Noa, caminando entre Bach y Quincy Jones

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«Cuando preguntas por Bach, cualquier músico te reconocerá su calidad, independientemente de la música que haga o que le guste»

 

La cantante israelí publica el 15 de marzo Letters to Bach, doce piezas de música instrumental escritas por Bach a las que ha puesto letra y voz. Un reto musical para el que se ha acompañado del célebre productor Quincy Jones, que ha trabajado con figuras históricas, como Frank Sinatra o Michael Jackson. Aprovechando su visita a Madrid, Carlos H. Vázquez charla con ella y con Gil Dor, responsable de los arreglos de guitarra del disco.

 

Texto: Carlos H. Vázquez.
Fotos: Ronen Akerman.

 

Noa escribe palabras y las canta en diferentes idiomas para hacer una canción. De orígenes yemeníes, nacida en Tel Aviv (Israel), criada en Brooklyn, Noa explica de dónde viene y –cuando publica un nuevo disco– adónde va.

Letters to Bach (Naïve Music, 2019) es el título del decimoquinto y nuevo disco de Noa tras Love medicine (Universal, 2014), producido esta vez por Quincy Jones y siempre con la buena mano de Gil Dor, guitarrista, instrumentista, arreglista y también productor de discos anteriores como Gene & jeans (More Management, 2008), Blue touches blue (Metheny Group, 2000)… La importancia de Gil Dor en Letters to Bach es crucial; sabe dónde poner una guitarra en el cuerpo sonoro de un clavicordio. Los temas sobre tecnología, feminismo, paz… discurren por canciones escritas para la música barroca de Bach a voz y guitarra (y a veces con cello), dándole la palabra. Esta noche cantan los ángeles en el balcón de casa.

 

¿Cuál es el idioma de la música?
Noa: La música es un idioma en sí que habla todo el mundo. Es lo bonito que tiene la música.

 

¿Y en qué idioma habla Dios?
Noa: (Risas) Para responderte a esta pregunta tendría que creer en Dios, y yo no creo en él. Creo en el poder de los seres humanos, en sus emociones y en su amor. Pero está claro que la música es amor y también son emociones.

 

Te hago esta pregunta por “Ave María”, corte que cierra Letters to Bach. Es una pieza de temática religiosa y Bach estaba influido por ello.
Noa: Discrepo de ambas afirmaciones. Bach hacía música para la Iglesia, pero eso no quiere decir que fuera música religiosa, no sabemos que fuera religiosa; era solo un trabajo para él. Todo el mundo sabe que cuando te contratan, tienes que hacer lo que te piden. La Iglesia siempre ha sido uno de los grandes benefactores de la música, mecenas como los Médici y otras muchas familias reales. El arte siempre necesita mecenas, incluso si se contribuye a una filarmónica; es una contribución a la música. Hay mil formas de ser mecenas y de fomentar la música. La forma moderna de financiar la música sería el crowdfunding, algo a lo que recurren mucho los artistas actualmente, pues las personas que están contribuyendo económicamente –con una aportación– a ese proyecto son pequeños Médicis. Charles Gunod, que fue quien escribió la música de “Ave María”, lo hizo con varias letras distintas, pero fue la Iglesia la que luego impulsó el “Ave María” religioso. Mi interpretación del “Ave María” desde luego no es religiosa, es un canto basado en el humanismo y en la búsqueda de la paz.
Gil Dor: De hecho, la letra original del “Ave María” estaba basada en el poema “Le livre de la vie”, de Alphonse de Lamartine.

