Luis Gago: De dos en dos

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«Entre la red y el boca a boca la gente se ha ido descargando hasta casi medio millón de canciones, no es gran cosa aún, pero no hay prisa. Mis únicos objetivos son poder hacer directos dignamente y si la salud lo permite, llegar a viejo tocando con mis compañeros»

Trabaja a su aire, no le gustan las fotos, regala los discos desde su web y lanza dos al mismo tiempo (“Filosofía barata” y “El exilio del bufón”)… ¿Es esto normal? Juanjo Ordás entrevista a Luis Gago para tratar de desentrañar el misterio.


Texto: JUANJO ORDÁS.


El gallego Luis Gago se embarca en una cruzada musical por hacer exactamente lo que le apetece. Un único compromiso: Satisfacer a su público y a si mismo. En esta entrevista, Luis comenta detalles interesantes respecto a la creación musical, algo que sin duda puede interesar a cualquiera, gusten o no sus canciones.

Publicas dos discos a la vez, ¿cómo te ha dado por ahí?
Decidí hacer un esfuerzo porque acumulé mucho material. Hacía más de cuatro años que no sacaba nada y tenía, y tengo, la sensación de que si la cosa no marcha bien las pasaré putas para sacar un nuevo trabajo. Por otro lado, las canciones de ambos discos, pese a guardar cierta relación, no me encajaban conceptualmente dentro de un único CD. “El exilio del Bufón” es más bien como una prolongación de “Filosofía Barata”, como una proyección de dichas canciones sobre personajes más tangibles… así que, qué coño, pensé, vamos a intentarlo.

Me parece valiente. Crees en ti mismo.
Gracias… Un poco temerario quizá [risas]. Soy gallego, así que depende, unas veces creo y otras no. Este año he visto algunos conciertos… Después de ver, por ejemplo, a Cohen, a Dylan y a Patti Smith pensé en mandar todo al carajo [risas]. Después encontré motivos para seguir en esto… Pero sí, habitualmente creo en lo que hago.

De todos modos, me da la sensación de que cuando rondas lo canalla en tus letras tienes que pelear duro para no perderte en lugares comunes.
Es muy difícil. Se han escrito más canciones de las que uno pueda escuchar en varias vidas y todas hablan de asuntos comunes que acontecen en lugares comunes. Abordar un tema concreto desde una perspectiva diferente o de una forma original requiere mucho trabajo y esfuerzo y, por desgracia, ni siquiera eso te garantiza el conseguirlo. Desde hace un tiempo procuro cuidar especialmente ese apartado. En ocasiones he terminado algún texto y me he dicho, «joder, para cantar esto mejor sería hacer algo instrumental».

“Filosofía barata” es nocturno, “El exilio del bufón” más luminoso. ¿Cómo nacen estas canciones?, ¿pensaste en dos discos distintos desde el comienzo?
Siempre lo hago. No me planteo un disco como una suma de canciones. Me obligo primero a generar una idea, después selecciono los asuntos que puedo tratar en las diferentes canciones. En este caso surgió primero “Filosofía Barata”.

“El exilio del bufón” me ha parecido una mezcla surrealista de Tom Waits y Los Secretos.
Joder, gracias por tus palabras. No estoy seguro de merecerlas y tampoco sé si a ellos les agradarán tanto como a mí [risas]. Supongo que tiene mucho que ver el hecho de que en todo lo relativo a las canciones, tanto en su origen, como en el modo en que abordo la composición y en el concepto musical, mis referencias son principalmente aquellos que no tienen ya nada que demostrar. Aquellos que llevan toda la vida ahí no pueden hacer mal las cosas, son el mejor ejemplo. Aunque te contaré algo, cuando se mencionan a estos u otros artistas de ese calibre, temo que cualquiera que pegue una escucha a mis discos a raíz de esos comentarios se lleve una decepción.

Dices que no eres metódico ni ordenado como compositor. Aún así, dentro de ese desorden, ¿cuál es tu dinámica escribiendo?
Bueno, antes lo era mucho más. Estos cuatro años en el dique seco me han servido para mejorar en ese aspecto. Antes escribía de forma más compulsiva, acumulaba canciones a una gran velocidad, ahora simplemente anoto ideas sobre las que escribir y voy avanzando de una forma más reflexiva. Ya no escribo canciones de una en una, puedo tener un buen puñado de temas en el cajón, voy abordando y puliendo estrofas poco a poco. El resultado es mejor, creo. La mejora se la debo a la SGAE [risas].

