Los Secretos: Cómo robar una canción

Autor:

los-secretos-11-05-15-a

Pensábamos que iba a ser coser y cantar, porque se nos da muy bien hacer versiones, pero ha sido muy tortuoso el camino, y para darnos las licencias de adaptaciones al castellano nos han puesto mil ojos y han tardado casi año y medio

 

Los Secretos no han dejado de hacer guiños a otros a lo largo de toda su carrera, desde el mismísimo ‘Sobre un vidrio mojado’ de Kano y Los Bulldogs. Pero a pesar de haber estado muy presentes en su discografía, es en 2015 cuando se han atrevido a hacer su primer trabajo íntegro de versiones, recurriendo a temas de sus héroes de juventud y a canciones de bandas más recientes. “Algo prestado”, el disco, es una versión de Jackson Browne, y ‘Ponte en la fila’ de Ron Sexsmith. Entre ellas, desfilan letras de Graham Parker, Nick Lowe, Peter Gabriel, Fountains of Wayne y Gram Parsons. Letras que han adaptado íntegramente al español y melodías que han logrado vestir con su sonido, robándolas y haciéndolas tan suyas como si fueran canciones completamente nuevas. Sentado en uno de los oscuros sillones de la sala promocional de Warner, Álvaro Urquijo concede una de sus primeras entrevistas para explicar el verdadero sentido de este disco: rendir homenaje a los autores.

 

Texto: ARANCHA MORENO.

Fotos: MARTA PICH.

 

 

Con escuchar solo los diez primeros segundos de “Algo prestado” ya suena a Los Secretos, pero hay que detenerse a escuchar con atención para detectar que todo el repertorio son adaptaciones de otras canciones. Eso es hacer vuestra una canción.

En realidad es la intención de este disco, un pequeño homenaje a las canciones en sí, en un mundo en el que está todo dirigido, orientado hacia un mercado, una industria. Creo que las canciones son la parte más importante de la música, una canción es el núcleo, es como un átomo, la forma más perfecta que hay de expresar un sentimiento musical. Somos defensores de esto, llevamos haciendo canciones muchos años, esta vez nos hemos permitido el lujo de hacer canciones de otros, en una larga carrera creíamos que era posible. Nos lo hemos pasado muy bien haciendo el disco, y ha sido una sorpresa tremenda. Pensábamos que iba a ser coser y cantar, porque se nos da muy bien hacer versiones, pero ha sido muy tortuoso el camino, muchas de las canciones eran anglosajonas, música que escuchábamos en los 70 y también de hoy, y para darnos las licencias de adaptaciones al castellano nos han puesto mil ojos y han tardado casi año y medio.

 

¿Cuál es el proceso para solicitar el permiso para hacer versiones?

Envías la canción, con la letra en inglés, nuestra letra en español, la traducción literal de lo que hemos hecho y miran las dos, y si hay muchas diferencias te dicen que no. Y tienes que enviarles un email para explicarles que en español es otro significado. Ha sido muy tortuoso, porque primero has tenido que hacer la adaptación, para luego a lo mejor desestimarla. Pensábamos que iba a ser un paseo y casi ha sido más trabajoso que un disco de canciones originales, porque tú escribes lo que quieres y no te pones las pegas que nos han puesto.

 

¿Quién se encarga de dar el visto bueno?

El propio artista y sus editores, que protegen la obra. Y fuera de nuestras fronteras tienen más celo. Los Secretos tenemos dos versiones de canciones nuestras, una en inglés y otra en portugués, y fue un honor. Chequeé que la letra fuera respetuosa con el original y poco más, no vas a pretender que ‘Déjame’ se diga en inglés igual que en español. Variaron la letra, no pasa nada. Pero aquí hemos tenido un problema muy grave, en principio esto iba a ser un disco doble, con diez canciones nuestras y diez versiones. Empezamos por las “fáciles”, y en buena hora. No sólo ha sido muy complicado adaptar las letras y la música de manera que fuera muy “secreta”, al final los cortapisas nos han hecho parar la grabación del disco. Nos dijeron que parásemos, porque llevábamos 13 canciones grabadas y 6 aún no tenían autorización.

 

¿La burocracia ha impedido incluir alguna de las versiones?

