“Mismo sitio, distinto lugar”, de Vetusta Morla

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DISCOS

“El aburrimiento es imposible, el shock inevitable, hay mucho que digerir en un disco de esos que te acompañan para toda la vida”

 

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Vetusta Morla
“Mismo sitio, distinto lugar”
PEQUEÑO SALTO MORTAL / SONY 2017

 

Texto: JUANJO ORDÁS.

 

No estaba cegado por Vetusta Morla, siempre me han parecido un gran grupo, pero nunca he sabido qué esperar de ellos. “Un día en el mundo” (2008) me fascinó, “Mapas” (2011) parcialmente me decepcionó y “La deriva” (2015) me pareció sensacional. Así que no tenía claro qué esperar de “Mismo sitio, distinto lugar”. ¿Iban a seguir escalando posiciones en mi podio personal o iban a bajar algún peldaño? ¿Iban a bajarse del podio en definitiva, o quizá no? Las respuestas llegaron rápidamente con una primera escucha. Resulta que “Mismo sitio, distinto lugar” está a la altura de “La deriva”, quizá mejor. Se trata de un disco creado en el estudio, sin pensar en cómo reproducirlo en directo, y eso se nota en la magia. Una cosa es el álbum y luego lo que hagas con él en el escenario. El disco debe ser una obra impresionista (algo que gurús como George Martin siempre entendieron), lo que luego pase con el público enfrente es otra historia. En ese aspecto, Vetusta Morla han acertado en pleno. Que se hayan ido a grabar a Hansa no deja de ser un detalle que nos flipa a los fans de Bowie y que seguramente tenga su influencia, pero el concepto del disco, lo maravilloso de “Mismo sitio, distinto lugar”, está por encima de esos datos.

Diez canciones con las que el grupo entra a matar, diez canciones que son mundos, de esas que sabes cómo empiezan pero no tienes idea de dónde pueden terminar. Un disco de duración adecuada para volver a repetir después de finalizar la escucha. De lo más hermoso de “Mismo sitio, distinto lugar” es que Vetusta Morla siguen trabajando el drama en sus canciones pero han potenciado aun más su positividad, estos tipos conocen las vicisitudes de la vida cotidiana pero no se paran ni un momento a lloriquear, son sensibles pero fuertes y esperanzados. Por ejemplo, ‘23 de junio’ comienza queriéndose comer tus tripas, pero se revela como un animal melancólico y dulce, ‘Deséame suerte’, pese a su título, es una canción con cojones que teme al azar, ‘Palmeras en La Mancha’ es amenazante y protectora. Notables aristas contenidas en treinta y ocho minutos. El aburrimiento es imposible, el shock inevitable, hay mucho que digerir en un disco de esos que te acompañan para toda la vida. Estará muy bien ver cómo, ahora sí, todas estas canciones se hacen hueco en directo junto a clásicos como ‘Valiente’, ‘Fuego’ y ‘Lo que te hace grande’. Lo tienen fácil, van a encajar perfectamente y Vetusta Morla tendrá, una vez más, uno de los repertorios más certeros del rock español. Porque vamos a dejarnos de historias indies: estos tipos son rock, más rock que los que se dicen rock. Tienen mensajes contundentes. Rock and roll, pues.

Anterior crítica de discos: “Cowboys”, de Gatoperro.

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