Lo que hay que tener: Terry Callier

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«El debut de Terry Callier en el subsidiario Cadet de Chess, es un disco que hizo justicia artística –lamentablemente, no comercial– al gran poeta del soul de Chicago, que ya había sufrido una edición a destiempo de su primera obra maestra en Prestige»

 

 

Terry Callier
«Occasional rain»
CADET/CHESS, 1972

 

Una sección de LUIS LAPUENTE.

 

No recuerdo ningún otro concierto en mi vida con un comienzo más emocionante que el de Terry Callier en el I Festival de Jazz de Galapagar, su esperadísimo debut en España. Expectante como la mayoría del público que se congregó allí aquella noche de verano, Terry se colgó su guitarra acústica, hizo una seña a sus músicos y desgranó los primeros acordes de ‘Ordinary Joe’, el más memorable de los himnos jamás revindicados por los cachorros del northern soul, sin duda una de las grandes canciones del siglo XX. Sonaba ‘Ordinary Joe’ y parecía que la noche se inundaba de luz, como encarnando las estrofas finales del tema: «En la luz del sol puedes ver cómo corren los blues de Big Joe Williams».

Tanto como entonces en directo, ‘Ordinary Joe’ sobrecoge siempre en su primera versión en estudio –hay otra posterior, en el elepé «Turn you to love»–, la incluida en «Occasional rain» (1972), el álbum de debut de Terry Callier en el subsidiario Cadet de Chess, un disco que hizo justicia artística –lamentablemente, no comercial– al gran poeta del soul de Chicago, que ya había sufrido una edición a destiempo de su primera obra maestra en Prestige («The new folk sound of Terry Callier»).

Además de ‘Ordinary Joe’, hay en «Occasional rain» suficientes muestras de la delicadeza espiritual y artística de Callier, de su manera singular de ensamblar el soul, el jazz y el folk, de su embriagador timbre vocal y su lírica arrebatadora. Piezas íntimas y únicas, pequeñas dulces penumbras como ‘Do you finally need a friend’, ‘Blues for Marcus’ o ‘Lean on me’, que lo acreditan como uno de los nombres imprescindibles del Planeta Soul.

Intervienen en la producción del álbum tres históricos subterráneos  del soul de Chicago, Larry Wade, Charles Stepney y Charles Jones; aparece en los créditos –como corista– la gran Minnie Riperton; y asoman en la foto de contraportada un joven Terry Callier abrazado a su pequeña hija Sundyatta, que tanto ha influido en su devenir artístico y personal.

Anterior entrega de Lo que hay que tener: Fontella Bass.

 

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