Hubo una primera selección. Queríamos hacer una canción de los Beatles, pero el editor nos dijo que desde el año 70 no permiten adaptaciones al castellano que no estén hechas ya. Te vas al pasado y ves las canciones de Los Mustang, y con todo mi respeto, las traducciones eran demasiado literales. ‘Ticket to ride’ era “Ni un billete compró-o”. Yo quería decir otro tipo de cosas: un billete de ida, se marchó mi chica…

 

Y con otra acentuación.

Sí. Y nos vimos en un proyecto tan complejo que nos absorbió tiempo y nos apartó del proyecto general del disco doble. Era un pequeño reto, había que hacer una selección de un montón de canciones de las que nos gustaría hacer versiones, pero muchas veces las letras no son merecedoras de ser traducidas, o son muy superficiales, o se centran alrededor de un estribillo rimbombante, bonito, y poco más. Por ejemplo, ‘Free fallin’, una canción de Tom Petty estupenda, número uno en USA también por la interpretación de John Mayer. Quitando el estribillo, poco tienes que contar. Primero la selección es propia, y luego entre las que funcionaban bien en castellano, y de ahí las que nos han dejado.

 

Un proceso parecido a las muñecas rusas: íbais quitando canciones, y canciones, hasta llegar al corazón del disco.

Yo, inocente, que llevo 35 años, nunca había hecho un proyecto de esta índole, y ahora entiendo por qué: es bastante más complejo de lo que parece.

 

Hay canciones de muchos de vuestros referentes: Jackson Browne, Graham Parker, Ron Sexsmith, Nick Lowe, Peter Gabriel. ¿Habéis elegido una pieza de cada uno de ellos, o las canciones se han abierto paso independientemente de quienes las han confeccionado?

No están todos los referentes, nos faltan muchísimos. Tienen que funcionar varias cosas: que toquemos la canción y funcione, que la adaptación al castellano nos guste, y luego la tesitura vocal. Yo no puedo hacer una canción de las que cantaba Frank Sinatra, para mí sería muy difícil. Se trata de homenajear a esas canciones, a esos artistas, la música que escuchamos y a quienes vamos a ver en concierto cuando vienen. El filtro es bastante denso. A mí me vuelven loco los Eagles, pero lo hacen muy bien, yo no puedo emular sus armonías vocales, y para hacer una copia en malo, que la gente les escuche a ellos. No pretendíamos mejorar canciones, pero queríamos hacer canciones que fueran “secreteables”, que pudiéramos ponerle nuestro traje. Realmente, es un homenaje a los grandes compositores y a los autores, que hemos sido la génesis de la música y que a veces queda relegado al último puesto. Por ejemplo, Percy Sledge murió hace unas semanas, una tristeza porque no hay un repuesto equivalente, y todos los medios se hicieron eco de un hecho muy puntual: que era el autor de ‘When a men loves a woman’. También pasó en un talent show español, en el que dijeron “qué buena versión has hecho de esta canción de Michael Bolton”. Te das cuenta de que el autor está relegado a la última posición. Se habla de canciones de Rocío Jurado, que no ha escrito una letra en su vida, se habla de canciones de Raphael, tampoco ha escrito una canción. Las canciones las hacen los autores, son la génesis de todo. La magia de la música no existiría si no hubiese un creador.

 

Entonces es un homenaje a los autores, más allá de los artistas.

Sí, no es un homenaje a un grupo, es un homenaje a las canciones. A Los Secretos nuestras canciones nos han transportado durante 35 años sin que nosotros hayamos hecho gran cosa por ello. La gente no viene a ver a un grupo, viene a vernos por las canciones. Aún así y todo, te diré que empezamos por las versiones por la alegría, la relajación, con la crispación que hay ahora… Que si crisis, que si el maltrato a la música por la permisividad prolongada, dándole la razón a la gente que compraba ilegalmente, haciendo propaganda de una peluquera indignada porque le cobran por poner música en su establecimiento… La copia privada tendría que pagarla Apple, Google, Telefónica… Luego se ha hecho publicidad para comprarse un teléfono y descargarse millones de canciones. No se las descargue, ¡cómpreselas! En páginas de piratería hay anuncios de plataformas que no pagan un duro de derechos de autor y se alimenta de ellos. En un mundo tan tétrico no te apetece escribir canciones hablando de eso, o canciones protesta por las injusticias, no a nivel político, que parece un sainete, sino a nivel social. La cultura está muy relacionado con la sociedad: así le va a la gente, así consume cultura. La gente que no puede pagar una hipoteca o está en el paro lo último que hace es comprarse cosas de ocio. Ha habido 15 años de no legislación en Internet y la gente se ha desacostumbrado a comprar cultura, y eso para un país es un retroceso tremendo.