 

¿Cómo es la conversación entre una pieza clásica y la música contemporánea, ya sea pop, rock…?
Noa: Hay una cita de Duke Ellington que me gusta mucho, que decía que había dos tipos de música: la buena y toda la demás [«There are simply two kinds of music, good music and the other kind»]. Cuando un artista te habla de música o la juzga, no se fija en el género, sino que busca otras cosas: la calidad, la belleza, la profundidad… Un músico de verdad te lo dirá cuando te hable sobre música; qué es lo que estás intentando decir o qué estás intentando cantar con esa música, el por qué. La música es algo más que algodón de azúcar. Cuando preguntas por Bach, cualquier músico te reconocerá su calidad, independientemente de la música que haga o que le guste. Y te dirá que es una música que impresiona a todo el mundo, sea del género que sea. Incluso mis hijos, cuando escuchan a Bach, se quedan impresionados. Intentamos darle una originalidad, que es lo importante de la música. La contribución que nosotros hemos hecho a esta música de Bach es la originalidad de las letras, el contenido, que es donde le hemos dado un toque scat (jazz), de los musicales de Broadway… Para nosotros, esa música es muy importante para conectarnos con el pasado y también con el futuro.

 

En ese sentido, encuentro que en algunas canciones como “The race” o “Vertigo”, la guitarra se convierte en un clavicordio.
Noa: Es cierto, la guitarra suena como un clavicordio. Cuando estábamos grabando, pensábamos en eso mismo, en los efectos, en el tono y demás.

 

¿Y cómo fue el trabajo de la guitarra en estos temas? “All the angels” también tiene ese efecto del que hablamos.
Gil Dor: Es un efecto nuevo que le da una reverberación y unos efectos que parecen también un coro. Parece que es un coro de verdad, pero en realidad es un efecto creado por la guitarra. La música que se compuso para la ópera de Bach se basó en las líneas de bajo original compuestas por él. Nosotros hemos creado ese sonido de coro que refleja la línea de la guitarra, pero de una forma mucho más patente cuando se convierte en un coro mediante unos efectos muy fuertes que se consiguen con los cambios que se pueden percibir en la guitarra, entre las partes más melódicas y el chelo, que es más íntimo.

 

De hecho, el disco se compone solo de guitarra, voz y a veces chelo.
Noa: Sí. También tenemos bajo en “No, baby” (lo toca Gil al unísono con la guitarra), pero no tenemos más instrumentos. El reto era crear un sonido grande con pocos instrumentos, solo con la interpretación y la ejecución perfecta y efectos interesantes. En esto, Quincy Jones me comentó muchas sugerencias. También fue esta una de las condiciones importantes de Quincy en este proyecto: darnos ideas y diferentes opciones de grabar para crear estos sonidos únicos.

 

¿Y por qué Quincy Jones como productor?
Noa: Él me escogió a mí (risas). Quincy es amigo nuestro desde hace muchos años, pero Letters to Bach es el primer proyecto que hacemos juntos. A él le gusta mucho Bach, igual que a todos los músicos de todo el mundo. Interpretar la música de Bach con palabras le pareció apasionante y fue él quien se ofreció a producir el disco. Es un gran honor.

 

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«La contribución que hemos hecho a esta música de Bach es la originalidad de las letras, el contenido, donde le hemos dado un toque scat (jazz), de los musicales de Broadway»

 

¿Cómo pudiste cantar “No, baby” de esa manera?
Noa: Esta forma de cantar es muy natural para mí, porque mi voz no está educada y no he recibido una formación sobre cómo cantar clásico, solo tuve una profesora maravillosa para la voz que me enseñó una serie de trucos para cantar: cómo respirar, cómo calentar la voz… Pero sobre todo me enseñó música. Es algo que sale de mí de forma natural, porque cantar lo es para mí. Si me preguntas cómo lo hago, sería como preguntarle a un pájaro como puede cantar.

