Libros: «Canciones. Del corazón a los labios», de Ángel Petisme

Autor:

«A pesar de la ligereza aparente, un libro denso, un libro en el que los que nos sucedan a finales de este siglo verán cual era nuestra sensibilidad, hecha de memoria y de esperanzas»

Ángel Petisme
«Canciones. Del corazón a los labios»
HIPERIÓN

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.
 

 

En la presentación del libro que recorre la espléndida carrera de Ángel Petisme, sentados frente a frente, me indicó que se debe hacer el esfuerzo de leerlo sin que las melodías que las vistieron condicionen a la palabra; y así lo intenté, cuanto menos por curiosidad. Y tenía razón. Bajo el título de «Canciones» recoge todas las letras de sus diez discos, pero alejadas de la partitura resultan tener vida por sí mismas, una música propia sostenida por recursos exclusivos de la palabra. Ahí quedan, por ejemplo, esos retorcidos juegos surrealistas –a veces socarrones, a veces empapados de terror pánico– o esas enumeraciones llenas de recuerdos, desgarbado registro popular, cine, política activa que te pueden atizar en cualquier página y que son parte de la personalidad verbal –desaforada, domina la lengua como un rey a los súbditos– del aragonés.

Y estos recursos sirven para conformar temas recurrentes, pero siempre cambiantes. El amor, por ejemplo, siempre gozoso, pájaros en el aire y claridad; un amor lleno de claridad sensual en el que nunca hay espacio, ni una sola línea de espacio, para el bolerismo sentimental. Marca Petisme su territorio vital, un empuje de optimismo que se detecta también en sus viajes y en su amor por los desfavorecidos; Valparaíso, Chequia, Palestina, Senegal o Gambia pertenecen a la misma dimensión que le hace recordar a Belchite, a “Los olvidados” de Buñuel o a Rachel Corrie, la estadounidense asesinada en Israel. Un detalle únicamente, Petisme regala al lector con canciones que se quedaron en el camino –espléndidas muchas de ellas, véase ‘Valparaíso’–; de 1976 es ‘De la anarquía’. Piensen en quien acababa de morir, y piensen que nuestro cantante aún iba a EGB, casi.

Más temas, una presencia constante de la literatura. Petisme es quien con más profusión toma como base referencias literarias, de titular una canción como ‘Bajo el volcán’ pasa por citas esporádicas –de Cortázar a Carson McCullers– para acabar con canciones que son una mera retahíla de escritores, escritores pícaros, aventureros o malditos. Y tampoco tiene empacho en adaptar un cantar tradicional de la Edad Media en ‘Si los delfines mueren de amor’, que desvela una conciencia de defensa del planeta constante y lúcida.

Una defensa de la tierra que acoge también a la infancia y a Aragón, que vienen a ser lo mismo. No hay otro autor en el que la niñez aparezca tan deslumbrante, en el que el poso de la mirada esté tan bien resuelto y marque tanto las referencias culturales de un niño de los sesenta en la frontera entre lo rural y lo cosmopolita, algo como lo que es ese Aragón que “se nos muere a chorros”, ese Aragón que combina El Oasis con los mercados o los trenes que siempre pasan. Es éste, a pesar de la ligereza aparente, un libro denso, un libro en el que los que nos sucedan a finales de este siglo verán cual era nuestra sensibilidad, hecha de memoria y de esperanzas.



Anterior entrega de libros: “Cartas de mamá”, de Julio Cortázar.

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