“Lucky man”, de Stan Lee

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SERIES

“La habitual estupenda factura británica, sus actores y la maravillosa utilización de la ciudad le proporcionan un valor muy interesante”

 

Creada por Neil Biswas (“Sinbad”)

Producida por Chris Clough («The missing», “Skins”)
Producción Ejecutiva por Stan Lee (“Daredevil”, “Agent Carter”), Anne Mensah (“Fortitude”, “The smoke”) y Gareth Neame («Downtown Abbey”, “Dracula”).

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Texto: FERNANDO FERNÁNDEZ.

 

 

 

A priori puede parecer rara, y seguro que a muchos fans de Spiderman, el Capitán América o Ironman les va a romper muchos esquemas. Pero la serie es puro Stan Lee, con el toque de clase y distinción que suelen tener las series británicas. Y eso es algo bueno en todos los aspectos.

La trama parece sencilla: Harry Clayton es un detective londinense con un problema de juego y una exesposa que no lo tolera, el clásico perdedor en una caída sin freno. Pero algo le salva: en vez de estar involucrado en asuntos de corrupción y sobornos para salir de la estacada, es un buen hombre. Su suerte cambia cuando una misteriosa mujer llamada Eve tiene una aventura de una noche con él y despierta, a la mañana siguiente, con una antigua pulsera de la que no puede desprenderse, que parece soldada a su muñeca, y que le trae una suerte increíble. Pero la suerte tiene un precio, y son sus amigos y familiares los que tienen que pagarlo.

Lo primero que va a descuadrar a los fans de Lee es que este no es uno de esos héroes por los que se le conoce. La serie está más cercana al concepto de “El protegido” de Shyamalan que a cualquiera de sus otros héroes. La idea parte de la pregunta habitual que todo el mundo le hacía al cineasta: si tuvieras un superpoder, ¿cuál sería? Él siempre contestaba que “suerte”. Pero tras esta idea hay mucha más trama: es la historia de un hombre que adquiere un superpoder que va afectando a su vida y a los que le rodean, y cómo lo va aceptando.

No obstente, “Lucky man” va más allá. Tiene una trama compleja, en la que se entrecruzan entre 15 y 20 personajes principales, y otros tantos secundarios, en múltiples líneas. Varias de ellas aparentemente inconexas, pero que poco a poco van desvelando una trama bastante más grande de la que nos podríamos esperar en un principio. La temporada dura diez episodios y la historia tarda en coger el ritmo en los primeros, provocando que nos preguntemos qué es lo que quiere ser.

 

 

Afortunadamente, la factura técnica y los actores consiguen mantener el interés el tiempo suficiente para descubrir todo lo que hay detrás. Entre los puntos fuertes, la propia ciudad de Londres, que se nos muestra viva y en todo su esplendor. Podría decirse que es un personaje más, dándole un barniz especial a los protagonistas y al propio argumento. Junto a la ciudad, otro gran valor de la serie es James Nesbitt, perfecto en el papel de hombre corriente de Harry Clayton. Nesbitt es todo un habitual de la pantalla (grande y pequeña) británica en “The missing”, “Monroe” o la trilogía de “El Hobbit”. El actor ha logrado imprimirle una personalidad dramática y severa al personaje, haciendo creíble su lado honrado y a la vez dejando que los demás sientan que oculta muchas cosas tras esa fachada de hombre inocente.

El resto de actores, poco conocidos en nuestro país, conforman uno de esos estupendos repartos corales ingleses, perfectos en sus respectivos papeles. Destacan una muy bien aprovechada Amara Kan (“Viaje a Darjeeling”, “Supercañeras”), que interpreta a su sacrificada compañera, y Steven McIntosh (“Kick-Ass 2”, la saga “Underworld”) como su superintendente deseoso de apartarle de las calles. El único nombre y rostro conocido es Sienna Guillory (“Fortitude”, “Love actually” o la Jill Valentine de la saga “Resident evil”), en el papel de la misteriosa Eve, la única que parece conocer todo lo que hay detrás del brazalete y la responsable de poner todo en marcha.

En resumen: una serie a la que merece la pena darle una oportunidad, sobre todo por la poca definición inicial de su compleja trama, y por cómo se desmarca de lo que podríamos haber esperado de Stan Lee. La habitual estupenda factura británica, sus actores y la maravillosa utilización de la ciudad le proporcionan un valor muy interesante, y adentrándonos en la historia descubrimos que su protagonista sí tiene mucho que ver con los héroes de Lee. Eso queda en manos de Nesbitt, que conseguirá aprender a utilizar su superpoder para resolver la situación como si del propio Spiderman se tratara. Sin dejar de ser una persona corriente en ningún momento. No merece pasar desapercibida, y menos ahora que Sky1 ha dado luz verde a una segunda temporada.

Anterior crítica de series: “Quantico”.

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