Maronda: Arte inasible, pero arte mayor

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«La mayoría de la escena indie es de clase media alta, con pocas implicaciones familiares en el tema político»

 

El dúo Maronda publica un extraordinario segundo disco, «La orfebrería según los místicos», en el que siguen las influencias de los años sesenta pero sumando más energía. Carlos Pérez de Ziriza entrevista a Pablo Maronda.

 

 

Texto: CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA.

 

 

«La orfebrería según los místicos» es el nuevo trabajo del tándem formado por Pablo Maronda y Marc Greenwood (bajista de La Habitación Roja) bajo el apellido del primero. Un extraordinario álbum que retoma las constantes vitales de su debut, pero lo hace incorporando unas bienvenidas dosis de vigor instrumental y concisión en su mensaje. Tan atinados como de costumbre (no hay más que escuchar “Volverás”, ese radiante single de adelanto que remite a las mejores luminarias del pop hispano de los sesenta) pero más directos que nunca. Al habla el propio Pablo Maronda, quien aparte de ser un brillante creador de canciones, es siempre un inagotable conversador.

Ha pasado relativamente poco tiempo desde vuestro primer disco, «El fin del mundo en mapas» (Absolute Beginners, 2011), que apareció hace menos de dos años ¿Cómo os las apañáis, teniendo en cuenta el pluriempleo de Marc, con unos La Habitación Roja que no paran de girar?
En el momento de hacer la criba para el anterior, ya había alguna canción de 2010, que son las que luego recuperamos. En verano de ese año, 2011, ya grabamos una serie de temas para este disco, y a principios de 2012 volvimos a grabar otra vez. Se lo planteamos a Absolute Beginners, pero teníamos planteamientos diferentes, al margen de que ellos estaban muy implicados en otros proyectos, así que preferimos autoeditarlo. Da gusto trabajar con una compañía de discos, pero también hay que vivir pegado a la realidad. Al menos ahora disponemos de mucho tiempo para promoción, aunque no podamos pagar a un profesional para que se encargue de ello.

¿Habéis tanteado discográficas?
Sí, pero el panorama está bastante complicado, porque muchas de ellas están dejando de editar en formato físico, y otras están simplemente apostando por grupos que ya tienen. Entre la crisis y la subida del 21% de IVA, que es absolutamente desmesurado y nos coloca a la cola de Europa en esta clase de cuestiones, está claro que no es el mejor momento.

¿Por qué “La orfebrería de los místicos”?
Por darle un poco de misterio y porque es el oficio de hacer canciones. Una artesanía que tiene que ver con vibraciones en el aire. Nada tangible, como pueda ser hacer mesas o zapatos. Por eso lo calificamos como la orfebrería de los místicos.

Sigue habiendo una inclinación clara por las armonías y melodías de los años sesenta. Aunque el disco suene más enérgico, más directo.
Es continuista en cierta manera, pero sí que es verdad que hemos pulido un poco nuestra manera de trabajar. Creo que las canciones son más breves, más concisas. Y más enérgico porque el batería que hemos reclutado, Alfonso Luna [Tachenko] es una máquina de ritmo acojonante. Le imprime una energía brutal. También tenemos las ideas más claras antes de entrar en el estudio. Y Marc [Greenwood] tiene el culo pelado de producir, después de haberlo hecho también con Sr. Chinarro [se refiere a «Menos samba»] y con La Habitación Roja, su grupo.

Menos sintetizadores y más guitarras.
Sí, pero no es un camino a seguir, porque Marc está mirando otras cosas de cara al próximo disco. Incluso con samples. De hecho, estamos barajando trabajar con baterías sampleadas y con loops, y probar nuevas cosas. No queremos quedarnos ahí.

La influencia de los sesenta, de todos modos sigue ahí…
A mí es que los sesenta me gustan muchísimo. Soy muy de psicodelia y de beat. También de los discos del sello Elektra de la época. La mayoría de mis bandas favoritas son de ese periodo. Tengo una obsesión parecida a la que tiene Jack White con el garaje. Me gustan mucho Los Pasos…

Los Brincos, Los Ángeles…
Sí, sí, como verás, el primer tema, ‘Volverás’, es un homenaje a Los Ángeles, total.

