Nino Bravo: Voz y corazón, de Darío Ledesma de Castro

Autor:

LIBROS

«La obra definitiva en torno al inigualable artista de Aielo de Malferit»

 

Darío Ledesma de Castro
Nino Bravo: Voz y corazón
EDITORIAL MILENIO, 2022

 


Texto: CÉSAR CAMPOY.

 

Con Nino Bravo: Voz y corazón, se certifica uno de los actos de justicia más incomprensiblemente pendientes en la historia escrita de nuestra música moderna. Posiblemente nos encontremos ante la obra definitiva en torno al inigualable artista de Aielo de Malferit. Existían otras biografías, sí. Alguna de ellas, salpicada de inexactitudes, también. Y ninguna de ellas repasaba, de manera tan exhaustiva, el devenir personal y profesional de Luis Manuel Ferri Llopis, sin duda. El propio Darío Ledesma da en el clavo, al respecto, en su introducción: «Los libros publicados hasta el momento presentan un enfoque muy subjetivo, pues sus autores conocieron estrechamente al cantante y se limitaron a narrar sus vivencias en común, complementadas con algunas noticias de la época, pero sin un nivel de profundidad que permitiera realizar un seguimiento detallado de los hechos que conformaron la historia de Nino Bravo».

Ni más, ni menos. Así que, empeñado en revertir esta situación, Ledesma, tras dedicar media vida a investigar la vida y obra del valenciano, y promover, hace más de dos décadas, la primera página web dedicada a él, comenzó a recopilar recuerdos varios, testimonios, recortes, material discográfico…, hasta que un día descubrió que tenía entre sus manos mimbres suficientes para armar un dignísimo volumen que abarcara los 29 años de intensa existencia de Nino; los que transcurrieron desde el 3 de agosto de 1944 hasta aquel maldito 16 de abril de 1973.

El borrador de este excelso trabajo, que ahora edita Milenio en un tomo de más de quinientas páginas, llevaba años morando en un cajón, en busca de promoción. Sin duda, esa espera, pese a ser injusta, sirvió para que el autor siguiera acumulando información hasta conformar la tremenda criatura que el lector podrá acariciar con sus dedos. Un ejemplar repleto de información, la mayoría de ella, inédita o prácticamente desconocida, articulada cronológicamente y reparando, en ocasiones de manera (sanamente) enfermiza, en el detalle y la minuciosidad más absolutos.

Tras devorar este Nino Bravo: Voz y corazón, resulta complicado pensar que Darío ha dejado algún escondrijo en el cual rebuscar. El trabajo de hemeroteca es de una meticulosidad que asusta y, lo que es más importante, la variedad de testimonios entrevistados, crucial. Sí, estamos ante la obra de un fan acérrimo, y nos encontramos ante una biografía oficial, bendecida por la familia; y, sí, este hecho alberga sus pros y sus contras pero, en este caso, este condicionante suma. A Nino no se le conocen enemigos; no existe el temor de que el resultado se nos brinde edulcorado. Manolito, como le conocían sus allegados, fue un tipo sin dobleces, tremendamente familiar e, incluso, chistoso en el trato cercano, pero riguroso y asombrosamente exigente en lo profesional, que exprimió sus breves pero intensos y exitosos años de carrera, y no se entretuvo con superficiales vaguedades. Incluso llegó a idear una estructura, cuya puesta en marcha truncó su repentino fallecimiento, pensada para promocionar a artistas noveles valencianos y, en palabra suyas, evitar que, como le sucedió a él, tuvieran que verse avocados a buscar fortuna en Barcelona o Madrid.

Este episodio, evidentemente, también es desmenuzado en un volumen que se inicia abordando los antecedentes familiares de Luis Manuel, y que se cierra analizando el legado del cantante. Entre medias, era de esperar, un mundo: sus inicios en conjuntos como Los Hispánicos y Los Superson, la elección de su nombre artístico, la ceguera de algunas compañías discográficas que no vislumbraron futuro en aquella voz, aquella histórica presentación en el Teatro Principal de Valencia, su inmediata proyección internacional, el nacimiento de Brani (su agencia de contratación), su romance con Latinoamérica, las interminables horas de carretera, la gestación de una imagen de marca definida, sus influencias, su ilusión por convertirse en productor… y, evidentemente, su faceta más próxima y mundana.

Como es de rigor, el ejemplar incluye una detalladísima discografía, clasificada por países, confirmando la valía internacional de Nino; una trabajadísima y sorprendente línea temporal, así como abundante material gráfico, gran parte de él, virgen y repleto de simbolismo, como la nota (convertida en su último autógrafo) enviada a la esposa de su inseparable guitarrista, Pepe Juesas, junto a un ramo de flores, el 14 de abril de 1973, dos días antes de aquella aciaga jornada que nos robó al que estaba predestinado a convertirse en una de las voces más importantes de la historia de la música hispanoamericana. En el reverso de aquella tarjeta, de puño y letra de nuestro protagonista, podemos leer: «No seas mala y deja al “nene” venir a Madrid. Nino».

Anterior crítica de libros: Atlántico. El disco de la liberación de Xoel López, de Javier Becerra.

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