 

Comparando Letters to Bach con el anterior álbum, Love medicine, noto que este último es más jazz, con mucha más instrumentación, pero ambos coinciden en la cadencia de las canciones; más o menos mantienen la misma tonalidad.
Noa: Me alegra que me hagas ese comentario, porque significa que comprendes realmente lo que hacemos. Toda nuestra música y grabaciones se mezclan con distintos géneros. Lo encuentras en prácticamente toda nuestra discografía, sobre todo en Love medicine, Genes & jeans, Blue touches blue, Letters to Bach… Hay unas líneas rojas a las que nos ceñimos, que son las letras, las melodías, las polifonías, el contrapunto y una armonía muy rica. No hacemos nunca canciones de un solo acorde, sino de varios. Todo esto se puede resumir diciendo que la música que hacemos es la música que nos gusta.
Gil Dor: Tenemos la suerte de contar con nuestro propio equipo de producción interno. Cuando tú por ejemplo te embarcas en un proyecto y coges a un productor, a lo mejor te dice que hay que hacer algo sinfónico, más rock and roll o electrónico… Pero nosotros no, porque somos nuestro propio equipo de producción y hacemos lo que queremos, ya sea sinfónico, un cuarteto de cuerda o algo a capela. Lo importante es que tenemos esa libertad, porque al ser nosotros mismos la producción podemos hacer jazz, hip hop, clásica, balada, música étnica o lo que nos dé la gana sin depender de nadie.

 

Al final de “Vertigo” suena una notificación de WhatsApp. Debo confesarte que la primera vez que lo escuché tuve que ponerme la canción otra vez porque pensaba que se os había colado en la grabación. ¡Cómo se le podía pasar algo así a Quincy Jones!
Noa: (Risas) La canción es como una conversación de WhatsApp. El proceso fue interesante: la idea era hacer una conversación en dos idiomas (inglés y hebreo), entonces la canción tiene dos partes: la primera, cuando canto en inglés y más tranquila, y la otra, que es más acelerada y en hebreo. Imita un poco las conversaciones que tenemos mi marido y yo. Los dos hablamos perfectamente inglés y hebreo y él es una persona muy romántica que me llama diez veces al día para decirme que me adora y yo, mientras me está hablando, le pregunto por los niños, las tareas… Y de ahí surge esa conversación de WhatsApp. Quincy no tuvo nada que ver, pero le encantó la idea. Cuando estábamos con el final de la canción, vimos que nunca se acababa, así que pensé en terminarla como si enviara un mensaje. Eso me dio pie a cerrar el círculo en la canción con el tono del mensaje como broma final.

 

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«El reto era crear un sonido grande con pocos instrumentos, solo con la interpretación y la ejecución perfecta y efectos interesantes»

 

Dentro de mi ignorancia, y siguiendo con el tono de WhatsApp, creí que estabas haciendo una especia de ópera, pues en los teatros es común que suene un teléfono.
Noa: (Risas) Es una idea interesante. En general, siempre es buena idea apagar los teléfonos móviles o dejarlos en silencio cuando vas a un espectáculo de cualquier tipo. Pero lo cierto es que hacer una ópera no era la idea, era cantar al estilo de Joan Baez u otros cantantes más clásicos. También es verdad que lo clásico tira para atrás a la gente joven, porque lo considera algo rimbombante y complejo, como la música de Bach. Entonces corríamos ese riesgo. Pero hemos procurado hacerlo cercano para que la gente sonría y sienta esta música. En algunos casos hay canciones feministas con unas letras muy sencillas. Hace poco, además, creamos una página web donde hemos publicado todas las letras del disco en varios idiomas: español, francés, italiano e incluso catalán.

 

Respecto a las letras en otros idiomas, Gene & jeans es un disco que se inspira en las canciones tradicionales yemeníes. Me pregunto en cuántos idiomas has podido cantar.
Noa: Gene & jeans es un álbum del que estoy muy orgullosa. Por una parte, también se trata de coger las raíces de mi familia y las historias de mi abuela y llevarlas desde el pasado, mi infancia y crianza en Nueva York, hacia el presente o el futuro. Me enorgullezco mucho de ese disco por haber dotado de historias e imágenes estas canciones. Contestando a tu pregunta: yo canto en inglés porque es mi lengua materna y el idioma en el que más cómoda me siento. También canto en hebreo y luego en aquellos idiomas de países que siento más cercanos a mí, como por ejemplo España, Italia y Francia. Y puedo hacerlo en chino, en japonés o en portugués. Me encantan los idiomas e intento hacer una canción en el lenguaje del país al que voy a actuar.

