LOS DISCOS DEL DÉCIMO ANIVERSARIO: Doctor Divago, un secreto demasiado bien guardado

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LOS DISCOS DEL DÉCIMO ANIVERSARIO: Doctor Divago, un secreto demasiado bien guardadoLa segunda entrega de la colección de «discos virtuales descargables» con la que EFE EME celebra su décimo aniversario hace parada en una de las mejores –y a sus 20 años, más longevas– formaciones del rock español: Doctor Divago, con un estupendo disco de rarezas y versiones ajenas: El día de autos.

Texto: JUAN PUCHADES.


Doctor Divago sintetiza las enormes dificultades que tiene el rock periférico post años ochenta para salir adelante. Sí, lo mismo da que provengas de Cuenca, Zaragoza, Sevilla, Cáceres, León, Oviedo, Santander o, como en el caso que nos ocupa, Valencia: Si en los 80 Madrid y sus medios funcionaron como un altavoz de todas aquellas propuestas que se cocían en cualquier rincón del país, cuando al final de la década se apagaron las luces de La Movida, la foto también dejó de ser panorámica y pasó a enfocar el primer plano. Y el primer plano es Madrid. Hay que estar allí para salir retratado. Ni los esfuerzos de Jesús Ordovás y Julio Ruiz abriendo sus programas de Radio 3 a otros lugares y sonidos lograron cambiar el estado de las cosas. Hay quienes ven en esto un efecto perverso del Estado de las Autonomías: la reducción del espacio al campo propio y la capital del reino ejerciendo de exclusivo vocero de lo que sucede en sus calles –y en sus despachos…–. Lo que trasladado a asuntos de pop y rock nos lleva a leerlo en clave de una liga que se juega en Madrid y muchas otras regionales. Una pena. Pero una pena, sobre todo, para la libertad de elección del oyente.

Así, Doctor Divago, formados en 1989 –justo cuando comenzaban a desconectarse los interruptores que habían alumbrado la fiesta–, han tenido que batallar en estos casi veinte años de recorrido contra la Gran Dificultad: la que les condenaba a quedarse anclados en la escena valenciana –inquieta, variada, musicalmente rica pero también tremendamente cainita y dada al ombliguismo y la autoflagelación; vamos, perfecto reflejo de la misma sociedad que la acoge–, saliendo a tocar por el resto del país en cuanto han tenido ocasión, aprendiendo la lección de que lo que no hagas tú por ti mismo, no esperes que venga otro a hacerlo. Sólo así, con enorme esfuerzo y una ejemplar tenacidad, han logrado sobrevivir a cambios de formación, de sello discográfico y a la inevitable erosión que provoca el paso del tiempo y el darse contra el muro de las ilusiones frustradas, ganando audiencias poco a poco, casi cuerpo a cuerpo.

Sin ninguna vocación localista y convencidos del poder de su sonido y de sus canciones, intuyo que Manolo Bertrán –compositor, cantante y guitarrista– y el resto de la tropa siempre han sido conscientes de sus poderes: canciones de largo alcance, radiantes como pocas y  acompañadas por letras inteligentes y tremendamente cuidadas, que pueden mirar a la cara a las de cualquiera (incluso por encima del hombro de las de muchos). Y todo ello sin grandes alharacas, sustentándose tan sólo sobre buenas melodías deudoras del mejor rock clásico, ni más ni menos, de esas en las que brillan las guitarras afiladas y la voz es la gran aliada del viaje, mientras la sección rítmica marca el pulso con energía desde atrás. En definitiva, estoy convencido de ello, Doctor Divago siempre han sabido que eran uno de los mejores grupos del rock español. Pero, seguramente, ser al mismo tiempo algo así como el secreto mejor guardado, cansa. Sin embargo, y he aquí lo inexplicable de todo ello, contra pronóstico siguen adelante, facturando cada día mejores discos y canciones, creciendo entrega a entrega, como demostraron este mismo año con su octavo trabajo, el poderoso CD –ojo, coleccionistas del vinilo, también hay versión en LP– Las canciones del año que viene, publicado la primavera pasada.

Ya es hora de que Doctor Divago deje de ser ese secreto tan bien guardado que sólo degustan un grupo de exquisitos iniciados y adictos a los «héroes de culto»: su rock apto para todos los públicos pide a gritos ser paladeado sin reservas y sin ideas preconcebidas, obviando, incluso, estas líneas de presentación y quedándose con lo que cuenta, la música.

EL DÍA DE AUTOS, EL DISCO

Esta recopilación de rarezas y versiones ajenas, se abre con una toma semiacústica de una canción propia, «El día de autos», uno de esos cortes que pueden venir a ratificar todo lo dicho antes: ahí están letra y melodía para confirmar el exquisito buen hacer de Bertrán, y ese sonido tan firme, aquí por momentos psicodélico, que despacha la banda, mostrando otra de sus armas: la armónica de Chumi (por cierto, el dibujante-diseñador de la portada de este disco), siempre presente en sus discos y directos. Entre los cortes propios, también encontramos esa «Señorita Alfa» en la versión pianística (a las teclas Luis Prado, ex teclista de M Clan, viejo amigo de los Divago y actual líder de Señor Mostaza) que sólo salió en un lejano EP. Otra rareza, incluida en el mismo EP que la «Señorita Alfa», es el instrumental «Ozono», sintonía para un programa televisivo. Por último, destaquemos entre las composiciones propias la relectura de «Eva», uno de sus primeros temas y uno de esos grandes retratos que, de tanto en tanto, gusta firmar Manolo Bertrán.

Pero El día de autos también recoge algunas joyitas perdidas en discos de tributo y similares: Desde esa fascinante y rockera versión, muy años 60, del «Voy buscando» que cantaba Nino Bravo al «Llegando hasta el final» de Alaska y Los Pegamoides pasando por la solidez de la toma de la dylaniana «Love minus zero/No limit», adaptada al castellano por Francisco García –Cisco Fran– para un lejano tributo a Dylan «en la lengua del amor»; o esa sugestiva versión de las «Tormentas imaginarias» de los 091 de José Ignacio Lapido, uno de los autores más respetados por Bertrán. También echan la vista atrás para recuperar «Entre paredes de ladrillo rojo», una maravilla de La Resistencia, una de las bandas históricas de la escena valenciana de los ochenta.

Disfruten con este disco de perfecto rock en nuestro idioma: si conocen a Doctor Divago, ya saben que las buenas sensaciones están aseguradas, si los escuchan por vez primera, déjense atrapar por su encanto, su nervio, sus buenas maneras: la experiencia no les defraudará.

Discografía de Doctor Divago:

Regalos vivos, 1992
Danzas de moda, 1994
El loco del chándal, 1997
El cuarto trastero, 2000
Versión 5.0, 2001
Un minuto antes de la realidad, 2003
Revuelta elemental, 2006
Las canciones del año que viene, 2008

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