“Mordiscos” (2006), de Barricada

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ACÚSTICOS

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“Si hasta ese momento Barricada había sido una banda encasillada en el punk rock, la distorsión y los decibelios, con la grabación de ‘Mordiscos’ abrieron un nuevo camino”

 

La misma semana en la que conocemos la pérdida de voz de Boni, exguitarrista de Barricada, rescatamos este acústico de una de las bandas más importantes del rock español. Un reconocimiento a la buena labor del grupo que ha escrito Javier Escorzo.

 

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Barricada
“Mordiscos”, dentro del disco “Latidos y mordiscos”
DRO, 2006

 

Texto: JAVIER ESCORZO.

 

Como diría aquel viejo anuncio de cerveza, Barricada posiblemente sea el mejor grupo de rock, de ese tipo de rock, de la historia de la música nacional. Es cierto que existen otras bandas con carreras igualmente emblemáticas como Leño, Extremoduro, Los Suaves o sus discípulos aventajados de Marea, por citar algunos, pero si hacemos un compendio de número de discos publicados, repercusión popular, actividad en directo, legado e influencia en otros combos, pocos llegan a la altura de los navarros. A lo largo de su dilatada andadura registraron tres discos en directo y, pasados los años, podemos resumir en ellos las líneas generales de su trayectoria.

El primero, “Doble directo” (Mercury Records, 1990), representa el ascenso de un repertorio que ya era tremendamente conocido, incluso fuera del público tradicional del rock. Este álbum presagiaba la vorágine que se iba a desatar con sus dos discos siguientes (“Por instinto”, Mercury Records, 1991, y “Balas blancas”, Mercury Records, 1992), sonando en las radiofórmulas (algo inaudito para una banda de este tipo) y actuando en campos de fútbol, grandes pabellones y plazas de toros. Su segundo disco en directo, “Salud y rocanrol” (Mercury Records, 1997), pertenece a la que podríamos llamar su “época oscura”. Tras los baños de masas, el grupo decidió buscar nuevos caminos e investigar en discos como “La araña” (Mercury Records, 1994) o “Insolencia” (Mercury Records, 1996). En una palabra, evolucionó, algo que artísticamente les honra, pero que, evidentemente, les hizo perder el beneplácito de buena parte de sus seguidores.

 

 

El tercer y último disco en directo, “Latidos y mordiscos” (DRO, 2006), representa a la perfección la segunda juventud que vivió Barricada en el nuevo milenio. Discos como “Bésame” (DRO, 2002) y “Hombre mate hombre” (DRO, 2004) les hicieron recuperar el pellizco y la capacidad de conectar con su público, del que se habían ido distanciando en trabajos anteriores. El repunte era evidente, se volvía a hablar de ellos y crecía la demanda para verles en directo. En este resurgimiento, posiblemente, tuviera mucho que ver el cambio de batería. En 2002, Fernando Coronado salía de la formación después de dieciocho años y era sustituido por Ibón Sagarna (“Ibi”), que se convertía en el miembro más joven del grupo y revitalizó al trío clásico (El Drogas, Boni y Alfredo Piedrefita). Era evidente que las cosas volvían a funcionar en el seno de la banda y propusieron a la compañía la posibilidad de publicar un deuvedé en directo. En DRO se mostraron encantados con la idea y sugirieron acompañarlo con un cedé con el audio del concierto. Para seguir rizando el rizo, posteriormente decidieron grabar también un acústico. Este último trabajo, que en teoría iba a ser un mero regalo añadido, terminó siendo el que más satisfechos les dejó.

 

 

El 16 de diciembre de 2005 se registró el disco eléctrico “Latidos” en el pabellón Anaitasuna de Pamplona. Antes se ha dicho que el grupo estaba experimentando una resurrección, y para ilustrarlo, baste decir que en su última visita a este escenario, pocos años atrás, solo habían conseguido congregar a quinientas personas, mientras que, para la grabación de este disco, las seis mil entradas se agotaron con mucha antelación. El 24 de febrero de 2006 se celebró el segundo concierto, el acústico que nos ocupa, en el Teatro Gayarre de Pamplona. El propio grupo reconoció que sentía curiosidad por ver cómo se comportaría su público en un recinto de este tipo (la dirección del teatro no hablaba de curiosidad, sino de temor, directamente). Sin embargo, cuando se levantó el telón y sonaron los primeros acordes de ‘Tu nombre’, todo salió a pedir de boca.

 

 

Llevaban más de medio año preparando este concierto. Comenzó Alfredo en su casa, tocando la guitarra acústica sobre sus viejas canciones, buscando las que mejor podían funcionar en este formato. Después, los cuatro metieron muchas horas en la bajera buscando los arreglos adecuados. Cuando ya tenían la base bien armada, entraron en juego Las Zíngaras, trío vocal femenino que acabó siendo parte fundamental del proyecto, pues con sus armonías llevaron las canciones a otros territorios; así, ’Juegos ocultos’, ‘En la esquina del zorro’ o ‘Voy muriendo’ sonaban cercanas al soul. Posteriormente, la banda añadió arreglos de teclados, saxo y armónica para terminar de dar brillo al repertorio (‘Mañana será igual’, ‘Deja que esto no acabe nunca, cantada aquí por El Drogas y no por Alfredo, ‘Problemas’ o ‘Correr a ciegas’). Incluso los clásicos más sagrados de su repertorio, como ‘No hay tregua’ o ‘En blanco y negro’, encontraban aquí nuevas y seductoras pieles con las que cubrir sus hermosos cuerpos. Por último, y aunque se trataba de un disco acústico, en algunas canciones sacaron a pasear sus inseparables guitarras eléctricas, aunque fundidas, esos sí, con las voces de Las Zíngaras, el saxo de El Pirata y la armónica de Akerra. Es el caso de cortes como ‘Las paredes del pozo’, ‘Pasión por el ruido’, ’Insolencia’ o ‘Bajo control’.

 

 

Si hasta ese momento Barricada había sido una banda perfectamente encasillada en el punk rock, la distorsión y los decibelios, con la grabación de ‘Mordiscos’ sus miembros abrieron un nuevo camino por el que transitar. En 2012, ya con El Drogas fuera del grupo, Alfredo, Boni e Ibi publicaron “Quedan caminos por recorrer” (Warner), disco en directo que, de alguna manera, recogía el espíritu de esta grabación del Gayarre. Y lo mismo puede decirse de la Rythm’n’Blues Band de El Drogas, el excelso proyecto con el que está girando en la actualidad por teatros, auditorios y casas de cultura, con el que sigue desarrollando y perfeccionando los conceptos estrenados en “Mordiscos” (hace poco actuó con ese formato, que incluye coristas, saxo, trompeta, teclados, flauta travesera… en el mismo recinto, el Teatro Gayarre, llenándolo dos noches consecutivas). Y es que, como se ha explicado, lo que inicialmente iba a ser poco más que una anécdota, finalmente terminó siendo uno de sus mayores logros.

 

 

Anterior entrega de Acústicos: “Unplugged” (1992), de Eric Clapton.

 

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