La cara oculta del rock: Los Clash y la canción que no fue en vano

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«Siempre se consideró que este tema era una pista oculta que los músicos escondieron al final del trabajo, pero no fue exactamente así»

 

Cuando el segundo disco del doble “London calling” (1979) parecía terminar con ‘Revolution rock’, de repente, el oyente se sorprendía al descubrir un último tema que no aparecía anunciado por ninguna parte de la funda. Se pensó que esta canción, de título confuso, era una pista oculta dentro del álbum. ¿Escondieron los Clash conscientemente la pegadiza ‘Train in vain’?

 

Una sección de HÉCTOR SÁNCHEZ.

 

Los Clash querían que su tercer disco fuera doble, pero su discográfica, CBS, se negó. Sin embargo, para llegar a un término medio, el sello les permitió añadir un maxi-single de 33 revoluciones (no de las 45 habituales). Fue entonces cuando el grupo vio que podían salirse con la suya y ese maxi-single se convirtió en un segundo disco. Así, los Clash conseguían hacerle una jugarreta a su discográfica y conseguir lanzar un álbum doble a precio de sencillo para premiar a sus fans. En nuestro país se respetó esta decisión, cosa que no sucedió en el siguiente trabajo, el triple “Sandinista!” (1980), y la edición española de “London calling” incluyó un precioso rótulo que rezaba “Créetelo. Paga uno. Llévate dos” y que ensuciaba una de las portadas más icónicas de la historia del rock y la imagen que mejor representaba el sentimiento del punk.

Aunque en la contraportada del álbum y en las fundas interiores aparecían los nombres y las letras de las ocho canciones que formaban el segundo disco, después de que la aguja del tocadiscos leyera el último título, ‘Revolution rock,’ se podía escuchar otro tema más. Los Clash no solo se habían aprovechado de su discográfica para hacer con el maxi-single lo que les viniera en gana, sino que además se habían atrevido a incluir una canción cuyo título, créditos o letra no figuraban por ninguna parte. Siempre se consideró que este tema era una pista oculta que los músicos escondieron al final del trabajo, pero esto no fue exactamente así.

 

 

‘Train in vain’, que así se llamaba, fue una de esas canciones que surgen por inspiración. De las que nacen en un momento pero que están hechas para durar. El guitarrista, Mick Jones, escribió la letra en una noche y los Clash ya la habían grabado a la mañana siguiente.

La idea original era publicar el tema en un flexidisc. El flexidisc era un disco de 7 pulgadas (casi 18 centímetros) de vinilo flexible que servía como promoción en las revistas especializadas. Para poder escucharlo, primero era necesario colocarlo en un soporte y después poner el conjunto en el tocadiscos como si fuera un single normal. El inconveniente que tenía este disco era el material blando que hacía que los surcos se acabaran deteriorando. Según Jones, la intención era incluir el flexidisc con la revista musical “New Musical Express”: “La verdadera historia de ‘Train in vain’ es que al principio necesitábamos una canción para dársela a ‘NME’ para un flexidisc que la revista iba a hacer. Después decidimos que el flexidisc no nos convencía, así que teníamos una pista de sobra que era como un regalo. Entonces, la pusimos en ‘London calling’, pero no había tiempo porque las fundas ya estaban hechas”. El guitarrista consideraba la canción “demasiado buena” y un tema así no podía estropearse en un disco de usar y tirar. Así fue cómo ‘Train in vain’ acabó dentro de “London calling”, no como una pista oculta sino como una decisión de última hora cuando ya no se podía corregir la cubierta. El ingeniero de sonido, Bill Price, también confirmó este cambio repentino: “Train in vain’ fue la última canción que terminamos después de enviar el diseño a la imprenta. Un par de páginas web sobre los Clash la describen como una pista oculta, pero no pretendíamos que estuviera oculta. La funda ya estaba impresa antes de que añadiéramos la canción al final del máster de grabación”. Esta decisión repentina, hizo de ‘London calling’ un álbum redondo. Después del cóctel de punk, rockabilly, jazz, ska y reggae, qué mejor manera que cerrar con una pieza con un ritmo muy parecido al de ‘But it’s alright’, de J.J. Jackson.

Como el tema no estaba acreditado, cuando los oyentes querían hablar de la canción, la denominaban, de forma errónea, como ‘Stand by me’, ya que era el verso más repetido en el estribillo; aunque ese nombre puede crear confusión, no tiene nada que ver con el clásico del soul de Ben E. King. El título ‘Train in vain’ pudo estar inspirado por el blues ‘Love in vain’ de Robert Johnson, pero es significativo que las palabras “train” y “vain” no aparecen en ningún momento en la letra de la canción. Para Mick Jones, “el tema tenía un ritmo de tren y expresaba, una vez más sentimiento de estar perdido”. ¿Por qué motivo se podía sentir perdido el guitarrista en ese momento? Quizá tuvo que ver que, no hacía mucho, Jones había roto con su pareja, Viv Albertine, la guitarrista del grupo de punk femenino las Slits. Según el vocalista, Joe Strummer, Mick Jones tenía que coger el tren para poder ver a su chica y cada vez que volvía no se le veía muy feliz ni “satisfecho”, por lo que el viaje en tren había sido en vano. Entre tantas referencias políticas y sociales a las que solía acostumbrar la banda, había un hueco para una pegadiza canción de desamor.

Curiosamente, este tema cuya publicación no estuvo prevista en el tercer álbum de los Clash fue la primera canción del grupo en llegar al Top 40 de los Estados Unidos, y por poco no fue la única, ya que la segunda y última que llegó a la lista fue ‘Rock the casbah’, extraída del disco “Combat rock” (1982). Mick Jones tenía razón. Era demasiado buena como para dejarla fuera. El destino de ‘Train in vain’ fue terminar en “London calling”. Ésa fue su parada y no fue en vano.

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