 

Habéis dedicado dos años a “deconstruir” canciones de otros autores y volver a construirlas con vuestro propio sonido y vuestra propia letra. ¿Qué habéis aprendido al desmenuzarlas?

Ha sido bueno para nosotros. Hay canciones en el disco que creo que tienen más letra mía que de la original, como ‘Cuando todo iba bien’ o ‘Ponte en la fila’, canciones en las que la adaptación no coincide ni una sola palabra: quiere decir lo mismo, pero solo has cogido la idea argumental, y has hecho otra película.

 

Es arte a partir de arte.

Hemos disfrutado. Saber ya sabíamos, Los Secretos hemos hecho una versión por disco. ‘Sobre un vidrio mojado’ era una versión. En la primera maqueta ya teníamos ‘Don’t cry no tears’, ‘No llores por m’, una de Neil Young. En el disco anterior hicimos Lágrimas sin nombre, una versión de un grupo de Los Ángeles de los 90. Los Rolling han hecho versiones, los Beatles empezaron así… Hay muchos discos de gente que admiro mucho que han hecho un disco de este tipo. A la primera canción que pedimos permiso, ‘Hickory wind’ de los Byrds, nos dijeron que no. Tuve que conseguir el contacto de la editorial norteamericana, escribirles… Pusimos enganches a Youtube para que vieran cosas nuestras, les dijimos qué otros artistas habían dicho que sí al disco, mintiendo…

 

Adelantándoos al sí, entonces.

Sí, porque pensábamos que iban a decir que sí, como Jackson Browne, o Ron Sexsmith, que así fue. Al final, después de dos meses de pensárselo, dijeron que sí. Haremos más versiones en el futuro, porque nos gusta mucho. Otra cosa es que tengamos canciones ya listas para un disco nuevo de Los Secretos, espero que en un año o así lo saquemos. Este disco ha costado, por lo que decías al principio: lo difícil es conseguir eso, coger un hit y hacer una versión es relativamente fácil, se trataba de canciones que significan mucho para nosotros y nos visten bien.

 

De hecho, decías que no existía el verbo “secretear”, pero a juzgar por este disco, lo podemos instaurar. Por ejemplo, ‘Sin tu amor’, la versión de ‘Without love’ de Nick Lowe tiene un aire mucho más español, alejado de aquel tema más country del 79.

Sí, de Nick Lowe intentamos hacer tres o cuatro canciones distintas, la que más posibilidades tuvo fue esta, se pensó ‘Rockpile’, por ejemplo. Yo he hablado con amigos británicos y norteamericanos, y hay un tipo de música al que no le piden demasiado a la letra: conque tenga un estribillo y no digan sandeces, les vale, y luego están otros artistas dentro de su comunidad angloparlante a los que sí tienes que prestar atención a sus letras. Aquí en España escuchamos las dos cosas a la vez, no sólo un estribillo facilón. Canciones de este tipo, con banalidades y simplezas, hay montones. Pero en la historia de Los Secretos las letras son muy importantes.

 

los-secretos-11-05-15-b

“Voy a parecer un brownefílico, pero es de los pocos artistas que reúnen todo lo que deseo en la música: buenas letras, buenas melodías, buena ejecución…y una constante demostración. Por muchos años que pasen, sigue siendo independiente, libre y haciendo canciones bonitas”

 

Y Jackson Browne, de alguna forma, tenía que estar. Habéis versionado ‘Call it a loan’, traducida como ‘Algo prestado’, la canción que da título al disco.

Sí, voy a parecer un brownefílico, pero es de los pocos artistas que reúnen todo lo que deseo en la música: buenas letras, buenas melodías, buena ejecución…y una constante demostración. Por muchos años que pasen, sigue siendo independiente, libre y haciendo canciones bonitas. En mi vida y en la de mi hermano Enrique influyó muchísimo desde el principio. En los 70 había tres mundos de canciones: lo novedoso, el rock sinfónico, grupos como los Eagles, Tom Waits, Dylan… y a partir del 78 grupos como Pretenders, Police, U2… Eso nos nutrió de mucha información. Estos últimos “dosmiles” parece que en el pedal de la exigencia de buenas canciones, la gente se ha conformado conque tengan un buen videoclip, mucha resonancia mediática, que sean provocativas… Me refiero a las canciones populares en todo el mundo. Por eso nuestro homenaje al concepto canción.

