Nacho Vegas: Emociones en vivo

Autor:

Nacho Vegas
31 de enero de 2009
Joy Eslava, Madrid

 

Texto: JUANJO ORDÁS.

 

 

Agrada comprobar que el poder de convocatoria de Nacho Vegas ha aumentado en relación a anteriores tours, pero no debería perderse de vista los años que el asturiano ha empleado en trabajar el mercado, en ganarse un público fiel y en rematar obras cada vez más sólidas.

Así pues, con el glorioso El manifiesto desastre bajo el brazo, el músico se presentó frente a sus seguidores comandando una banda sobria y soberbia en la primera de las tres paradas madrileñas de la gira. Vegas sobre el escenario emana carisma, su hieratismo escénico se conjuga a la perfección con su elegante porte llegando a imponer respeto entre un respetable absorto en un repertorio que no debería haber dejado insatisfecho a nadie: Hubo temas populares, joyas perdidas en singles y una buena ración de su último trabajo.

Un fenómeno curioso que un servidor lleva observando desde hace tiempo es el relativo al público que se aglutina en los conciertos que acontecen en las salas de nuestro país. Y es que cada vez es más notoria la ruidosa minoría que, por razones incomprensibles, decide deleitar a artista y auténtico público con faltas de respeto inherentes a lo que entiendo un bajo cociente intelectual. Desde un imbécil que se dedica a silbar las canciones hasta aquellos cuya molesta peregrinación a la barra le hace a uno comprender las inquisitorias medidas de Van Morrison a la hora de prohibir la venta de alcohol en sus conciertos. Todo ello por no hablar de las tertulias que se alzan cada vez que el músico de turno no interpreta uno de sus temas más conocidos, como si el ruidoso no-público (permitidme que me agencie la autoría del termino) sólo estuviera interesado en oír (que no escuchar) las tonadillas más conocidas despreciando el fondo de catálogo del autor. Lo peor es que da igual del artista que hablemos, el no-público ruge con fiereza, falta de interés e inteligencia (¿compensa pagar una entrada para ni molestarse en entender el concepto que el músico muestra?).

Dicho esto, hay que reconocer que gran parte del respetable obró en consonancia respecto a lo que acontecía en escena, que no era más que la emocionante puesta en escena de un cancionero sin parangón, la expresión de un músico único que desde el inicio tuvo al público extasiado. Fue iniciar el espectáculo con «La plaza de la soledad» y dar rienda suelta a una ejecución perfecta, que se mantuvo viva durante la completa duración y de la que resulta difícil destacar momentos álgidos pues mantuvo un muy alto nivel de apertura a clausura. «El tercer día» fue estremecedora, exactamente igual que la nueva y agitada versión de «El ángel Simón», sacada del mismo averno que a veces habita Nick Cave. Para completistas estuvo la fascinante redención de «The stranger song», de Cohen, con el asturiano a solas con su acústica, mientras que la ya clásica «Nuevos planes idénticas estrategias» disfrutó de su complicidad con la banda, así como de los fabulosos coros del teclista Abraham Bobba (quien también ejerció de telonero presentando algunos temas de su próximo disco, ¡atentos, promete mucho!).

Nadie pudo salir decepcionado de la sala Joy Eslava: Hubo pulso, entrega, cierto misticismo y concentración. Vegas ya es una figura fundamental en la música española moderna, un nombre que ya no es que haya que tener en cuenta, sino que es ineludible, un creador que cada día escala más metros en la torre de la canción y que cada vez escucha más cerca a Hank Williams.

 

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