros en su siguiente gira. Y lo mejor de todo es que el grupo se ganó la coletilla de que en vivo eran aún mejores que en disco (aspecto por otro lado totalmente cierto) convirtiendo sus conciertos en continuos «sold-outs».

John Popper, Chan Kinchla, Bobby Sheehan y Brendan Hill fueron los encargados de dar forma a un excelente disco en el que también colaboraban gente como Warren Haynes o Chuck Leavell. Un álbum que se abría, cómo no, con la irresistible ‘Run-Around’ y su línea de armónica que nos lleva, a través de la voz de Popper a un estribillo imparable. Pero no solo de ese tema vive el trabajo. ‘Hook’ es otra asincopada pieza de un gusto exquisito en el que, de nuevo la armónica, toma un protagonismo que debe compartir con una excelente interpretación vocal. La final ‘Brother John’ y sus casi siete minutos los devuelven al terreno de las jam bands en el que tan bien se desenvuelven, mientras ‘Price to pay’ es una de esas canciones que apuntan a balada para acabar con un medio tiempo sensual y casi bailable que aumenta su ritmo conforme aumenta su minutaje. Aunque mi momento preferido del álbum es quizá el solo de armónica que abre la poderosa ‘Fallible’ y que podríamos calificar, simplemente, de canela fina. Como el disco.

Anterior entrega de Operación rescate: “No se pué aguantar”, de Peret.

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