No hay dos sin tres: la mejor versión de Sabina y Serrat

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«El compañerismo y el buen humor fueron tónica de cada concierto»

 

La gira de Sabina y Serrat pasó cuatro noches por el WiZink madrileño, aunque la última no pudieron terminar la actuación por el accidente de Sabina. Marta Sanz fue testigo de las actuaciones del 20 y 21 de enero, del 11 de febrero y de la accidentada y suspendida noche del 12 de febrero.

 

Texto y fotos: MARTA SANZ.

 

Si el 12 de febrero era la fiesta grande de No hay dos sin tres —fin de gira, cumpleaños de uno de los protagonistas, mi asiento en primera fila y la posibilidad de contar la noche para Efe Eme—, tomé cada uno de los conciertos previos como una maravillosa cuenta atrás. Un 3, 2, 1… del que no perdí detalle, en los que a cada paso presenciaba momentos inolvidables que estaba deseando plasmar con palabras. Pero el día llegó, y lo que no esperaba —ni quería— contar, sucedió. Un desafortunado accidente, un susto gigante. Ahora, con las aguas más calmadas y una esperanza cierta de pronta recuperación, creo que hay poco más que decir de aquel momento. Quizá remarcar la inmensa generosidad de Sabina, que demostró un respeto y cariño infinitos a los asistentes al salir a dar unas explicaciones innecesarias a los 12.000 testigos de su impactante caída del escenario. O la exquisita reacción del equipo y la organización como respuesta.

Pero si por derecho hay que apuntar estas cuestiones, con más razón es preciso recordar todo lo que aquel abrupto incidente cortó, y no quiero quedarme con las ganas. Porque Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat estaban a punto de sellar un espectáculo que debe ser recordado. La primera de las noches comenzó con problemas técnicos, y un leve enfado de Joaquín que alivió con risas y bromas Serrat. De ahí en adelante, el compañerismo y el buen humor fueron tónica de cada concierto. Tan real, y tan cercana, que nos hacían cómplices a los asistentes de la magia inhabitual que solo dos artistas como ellos son capaces de crear. La trama la marcaba un guion ingenioso y divertido, en el que los dos se permitían la licencia de equivocarse con gracia. En sus palabras escuchamos canalladas, pequeñas groserías y muchas reivindicaciones necesarias mientras se miraban a los ojos con cariño y admiración. Vimos a Sabina agradeciendo la presencia de Miguel Ríos, que el 11 de febrero entonaba y bailaba con entusiasmo cada canción escondido en las sombras del WiZink. Y a Serrat, regañando pocos minutos después a su compañero, por dar las gracias en primera persona del singular y no en nombre de los dos. Se retaban a carcajadas, se reían de ellos mismos y su risa era pura vida, propia y compartida.

«La banda dio rienda suelta al mejor rock cuando la fiesta lo requería, y pausaron al acústico cuando la palabra tenía que ser protagonista»

 

El repertorio incluía esos temas a los que siempre queremos volver, porque son el hogar que no perdemos a pesar del tiempo y las distancias. En él bailaron elegantes, Serrat fue más grande que nunca y Sabina el de siempre en su mejor versión. Escuchamos una inolvidable “Magdalena” en labios del catalán, y volvió la tierna historia del interno 16 a la voz del de Úbeda acompañado de la elegantísima Mara Barros. Un silencio solemne acogió la hermosa “Es caprichoso el azar” en un tierno dueto del autor con la caricia tonal de Sfia Mohamed. Versos de Machado y Miguel Hernández, paraules d’amor y fiestas. Se disfrazaron de piratas, se desnudaron de pose y fueron tanta verdad como oficio. La banda, compuesta por los infaltables compañeros de Serrat y Sabina, dio rienda suelta al mejor rock cuando la fiesta lo requería, y pausaron al acústico cuando la palabra tenía que ser protagonista. La camaradería y el talento hicieron el resto: Pancho Varona y Antonio García de Diego con su acento sabiniano, la energía desbordante de Josemi Sagaste, el buen hacer de Laura Gómez Palma, el toque preciso de David Palau, la pieza necesaria que traza Ricard Miralles, la presencia de Kitflus y el ritmo certero marcado por Pedro Barceló.

«Se disfrazaron de piratas, se desnudaron de pose y fueron tanta verdad como oficio»

Pero sobre todas las cosas, brillaba su felicidad, palpable en los rincones donde no había que centrarse por imposición del foco. En los pasos de baile de Serrat con el pie del micrófono, en la inmensa sonrisa de Sabina cuando su partenaire cantaba las canciones que llevan su firma. Se desbordaba en cada uno de los músicos que los abrigaban, testigos indispensables del calor de aquellas tablas. En la paz de un Sabina retirándose con calma, feliz, del escenario, disfrutando por fin de cada actuación. Y en sus miradas. Sé que insisto en este punto, pero si las noches se hubieran hecho en absoluto silencio, cada una de ellas habría dicho más de mil palabras.

Y, sin embargo, antes de tiempo tuvimos que toparnos con este punto al que, por suerte, esta vez sí le siguen dos puntos suspensivos. Por ellos nos reuniremos en el mismo lugar el próximo 22 de mayo. Cuídense, todos los que allí estaban, y que no falte una sola alma a ese bendito reencuentro.

 

Repertorio de la gira en Madrid:

“Esta noche contigo” (Sabina y Serrat)

“No hago otra cosa que pensar en ti” (Sabina y Serrat)

“Aves de paso” (Sabina y Serrat)

“Las malas compañías” (Serrat)

“Lo niego todo” (Sabina)

“Pero qué hermosas eran” (Sabina y Serrat)

“La Magdalena” (Serrat)

“Es caprichoso el azar” (Serrat y Sfia Mohamed)

“A la sombra de un león” (Sabina y Mara Barros)

“19 días y 500 noches” (Sabina)

“Tu nombre me sabe a yerba” (Serrat)

“Nanas de la cebolla” (Serrat)

“Peces de ciudad” (Sabina)

“Princesa” (Sabina)

“Cantares” (Sabina y Serrat)

“Lucía” (Serrat)

“Mediterráneo” (Serrat)

“La del pirata cojo” (Sabina y Serrat)

“Yo me bajo en Atocha” (Sabina)

“Señora” (Sabina y Serrat)

“Y sin embargo” (Sabina y Serrat)

“Hoy puede ser un gran día” (Sabina y Serrat)

“Noches de boda / Y nos dieron las diez” (Sabina y Serrat)

“Contigo” (Sabina y Serrat)

“Paraules d’e amor” (Sabina y Serrat)

“Pastillas para no soñar” (Sabina y Serrat)

“Aquellas pequeñas cosas” y “Fiesta” (Sabina y Serrat) – recitales del 20 y 21 de enero—

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