En un tema como ‘La recriminación’ (cuya voz femenina, por cierto, desconocemos), hay un bajo que remite a Family (los de Donosti, claro, no la banda británica de rock progresivo), algo que ya ocurría en alguna pieza del disco anterior.
Canta Sandra Belda, quien estuvo en California Snow Story y Super Eté. Es amiga, y como me hacía falta una voz, y la suya no es muy trillada, le da un toque distinto. La canción es una copia, por cierto, de una de Serge Gainsbourg, ‘Je suis venu te dire que je m’en vais’. Creo que el bajo se parece más a eso.

Al hilo de la contundencia que aporta Alfonso Luna a las baquetas, hay temas como ‘El pájaro cuco y la muerte’, que tienen un inicio muy al estilo de ‘Segundo premio’, de Los Planetas, otra de las referencias con las que se os asocia con frecuencia. Creo que no es la única asociación “planetaria”, porque frases tan macabras como “puedes matarnos con el coche” (de ‘Viaje al final de la noche’), insertadas al servicio de melodías dulces, también recrean un poco ese contraste algo tétrico de algunos de sus temas. ¿Me equivoco?
Ya lo cantaban los Smiths: «And if a double-decker bus crashes into us, to die by your side is such a heavenly way to die». A mí me gusta mucho el humor negro y el horror, algo que suele estar presente en grupos como Los Planetas, Surfin’ Bichos, Punsetes, y un largo etéctera que han mamado de la tradición lírica de la Nueva Ola británica y esa temática mórbida de Siouxsie And The Banshees, Monochrome Set, The Cure o los ya citados Smiths. Por otro lado, y buscando conscientemente la incorrección, me parece más valiente hacer una canción que habla de conducir borracho, que de meterse heroína. Los Planetas en concreto son un referente monolítico para nuestra generación, unos hermanos mayores que nos enseñaron a educar los oídos en una dirección, de igual manera que hicieron Radio Futura a mediados de los ochenta con nuestros tíos o hermanos. Hay una parte de ese legado con el que me siento identificado y con el que me agrada que nos asocien: el de la visceralidad, la intensidad sonora y la inmediatez coloquial.

‘Los últimos días de Arcadia’ parece el tema más arriesgado del álbum, como una especie de relato río. Muy narrativa, casi tanto como puedan serlo algunos temas de Nacho Vegas ¿Es por eso que la habéis colocado al final?
Efectivamente. Un tema de siete minutos y pico en un disco donde la duración media es de dos y algo, nos parecía que podía restarle fluidez. Invertimos dos tomas y dos días enteros en grabarla y rompimos nuestro récord de pistas por canción. Muy lírica, la verdad. La inspiración proviene de la novela de Evelyn Waugh «Retorno a Brideshead», de cuya serie he sido siempre fan absoluto, no tanto de la mierda de película que hicieron hace unos años.

Me da la impresión de que has ganado en versatilidad a la hora de cantar…
Totalmente. Pero es algo natural. Con el tiempo te sientes cada vez más cómodo cantando en público y grabando, y eso te lleva a probar cosas nuevas, no temer a la expresividad ni a sonar «más tú». También es cierto que las canciones han pasado un postoperatorio bastante largo: grababa la primera toma, la metía en el Ipod y la escuchaba hasta encontrar el punto exacto de voz que necesitaba, y después volvía a grabarla. En canciones como ‘Volverás’ o ‘La piedra negra’, la toma uno fue la buena, pero en ‘El ruido eterno’ o ‘Me fui antes de verte llegar’ llegamos incluso a regrabar todos los instrumentos de nuevo para cambiarlas de tono y grabarlas de manera que pudiese cantarlas cómodo.

Has tenido la ocasión de tocar en algún directo de Sr. Chinarro, formando parte de su banda en algún festival ante miles de personas. ¿Cómo fue la experiencia?
Toqué con ellos en el Primavera Sound, y me sentía como una especie de webcam en su concierto, viviendo la experiencia en otro nivel. Pero no lo viví como una experiencia propia, sino como algo testimonial, como un agregado a la experiencia de Sr. Chinarro de tocar en directo ante varios miles de personas. Me impresionó.

