Mercedes Ferrer: Desde la otra orilla

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«Está bien poder ser cada vez más libre en los conciertos. Tengo repertorio de sobra para poder tocar tres horas, o más, y no dejar de sorprender a la audiencia y a mí misma, y a mis músicos. Eso me llena de orgullo y alegría»


Mercedes Ferrer, uno de los nombres esenciales del rock español, tras pasar un tiempo en México (y con disco nuevo editado allí), se ha reencontrado con los escenarios españoles. Eduardo Tébar charló con ella en su parada granadina.


Texto y foto: EDUARDO TÉBAR.


Por ahora solo existe la edición mexicana de “Travesía”, delicioso cancionero grabado por Mercedes Ferrer en su exilio por tierras aztecas. Alivio: el disco se puede adquirir en iTunes y está disponible en Spotify. Trabajadora en la sombra desde mediados de los 80, la madrileña se ha pasado dos años y medio viviendo experiencias al otro lado del charco. ¿Resultado? Su trabajo más vario en estilos. Rock, jazz, canción francesa, bolero. La mochila de Mercedes Ferrer pesa más. “Si no disfrutas viajando, olvídate de este oficio”, afirma la mujer intrépida que, en la adolescencia, conoció a Yoko en el Dakota Building de Nueva York. “Guardo un recuerdo sublime de aquel día”.

¿Y cómo surge la idea de un disco “made in México”?
Parecía que estaba cantado el destino de “Travesía”. Intenté empezar a grabarlo en España y no había manera. En cambio, fue poner el pie en DF y encontrar la disquera y la producción. La vida de las canciones es curiosa y sorprendente.

¿Qué te sedujo del país de Chavela y José Alfredo?
Supongo que todo. El sentido musical que hay en las calles y en la gente. A mí me ha fortalecido en mis convicciones, en mi forma de entender la música y la vida.

¿Y la vida allí?
Pues me he dedicado a trabajar, a escribir, a tocar en directo, a estudiar música y a componer un nuevo disco, que espero terminar este verano y empezar a grabar en otoño. Así que muy bien. Ya tengo ganas de volver a México. Es un país que me apasiona a muchísimos niveles y que me ha enseñado mucho.

“Travesía” es un álbum muy heterogéneo. Incluso adulto, con perdón…
Creo que “Travesía” es un disco distinto a lo que he hecho antes. Es un poco una rareza en mi discografía. Se sale de lo habitual. Es otra vertiente que me tocaba investigar. Tiene jazz, blues, chanson francesa, bolero ranchero, canción italiana… Hay canciones de este disco que me acompañarán siempre, como ‘Solo un beso’, ‘Arte de magia’ o ‘Juegos de otros’. Se nota ya que son fieles compañeras de viaje.

También es el que mejor suena, el más sofisticado en los arreglos.
Sí, efectivamente, “Travesía” es un disco con reminiscencias retro y, además, es un ejercicio de estilo. He trabajado la forma más que el fondo. El fondo está envuelto en sonidos que te transportan. El uso del violín, del acordeón, del saxo tenor, del contrabajo e incluso del requinto y del guitarrón supongo que transportan lo suyo. Tal vez Edgar [Oceransky] y yo lo podríamos haber llevado más lejos, pero decidimos que no dejase de ser un disco pop.

Sin embargo, tus directos siguen basculando hacia una base muy rock and roll. ¿Es el camino al que conduce enchufarse a la guitarra eléctrica?
Es el formato que más me gusta ahora mismo. Enchufarme a la eléctrica y tocar las canciones tal y como nacieron. Mostrar las canciones nuevas y las antiguas sin jerarquizarlas, y más cuando estoy acompañada de un instrumentista tan completo y creativo como Enrico Bárbaro. Está bien poder ser cada vez más libre en los conciertos. Tengo repertorio de sobra para poder tocar tres horas, o más, y no dejar de sorprender a la audiencia y a mí misma, y a mis músicos. Eso me llena de orgullo y alegría.

Eres hija de la generación punk, de los Clash y del Bowie de “Heroes”. ¿Mantienes el calambre?
Esa impronta nunca se pierde. Los Clash fueron iconos generacionales y lo seguirán siendo siempre. Y David Bowie, un gran genio visionario. Hay cosas que, por mucho que te empeñes, nunca cambian.

Pero tus referencias se bifurcan. Ahora adaptas a Ornella Vanoni. ¿Otro guiño adolescente?
‘Estúpidos’ es un temazo. Además de ser un recuerdo adolescente, es un detalle rompedor en «Travesía», algo que no te esperas que ocurra en el disco. Creo que es la primera vez que incluyo un cover en un disco firmado por mí. Tal vez ya me tocaba. Luego, estas son las típicas ideas que a otros artistas les hacen gracia y hasta las copian.

Recuerdo que hace diez años ya abominabas de la industria. Me puedo imaginar tu postura ahora, pero… Cuéntamela.
Soy mucho más indulgente y más condescendiente con la industria y los mercados de la música de lo que parece. Por lo general, aprecio mucho a todo aquel que trabaja en el medio. Ahora me parece que se han abierto nuevos caminos para el negocio de la música y que internet está favoreciendo muchísimo a un tipo de artista más independiente y más libre, como yo. Lo que más me gusta de este momento es que la gente más joven tiene la oportunidad de acercarse más a la música, de una manera más natural, sin prejuicios.

Tú punto de partida fue aquel Villa de Madrid de 1985 con el grupo La Llave. ¿Qué aconsejarías a quien quiera labrarse una carrera en estos momentos?
Construirse un buen repertorio lleno de buenas canciones, porque son las que te van a acompañar como músico toda tu vida. Creo que es la base de todo artista: sus canciones.

En tu caso, veinticinco años jugando al escondite con el éxito.
Para mí, el éxito es despertarme por la mañana cualquier día de mi vida y componer una buena canción. Es mi trabajo y a eso me dedico. Como bien dices, desde hace veintitantos años. Me gusta lo que hago, así que supongo que lo llevo bien.

Y eso que te han puesto varias veces en el gran escaparate. Con los Cure, con Nacho Cano, con Bunbury. ¿Te fastidian esas asociaciones frecuentes?
Es inevitable que se te asocie con tu trabajo y, por ende, con las personas con las que has trabajado. Así que no me molesta en absoluto. Al contrario, me siento orgullosa de todo lo que he hecho porque ha estado muy bien hecho y encima ha gustado mucho. ¿Qué más puedo pedir?

Al menos, estás en Spotify. ¿Qué te parecen los nuevos hábitos de consumo musical?
Spotify me gusta porque soy adicta a la música. Me parece una plataforma bastante completa para adquirir música y discografías completas. A mí, particularmente, es lo que me interesa. Todavía creo que está en evolución, pero le queda poco para ser una plataforma muy completa.

Desde aquí puedes acceder al blog de Mercedes Ferrer.

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