 

En este trabajo solo habéis hecho dos versiones de canciones en español, ‘Échame a mi la culpa’, obra de José Ángel Espinoza, y ‘La canción mixteca’, un clásico mexicano que tiene cien años.

Sí, fue resultado de una migración que hubo hacia Chile, de unos mexicanos, es muy nostálgica. La oímos en París Texas y la parte instrumental la utilizábamos como sintonía de entrada en los conciertos, o si surgía algún percance, se rompía un pedal o se iba la emisora de los cascos y había que rellenar un hueco. No me acordaba de que tenía letra, Jesús, que sugirió la idea y la solía tocar en directo, me lo dijo. Le fui cogiendo el gusto a esa canción y por eso la hicimos. Tiene letra, un poema pequeñito, nostálgico, de un minero que ya no está vivo, pero tiene autoría. La letra es preciosa y la canción es muy bonita. Y el single de ‘Échame a mi la culpa’ lo tenía mi abuelo en Benidorm, y me trae muy buenos recuerdos también. Nuestra intención era dar un guiño a las influencias al mestizaje de músicas anglosajonas y latinas. Teníamos que ser honestos, cuando empezábamos a hacer cancioncillas con 15 años nuestro panorama estaba más fuera de España que dentro. No quiero criticar la música que se hace aquí, también comprábamos discos de Asfalto, de Leño, de Moris, de Tequila… pero con todo el respeto y todo el cariño, comparado con el aluvión de música que venía de Estados Unidos e Inglaterra… No teníamos tanto acceso, alguien compraba de importación el último disco de Van Morrison y lo escuchabas hasta la saciedad. Nosotros, que éramos tres hermanos, teníamos la suerte de que podíamos comprar música entre los tres. Juntábamos cien pesetas y comprábamos un disco. ¿Problema? Cuando te ibas de casa o te independizabas, ¿de quién es el disco?

 

En ‘Esta ciudad’, la versión de ‘Hackensack’ de Fountains of Wayne, mantiene la melancolía original pero suena también muy a Secretos.

Fountains of Wayne me encantan. De toda su discografía fue la más fácil de adaptar, es de las más fieles traducidas porque fueron de los que más problemas nos pusieron, tuvimos que hacer dos adaptaciones distintas, pero me alegré porque la segunda me gusta más que la primera. Es un grupo con canciones buenísimas que apenas se conoce. Es casual, no buscábamos el éxito fácil, ni popularidad, es un homenaje a nuestras influencias. Como dijo Keith Richards cuando un periodista le dijo que se parecía a Bob Didley, y él dijo: “Por supuesto, somos lo que escuchamos y me acaba de echar un piropo muy grande. Muchísimas gracias”. Nadie nace sabiendo y las influencias son lo más importante. La música no es la mercadotecnia que nos rodea.

 

El single de adelanto del disco, ‘Ponte en la fila’, es una versión muy lograda del ‘Get in line’ de Ron Sexsmith.

Para mí es uno de los mejores compositores de las dos últimas décadas y no es nada conocido, ni en España ni en Europa. Toca en salas de 300 personas y vamos cuatro colgados a verle, y es un tío que hace unas melodías y unas letras que le da mil vueltas al número uno mundial. Cualquier canción de este tío es mejor, seguro.

https://www.youtube.com/watch?v=fKjf-sXWSLA

 

¿Qué os ha dicho Ron al escucharla?

Le ha encantado, nos ha dado las gracias por elegirla de single, aunque no la hemos elegido nosotros. Nunca hacemos una selección previa pensada para single, ni dejamos que opine nuestro entorno. Dejamos que el single lo elija quien lo vaya a poner. Desgraciadamente ya no existen canales como los antiguos, cuando las canciones sonaban en la tele. Un ejemplo: en el 91, con el disco de ‘Ojos de gata’, una chica de la discográfica nos dijo que traía una mala noticia: teníamos 24 televisiones. Sabía que no nos gustaba hacer playbacks. Y nos quejamos porque pensábamos que estaba malogrando nuestra imagen, que no hacía justicia a nuestras canciones. Con el último disco que sacamos hace cuatro años solo hicimos una televisión, y salieron dos singles. Solamente hay talent show de música en los que los ganadores se van a un limbo, que es la realidad, el consumo gratuito de música en internet y la falta de medios para el lanzamiento de nuevos artistas.