Precisamente te diste de baja en la SGAE, ¿Qué restricciones tenías allí?
La única realmente insalvable es la del canon que debía pagar cada vez que alguien se descarga una canción gratis en mi web. Es algo que carece de sentido, las canciones son mías y debo poder hacer con ellas lo que me salga de las narices. He de decir que en todo momento se mostraron receptivos y comprensivos, me dijeron que permitiese las descargas sin temor, que no habría problemas, que tal, que cual… Pero en ningún momento me lo ofrecieron por escrito como yo lo requería, así que solicité la baja hace ya cuatro años y se hizo efectiva a mediados de mayo de este año. Además de estas razones hay otras cuestiones que tampoco comparto con ellos, ni como autor ni como consumidor de música. Aunque no son tan malos como los pintan, tienen un serio problema de comunicación, todo hay que decirlo.

Estás en el mercado pero trabajas periféricamente. Sé que a ti lo que te interesa es hacer canciones y grabarlas. ¿Pero cómo afrontas el hecho de que deben llegar a la gente?

Disfruto mucho durante el proceso de la escritura y de la composición. Soy un poco masoquista… Cuando termino alguna canción el alivio es tan grande, nada me produce esa sensación. Por otro lado necesitaba despojarme de ciertas cosas antes de volver a tocar, me impuse una condición: Si lo hago debe ser exclusivamente por diversión, no puede haber ni un atisbo de cualquier otro factor, ya me entiendes. Por otro lado tampoco me siento a gusto con la promoción tradicional, no me gusta ver mi careto en un anuncio, no me emocionan precisamente los videoclips, así que centramos todos los esfuerzos en la web, donde se puede mantener un control sobre todo de forma sencilla, además de mantener una relación directa con quien te escucha. Así que entre la red y el boca a boca la gente se ha ido descargando hasta casi medio millón de canciones, no es gran cosa aún, pero no hay prisa. Mis únicos objetivos son poder hacer directos dignamente y si la salud lo permite, llegar a viejo tocando con mis compañeros. Todo lo que no tenga que ver exclusivamente con la música no me interesa, vivo bien así, no necesito mi propio mundo girando a mi alrededor, estoy feliz en casa con mi mujer. Soy un tipo normal, ¿para qué complicarse la vida?

¿Cuál es tu público?
Pues no sabría decirte, me escribe gente de todas las edades, cosa que no esperaba, ya con mi primer disco esperaba un público ya metidito en años, musicalmente mayor de edad, aunque por otro lado la gente joven quizá está más metida en esto de la red. Lo único que si sé con seguridad es que las descargas de canciones que se producen desde México, Argentina y Estados Unidos son mayores que las producidas en España.

¿A día de hoy, dirías que la honestidad está reñida con algunas normas de la industria musical?
En mi opinión la pena es que la industria musical se ha convertido exactamente en eso, en una industria, y aunque las canciones no dejan de ser un producto, no conviene fabricarlas ni venderlas como si fueran pizzas, ropa o teléfonos móviles, porque poco a poco vas depreciando su valor percibido y eso, históricamente, ha acabado por ser un problema para muchas industrias, fabricantes o marcas. Pero bueno, es lo que quieren, de lo contrario harían otra cosa, y es lícito, se trata de crear oferta para una demanda o de crear demanda para colocar una oferta, como en cualquier otra industria. Desde mi punto de vista, quizá sea más apropiado decir que la industria musical, lógicamente con excepciones, está reñida con el arte. Ahora mismo en los grandes medios de comunicación podemos ver a excelentes profesionales del entretenimiento, pero a pocos artistas. El arte sin duda debe entretener, pero no todo lo que entretiene es arte. En cualquier caso, cada uno decide y hace lo que quiere. No creo que a nadie le pongan una pistola en la sien y le digan «o cantas esta basura o te abro un conducto de ventilación en el cráneo», ni tampoco se obliga a nadie a escuchar toda esa porquería. Cada uno decide y, en el fondo, no tiene importancia, son sólo canciones. Aunque es una lástima que la gente no escarbe un poco, encontraría grandes canciones, grupos, artistas… El que se queda con lo que le dice el pincha de la radio-fórmula no sabe lo que se está perdiendo.


Desde aquí puedes acceder a la web de Luis Gago.

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