 

El pasado 11 de febrero actuaste en el concierto que celebraba los cien años de la sinagoga de Flushing, en Queens. Allí cantaste en inglés, hebreo y yemení. ¿Qué tal fue la experiencia?
Noa: Es curioso que menciones ese concierto, porque realmente no fue un concierto muy notorio. Siempre canto en estos tres idiomas (inglés, hebreo y yemení), porque son mis raíces y siempre hay alguna canción en yemení. Quincy Jones dice algo que me gusta mucho: «Tu música es tan buena o tanto o tan poco como tú mismo». Eso se refleja bastante en mi música. La gente que habla inglés podrá apreciar un poco mis conciertos y disfrutar y acceder más a una poesía, aunque se puede hacer sin entenderlo también. Piensa que, si no hablases español, no entenderías o disfrutarías igual una canción de Joaquín Sabina o de Joan Manuel Serrat. Hemos tocado en cincuenta y dos países hasta ahora y siempre intentamos ser lo más universales posible.

 

Varias organizaciones en apoyo del pueblo palestino como BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones) promovieron el boicot a Israel exigiendo la suspensión de alguno de tus conciertos. ¿Crees que no entienden tus canciones?
Noa: La situación es trágica. Yo creo que el boicot que nos hacen no ayuda nada al problema Palestino. Soy de los que creen en la solución de dos estados para Palestina, pero el método que está utilizando esta gente no está ayudando a la causa por Palestina, al contrario: ayudan a aquellos que son enemigos de la paz. El boicot, en realidad, creo que no tiene mucho sentido, porque incluso abarca a gente que, como yo, está a favor de una solución dialogada. Puedes criticar la política de Israel, pero es un país democrático y hay que distinguir entre lo que es un gobierno y lo que es el pueblo. En Israel hay gente activista que cree en la paz y trabaja activamente por ella y también hay un millón y medio de palestinos viviendo en Israel. No estoy hablando de los territorios ocupados, sino de territorio israelí. No tiene mucho sentido promocionar un boicot, porque en realidad están boicoteando también a ese millón y medio de árabes y a todos los activistas. El boicot lo único que hace es fomentar el aislamiento, que el Gobierno israelí sea más defensivo y que crezca la extrema derecha; si lo que quieren es que gobierne la extrema derecha en Israel, lo están consiguiendo. Desde luego yo he tenido mucha correspondencia con el Movimiento de Boicot a Israel, pero no hay manera de llegar a un acuerdo con ellos, porque tienen unas posiciones muy fijas y muy estrictas. Incluso hubo un caso en Italia de un palestino que era anti israelí. Estuve hablando con él y al final acabamos haciéndonos amigos. Le invité a mi concierto y vino con su bandera palestina al lado de otra bandera israelí. Yo creo que esa es la solución; tenemos que vivir juntos para no acabar en una tragedia mayor de la que hay ahora mismo. El diálogo y la comunicación son las únicas vías que nos pueden llevar a una solución pacífica.

 

Entonces, ¿cuál es el idioma de la paz?
Noa: El de la Humanidad. Si crees en el ser humano, en que estamos todos conectados, en que somos todos una gran familia humana… no hay otra vía. Hoy día vivimos en un mundo en el que todos estamos de acuerdo viviendo conectados. El calentamiento global nos afecta a todos, como la amenaza atómica, la tecnología, las redes sociales… Todo el mundo sabe que cualquier cosa que hagas aquí tiene repercusión en todas partes. Si queremos sobrevivir, no nos queda otra que actuar juntos.

 

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