Levantó cierta polvareda en tu última entrevista a un compañero de este medio que dieras tu opinión (negativa) acerca de alguna banda de la escena de Valencia. ¿Crees que sobra corrección política entre compañeros de vuestro gremio?
Sí, sobra. Lo que pasa es que también es peligroso jugar con eso, porque, por encima de correcciones o incorreciones políticas estás juzgando el trabajo de otras personas. Y, con ese tipo de «boutades», a veces sin quererlo, haces un poco el cabrón, y sabe mal. De hecho, con Toni [Cárdenas] y con Jorge [Álvarez] lo he hablado más tarde, y a mi manera me terminé disculpando. Posteriormente invité a Toni, que tuvo la gentileza de cantar conmigo una canción en el homenaje a Bustamante, y el trompetista de Polonio, Ernest [Aparici] colaboró en el disco nuevo de Maronda con unas trompetas maravillosas a lo Love en ‘Volverás’. Así que, ¿qué sentido tiene emitir juicios a la ligera si luego vamos a morir a los mismos sitios? No es tanto retractarme de la situación, como reconocer que expresar en público tu opinión sobre el trabajo de los demás a veces puede resultar hiriente y contraproducente, y en ese aspecto sí que me arrepentí. Fue un poco desagradable por mi parte. ¿Me volverá a pasar? Probablemente. Soy un bocazas y me gusta beber en las entrevistas, así que tiendo a olvidarme de que hay una grabadora.

“Si el estado sale al paso del rescate de los bancos” (de ‘Vivimos en democracia’), “te han ingresado el paro” (de ‘El ruido eterno’), son solo algunas muestras, pilladas al vuelo, de la forma en la que utilizas referencias claras al contexto social en el que vivimos, pero imbricadas en un marco más general de reflexiones sentimentales o relaciones de pareja. ¿Te resulta fácil encontrar ese equilibrio?
Me resulta muy natural porque son expresiones que he utilizado en mi vida cotidiana. Que llegue el día 10 y se hagan las doce de la noche, que es cuando el INEM te ingresa el paro, y estar esperando en la calle para sacar la pasta y meterse en un bar con alguien… Yo al menos sí lo he hecho. Puede parecer frívolo pero no es una subvención del Estado, señores contertulios de derechas que pontifican en la tele: ese dinero lo cotiza cada cual con su trabajo y esfuerzo y lo gasta en lo que le parece. Y evadirse del panorama socioeconómico es una inversión muy lógica y recomendable en estos tiempos de impotencia y sumisión a la dura lex del mercado. Cuando digo lo del rescate de los bancos también entiendo que es una expresión que a la gente le genera mucha mala hostia, y era divertido lograr un paralelismo con las injusticias de una relación. ¿Por qué no? Curiosamente esa canción la escribí durante la crisis aérea del último mandato del PSOE, en diciembre de hace tres años y ya incluía lo del rescate de los bancos, porque estaba pasando fuera y se veía venir.

Pese a que opinas a título personal (aunque el proyecto musical y tú tenéis el mismo nombre, y la asociación es inevitable), tienes un perfil muy activo en redes sociales, generalmente opinando con sorna sobre la actualidad. En estos momentos, en los que la acuciante situación social a la que estamos sometidos parece empujarnos más que nunca a tomar partido (y en ese sentido cada vez salen más voces que abogan por ese posicionamiento en la escena musical), ¿crees que es necesario mojarse, bien a través de las propias canciones o de declaraciones públicas?
Para mí, sí. Pero es una opción personal. No juzgo a quien no lo haga. De hecho, no juzgo el cine de Elia Kazan porque fuera uno de los delatores de la Caza de Brujas. No me parece lo correcto, pero no me hace ver su obra de otra manera. Quizá sí que hace que alguien a quien detestas lo valores aún más negativamente por eso, por el hecho de no pronunciarse o por frivolizar. O al revés, que haya gente a la que no valoras muy positivamente pero luego sí valores sus opiniones personales. Me convence casi más la vertiente política de Nacho Vegas como ciudadano que como autor, por ejemplo. Y esa ética con la que se muestra ante los medios me hace respetarle de verdad.

¿Pero no crees que la independencia de este país, tanto si es militante acerca de su propia condición como si no lo es, es esencialmente escapista, poco amiga de confrontar su visión con la de la realidad?
Ahí ya habría que preguntarse por los orígenes de esa escena. La mayoría de la escena indie es de clase media alta, con pocas implicaciones familiares en el tema político. Y esa conciencia o viene de familia o viene de un entorno hostil a la realidad que te rodea. No veo a la mayoría de esos grupos en esa tesitura.

¿Cómo van a ser las presentaciones en directo?
Pues vamos a renunciar al acústico para llevar bases pregrabadas en muchos sitios, y tocaremos con batería si lo hacemos en festivales. Acabamos un poco cansados del tema acústico, porque no somos Ella Baila Sola.

Maronda presentará en directo su nuevo disco el 22 de febrero en la sala Wah Wah de Valencia, en una fiesta de Vinilo Valencia.

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