Loquillo, la libertad del épico rock and roll

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“No paso cuentas. No soy vengativo, no soy rencoroso. El poderío es esto. Treinta y ocho años, tres millones de discos vendidos… eso lo dice todo”

 

El cantante reúne a la prensa para celebrar los tres millones de discos vendidos a lo largo de su carrera y presentar su próximo concierto en la plaza de toros de Las Ventas.

 

Texto y fotos: MARTA SANZ.

 

De espaldas al tendido, en un pequeño salón de Las Ventas, Loquillo tiene muchas cosas que celebrar. Tiene un nuevo trabajo, «Viento del este», del que se siente muy orgulloso, y su discografía ha superado una cifra redonda y admirable de copias vendidas: los tres millones. Para conmemorarlo ha recibido un triple disco incluso más alto que el imponente artista, que le ha flanqueado durante la rueda de prensa junto al periodista Iñaki López, quien ha advertido de que este mítico espacio de Madrid tiene la mitad del aforo cubierto para la exhibición del mejor rock and roll patrio, que ofrecerá el músico catalán el próximo 24 de septiembre. “Será en esta misma plaza, y será memorable; si no le sacan a hombros es porque a Loquillo no le pone una mano encima nadie”, bromeaba.

El Loco no ha perdido la sonrisa durante toda la mañana, incluso al evitar preguntas o respuestas que no le apetecía afrontar, como todas las de matiz político, pero no ha podido evitar tocar este tema de actualidad, aunque se haya declarado aburrido y decepcionado. Pero driblar ciertas cuestiones no ha restado un ápice de honestidad a sus palabras, y este gigante de la música sobre todo ha hecho balance de sus años de carrera, con orgullo y distancia. “No paso cuentas. No soy vengativo, no soy rencoroso. El poderío es esto. Treinta y ocho años, tres millones de discos vendidos… eso lo dice todo. Yo considero que cuanta más competencia haya, mejor. Yo quiero escuchar el nuevo disco de Andrés Calamaro, el nuevo disco de Bunbury, el nuevo disco de Jaime Urrutia. ¿Por qué? Porque me gusta competir. Cuantos más artistas con talento existan en España mejor, porque elevan el nivel. Es bueno que haya competencia, eso nos hace mejores”, ha asegurado. Y él está contento con su pelea, con sus pasos y sus tropiezos, y no reniega de la nostalgia. “Noto a faltar a mis padres, a los rockers que crecieron conmigo y ya no están, a las personas que he querido. Eso es lo único que echo en falta”. Todas estas huellas del camino son las que le interesan, y no los palos que metieron entre sus ruedas. “Ha habido zancadillas, intentos de sacarme del mercado, intentos de manipularme incluso políticamente… todas”, enumera. “Me han dado por todos los lados. Y no es que me ría, ¿eh? Simplemente levanto un poco la ceja y sigo caminado. Si un artista de rock no tiene la polémica detrás, entonces ¿qué es? Pues un artista de pop”, ríe, prometiendo que las cosas tampoco cambiarán mucho de rumbo. “Seguiré metiéndome en líos, seguiré sacando proyectos adelante, proyectos posiblemente imposibles, y de tanto en tanto me reuniré con los mejores compositores del país para hacer un disco como este”.

Porque si de algo ha presumido Loquillo ha sido de su tino a la hora de rodearse de buenos músicos, de geniales compositores. De ahora y de siempre. “Yo soy un actor que interpreta, necesito buenos guiones. Creo en abrir puertas, creo que es importante seguir buscando”. Con ellos afronta su papel sin bajar la cabeza, asumiendo que la música es un deporte individual que se juega en equipo. “Siempre he intentado mantener esa actitud con las bandas con las que he estado. Cada uno tiene su personalidad, su carácter, o su manera de entender las cosas. Pero en el momento en el que todos estamos en el escenario tenemos una idea en común, y eso es lo que funciona”. Dejando atrás la búsqueda foránea, el talento cada vez le queda más cerca. “Hubo un día en que pensé que para hacer turismo ya me iba yo. Aquí existen los mismos medios que puedas tener en cualquier país del mundo, y creo que hay productores muy sorprendentes. Pero por eso tienes que pasar. Yo me fui a Londres en el 97 a hacer ‘Tiempos asesinos’, y lo podría haber hecho aquí. De hecho la maqueta que se hizo en España era bastante mejor que el disco. En ese sentido llega una edad en la que uno lo tiene afortunadamente muy superado. Lo importante es no sustituir nunca la emoción, las ganas y la actitud por la técnica”.

El alegato de Loquillo sabe a cuentas saldadas, y desoye con cautela las afirmaciones estereotipadas. “Ser auténtico no tiene nada que ver con trabajar con un sello más o menos indie, o con lo que diga la prensa. Para mí tiene que ver con trabajar como uno quiere, mantenerte firme en tus convicciones”, afirma. Y más allá de biografías, etiquetas y trabajos, se reivindica en directo. “Mi casa es el escenario. Es cuando más soy yo. Cuando bajo de él simplemente realizo un trabajo, soy un actor. Es en el escenario donde no me siento un rehén”, concluye.

Noticia relacionada: «Viento del este», de Loquillo.

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