Operación rescate: Elefantes

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«Un pop melódico que atrapa sin remisión y que parecía enredado en la traidicón hispana de amores entregados y pasiones desatadas pero desde una óptica contemporánea y netamente pop»

Elefantes
«Azul»
HISPAVOX/EMI, 2000

 

Texto: JUAN PUCHADES.

 

En su momento quedé colgadísimo de este disco. Pero mucho. Creo recordar que de tanto escucharlo (principalmente en viajes en coche), un día se me atragantó y acabé por aborrecerlo. Tanta fue la sobredosis que lo guardé y hasta hoy no he vuelto a sacarlo de la funda. Tranquilamente, entre un instante y otro han podido transcurrir diez años. Sin embargo, lo escucho de nuevo y… comprendo lo que me atrapó: fue ese sonido sorprendente que Elefantes desplegó en el que sería su primer trabajo para la multinacional EMI (llevaban un tiempo en funcionamiento, con un álbum anterior), elaborado y rebosante de influencias, pero con una mirada muy hispana colándose por todos los rincones. Todo ello embellecido por una producción lujosa dirigida por un Enrique Bunbury en estado de gracia (venía de firmar «Pequeño») que supo sacar esplendor y darle a la voz de Shuarma el protagonismo que requería para plasmar sus canciones de arrebatadas pulsiones emocionales. Una voz la de Shuarma, que fue uno de los elementos clave para definir la identidad del grupo barcelonés, con esa tesitura que a mí, por momentos, me recuerda a la de Pepe Robles en Módulos. Como la producción, salpicada de detalles orquestales, trae ecos de las clásicas del Sonido Torrelaguna: con capas plagadas de minuciosos detalles pero siempre bajo conceptos de naturalidad musical.

Pero, en cualquier caso, lo más importante es que Elefantes contaron en este disco con un repertorio sólido, armado por un pop melódico que atrapa sin remisión y que parecía enredado en la traidicón hispana de amores entregados y pasiones desatadas pero desde una óptica contemporánea y netamente pop. Desde el arranque con la intensa ‘Azul’, se evidencia que Elefantes busca la distancia corta, la emoción más intensa, despliegue de cuerdas incluido: las guitarras eléctricas son propias del beat de los sesenta, pero este es un grupo ambicioso en sus intenciones, no hay duda. Porque sí, «Azul» es un disco, esencialmente, ambicioso que deambula por las más diversas texturas. Así, Elefantes pueden mostrarse arrabaleros en ‘Se me escapa el tiempo’ («Le pido a dios que me ofrezca otra posibilidad / de salir glorioso de esta condena / de tener las manos y los pies atados a tu portal»), afrancesados en ‘Me he vuelto a equivocar’, abiertamente pop en ‘Me gustaría poder hacerte feliz’, ‘Desde aquí’, ‘Sí/no’ o ‘Cuéntame’, bailables en ‘Piedad’ (adentrándose en el soul), pero también pueden entretejer un manto de densidad en las preciosas ‘Si no te siento’ («Que ya no puedo más, / no puedo soportar, / si tú no estás aquí, si no te siento. / No puedo continuar, / ni un día ni otro más, / si tú no estás aquí, si no te siento») y ‘Cuando no tienes porqué mentir’ (con Bunbury y Jaime Urrutia en las segundas voces). Y para completar la colección, por supuesto, no hay que olvidar la grandiosa versión del ‘Se me va’ de Manuel Alejandro’, que aquí se transforma en dulce y sabroso bombón pop. Y ahí, en compositores como Alejandro, hay que buscar las raíces de los textos que firman Elefantes en este disco. No parece, por tanto, casual su inclusión.

A «Azul» le sobran minutos y canciones (hace una década, lo de llevar la capacidad de los cedés al límite era algo recurrente) pero es un disco atípico en sus intenciones. Una obra cuya calidad Elefantes no lograron igualar en entregas posteriores. Y luego, en solitario, Shuarma ha virado hacia otros derroteros. Así que «Azul» casi que ha terminado por ser una rareza.

 

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