Motel: Rock de la mejor escuela

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Motel Rock de la mejor escuelaVienen de Castellón con fuerza, energía y un gran disco de la mejor escuela del rock en español bajo el brazo, el excelente Animales de compañía. Se mueven entre el pop y el rock, con la sensibilidad del primero y la potencia del segundo. Nando López, principal compositor y miembro más antiguo del grupo, responde a nuestras preguntas lleno de convicción.

Texto: JUANJO ORDÁS.


Animales de compañía es vuestro primer lanzamiento con una distribución fuerte. Sin embargo lleváis bastante tiempo funcionando como banda, ¿cómo os habéis gestionado hasta ahora?
Haciendo un poco de todo: simultaneando tanto actuaciones, propiamente como Motel, con otras en formato acústico, vendiendo los CDs en los conciertos, o tocando con formaciones paralelas en donde recreábamos clásicos de los 60 y los 70… que curiosamente han sido las que mayores beneficios económicos nos reportaban.

Para quien no os conozca, ¿a qué sonáis? En EFE EME nos ha gustado mucho vuestro concepto de pop sin adulterar.
Cualquiera que venga a vernos en directo probablemente te dirá que somos más bien una banda de rock, lo que pasa es que en esta grabación hemos puesto un mayor énfasis en cuidar aspectos como las melodías, armonías vocales y arreglos. Nos gusta diferenciar entre el estudio y el directo, ya que cada cosa requiere su tratamiento específico, pero siempre sin perder una cierta coherencia. Por lo que respecta a qué sonamos, no creo que seamos nosotros los más objetivos para ponernos títulos o etiquetas, nuestras influencias musicales son bastante “clasiconas”: Beatles, Rollings, Bowie, Neil Young, Zeppelin…

Vuestra música tiene una sensibilidad pop, pero muy madura. ¿Puede ser el pop maduro?
La verdad es que no tengo muy claro que es eso del “pop maduro”. Lo que sí creo es que el pop no debe de ser algo superfluo, banal o ñoño;  más bien todo lo contrario, ya que éstos son algunos de los prejuicios y tópicos erróneos que arrastra este género. Todos conocemos  buenísimos temas pop-rock escritos por gente muy joven (y a la vez bastante madura), del mismo modo que, auténticas chorradas, escritas por músicos de edad más avanzada intentando parecer adolescentes.

Es inevitable pensar que muchas de las canciones que integran Animales de compañía podrían encajar en las radios más comerciales. ¿Cómo se conjuga ese componente radiable con la autenticidad y sinceridad que desprenden los temas?

El problema no es cómo conjugarlo nosotros, sino la programación de las radios comerciales, que en su 90% es una autentica basura. Pero, bueno, volviendo al tema, cuando uno hace una canción intenta que llegue a la gente, que transmita o que provoque algún sentimiento en el que la escucha, y eso creo que sólo se consigue siendo honesto con uno mismo e intentando tocar la fibra. No nos importaría que pusieran nuestros temas en las radiofórmulas, y si con eso muchos chavales tuvieran su primer contacto con la música pop-rock y sintieran curiosidad por escuchar otras cosas alejadas de los circuitos comerciales, mejor que mejor; nos ha pasado a todos. Aunque dentro de la parroquia pop-rock también existe mucho esnobismo en seguir a determinados grupos –que sólo uno conoce– y cuando los empieza a descubrir más gente, pues ya no molan, porque se han hecho comerciales.

El disco se ha grabado en un periodo de tiempo largo, ¿a qué se ha debido el que la grabación se haya alargado tanto?
Si realmente contáramos los días totales de grabación no nos saldrían ni quince. Simplemente se debió a que registramos y mezclamos los temas en distintas fases. Cuando teníamos cuatro o cinco nuevos temas –que creíamos merecía la pena grabar–, íbamos al estudio buscando ese puntito fresco y directo que tiene los singles y EPs, hasta que finalmente lo juntamos todo. Aunque por pedir, hubiéramos preferido poder disponer de un año entero de grabación en un estudio para poder hacer nuestro Sargento Pimienta.

¿Cómo habéis conseguido la unidad sonora del disco?
Más que una unidad sonora hay una unidad conceptual en cuanto a temática, acerca de lo difícil de las relaciones entre los seres humanos. En cuanto a lo del sonido, el principal artífice de todo esto ha sido Alberto Sales, que es quien lo ha grabado y producido en Estudios Roquetes, de Castellón; aunque sin desmerecer, también es fruto de que poco a poco hemos ido creando, modestamente, un sonido característico como banda.

En vuestras letras se mezcla vitalidad y cierta melancolía. ¿Es algo pretendido?
No lo había pensado antes, pero considero que es una afirmación bastante acertada. Normalmente uno compone cuando está de bajón, o lo que es lo mismo, melancólico, puesto que es cuando te paras a reflexionar por las cosas y preguntarte qué es lo que ha fallado. Sin embargo, tampoco me gusta el rollo ese atormentado, catastrófico y depresivo que llevan muchos artistas; cosa que por otro lado resulta poco creíble y a la vez ridícula. Cuando ves palmar a gente a tu alrededor, o ves de refilón el túnel, te das cuenta de que la vida puede ser dura e injusta, pero muy corta, y hay que vivirla a tope y tirar siempre «pa’lante».

Pese a no haber llegado a primera división os mantenéis unidos, ¿cómo lo hacéis? Podría haber sido fácil que al no conseguir el éxito masivo os hubierais desintegrado, pero ahí seguís.
De la primera formación sólo quedo yo, aunque los que estamos ahora ya llevamos un tiempo considerable juntos. Ha habido épocas muy fructíferas y divertidas, y otras, en que por diferentes problemas, hemos estado más inactivos y hasta incluso planteándonos el tirar la toalla, ya que no encajábamos con nada de lo que se hacía. La razón de por qué seguimos, no sé, más bien creo que es porque todos nos dedicamos a cuestiones relacionadas con la música y en cierta manera, lo de tocar, forma parte ya de nuestro modo de vida.

¿Cuáles son las aspiraciones de Motel?
Por mucho que lo niegue, cualquier músico que se precie te dirá que vivir de su música. Pero siendo realistas, por ahora, lo que nos gustaría es crecer poco a poco como banda en cuanto a mejores condiciones para grabar, llegar a más gente y sobre todo, tocar lo máximo posible por toda la geografía.

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