La Semana Bizarra 1 – 8 de abril de 2008

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Esta semana, en la que algunos de los clásicos de esta sección vuelven a la acción, comenzamos con una noticia que suena francamente mal: George Clooney pensó en adoptar a Britney Spears (¿?). Eso ha declarado el muy deseado actor, pensando en cuidar él ahora de ella, y cuando se hiciera mayor, que ella cuidara de él… Todo muy raro, ¿no? En cualquier caso, seguro que muchas señoritas y señoras han suspirado pensando en ser «adoptadas» por George.

Christina Aguilera, tras tener un nuevo bebé, ha declarado: “Me encantan mis pechos postparto”, y dice que a su marido también le encantan. Pues nada, que los cuatro sean felices.

Menos feliz tras el parto parece estar Jennifer López, que ha invertido cincuenta mil dólares en un gimnasio privado para poder recuperar su figura, además, consulta con entrenadores, nutricionistas y doctores, buscando la mejor manera para perder peso en un tiempo récord. Hace un tiempo se habló de que López tenía el culo asegurado, ¿correrá la compañía aseguradora con los gastos?

Un momento divertido, a sumar a las leyendas urbanas disparatadas, ha sido la noticia de que Alejandro Sanz y Shakira protagonizaban un vídeo en el que practicaban sexo grupal junto a Antonio de la Rúa, novio de Shakira. Un desmentido oficial ha terminado con el bulo.

Como bien se encargaron de recoger los medios de todo el planeta, Paul McCartney viajó al Caribe en compañía de la «multimillonaria» Nancy Shevel. Las comillas las ponemos porque, después del asunto Mills, todo el mundo deja claro que la señora es una multimillonaria, destacando que es vicepresidenta de la compañía New England Motor Freight, valorada en más de 317 millones de euros.

Una semana más, Keith Richards ameniza a la parroquia rockera con sus secretos de estado, como preparándonos para el libro de memorias que, parece, se ha decidido a escribir. En la revista Esquire habla de cuando se inyectaba heroína: «Una vez habías aterrizado, había que juntar todas las piezas. Recuerdo una vez que estaba hospedado en el hotel Plaza de Nueva York. Había pasado la aguja como si fuera una aguja de coser, para fijar la pluma a mi sombrero. Pero no iba a volar con la jeringuilla entera. Así que mi truco fue pedir un café porque para pincharse se necesita una cuchara, ¿no? Después fui a la tienda de juguetes FAO Schwarz, justo al otro lado de la calle. En la tercera planta, hay esos juegos de médicos para niños. Cogí la jeringuilla de juguete y le puse la aguja. Listo». ¿Alguien da más?

Anterior entrega de La Semana Bizarra.

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