 

los-secretos-11-05-15-c

“Mi humildad me hace no cantar en inglés porque no sé lo suficiente para cantar en ese idioma, pero te apuesto que sé mucho más inglés que algunos que cantan por ahí. Incluso artistas de gran talla, muy populares, me dicen que hacen canciones en inglés porque en castellano les parece muy difícil y le suena muy feo”

 

Otro reality más, pero con voces.

Los medios de comunicación se han olvidado de cumplir con una tradición cultural de respeto. Parte de nuestra identidad es la música. Que me perdonen, por favor, pero me parece ridícula gente que se pone nombres en inglés, músicos españoles que cantan canciones en inglés. Mi humildad me hace no cantar en inglés porque no sé lo suficiente para cantar en ese idioma, pero te apuesto que sé mucho más inglés que algunos que cantan por ahí. Incluso artistas de gran talla, muy populares, me dicen que hacen canciones en inglés porque en castellano les parece muy difícil y le suena muy feo. ¿En qué país vives? Si fueran artistas únicamente con proyección internacional… pero eso no tiene mucho sentido para mí. Tendría que haber un proteccionismo que no ha existido. ¿Qué somos? España es una pequeña Europa en un solo país. La cultura es la identidad de un país, no los bancos. Y los medios van al negocio y se olvidan de la cultura, de defender la cultura española frente a la invasión de canciones extranjeras, que está muy bien, pero tienes que defender lo tuyo.

 

Avánzanos algo del disco que está en camino.

La idea era mezclar una de cada (original y versión) en el proyecto original. Hay un par terminadas, pero quiero hacer otras cuatro o cinco para tener un nivel muy alto de frescura y canciones bonitas. Siempre hemos hecho canciones que se dejan escuchar y que no hieren a nadie, canciones de buena factura, bien hechas, que no decepcionarían. No sería muy distinto en cuanto a lo entretenido, pero va a ser una alta competición, no es lo mismo un disco de canciones nuevas que competir contra ti mismo, contra tus viejos hits. Aunque como ya no se venden discos, tampoco te juegas tanto.

 

Esta semana arrancáis la gira en Bilbao (15 de mayo) y pasaréis por muchas ciudades, entre ellas Barcelona (26 de junio, Luz de Gas) y Madrid (3 de julio, Barclaycard Center). ¿Qué vamos a ver en la gira?
Tenemos una ley: la gente que se molesta en comprar una entrada e ir a verte se merece todo, jamás seremos tan prepotentes como para pensar que un repertorio excéntrico o rarito va a representarnos mejor. Hay que entretener a la gente, sabemos qué canciones tenemos que tocar, cómo tocarlas, y además presentarles unas canciones nuevas que forman parte de tu último trabajo. Hoy por hoy hay que hacer una mezcla de todo, alargar un poco el repertorio para que quepan las nuevas, lo complicado es elegir el setlist. El otro día vi un setlist de alguien que tenía 13 canciones en el repertorio. ¡Joe! Nosotros tenemos entre 24 a 30, de una hora y media a dos y cuarto, el máximo para no aburrir. Yo mismo me aburriría en un concierto más largo, aunque fuera de los Beatles rejuntados y revividos. Es como hace una buena comida: un buen entremés, un plato central, su postre y al final baile, fiesta y copa. Ese tipo de concepto tienes que ponerlo en un concierto. Y fuera de carta, otras cosas, depende de la gente. Son ellos quienes las hacen reales, si no le gustan, ¿para qué las vas a tocar? Una vez fui a un concierto de Van Morrison, me costó 75 euros la entrada y apenas conocía una o dos canciones de las que tocó. Está muy bien que tenga un disco nuevo muy interesante, pero el público ha venido a ver lo nuevo y lo nostálgico, quieren ver cantar ‘Domino’ o ‘Brown eyed girl’, y no lo hizo. Eso nunca lo haremos Los Secretos.

 

Artículos relacionados