La cara oculta del rock: Los caballos salvajes de los Rolling Stones

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«Ni Marianne pronunció aquella frase sobre los caballos salvajes y ni a Mick se le ocurrió el estribillo. El responsable del origen de este tema fue Keith Richards»

 

Quien quiera conocer los últimos coletazos de la relación entre Mick Jagger y Marianne Faithfull puede hacerlo escuchando ‘Wild horses’, incluida en el álbum “Sticky fingers” (1971). Según la leyenda, el estribillo proviene de uno de los momentos más tormentosos vividos por la pareja, pero Keith Richards tiene la última palabra al hablar sobre esta balada.

 

Una sección de HÉCTOR SÁNCHEZ.

 

La muerte de Brian Jones estaba muy reciente cuando el avión de Mick Jagger y Marianne Faithfull aterrizó en Australia. La pareja había volado hasta las antípodas para protagonizar “Ned Kelly”, la nueva película del director Tony Richardson basada en las andanzas del bandolero más popular de Australia. Jagger, para disgusto de muchos australianos y para disgusto de Keith Richards (que estaba cansado de los flirteos cinematográficos de su compañero), se pondría en la piel de Ned Kelly y Faithfull interpretaría a su hermana. Sin embargo, finalmente este papel cayó en las manos de la actriz Diane Craig debido a un incidente de última hora que sufrió la cantante.

Marianne se había escudado en un supuesto miedo a volar para conseguir que un médico de Londres le recetara un tranquilizante muy potente llamado Tuinal; pero en realidad, la cantante necesitaba este producto para poder superar el síndrome de abstinencia debido a que por esa época la heroína era su compañera más fiel. “Cuando las cosas se convierten en completamente inaceptables para el espíritu humano es cuando te vuelves hacia el alcohol, las drogas, para ayudarte a tirar adelante”, recordaría más adelante. Mientras Mick Jagger estaba concediendo una entrevista, Marianne Faithfull recibió una invitación del fantasma de Brian Jones para unirse a él en su nueva vida. Faithfull no se encontraba en su mejor momento, no hacía mucho tiempo que había sufrido un aborto y su relación con Jagger más que una autopista a la felicidad era una montaña rusa de la locura. Así que Marianne comenzó a ingerir una cantidad exagerada de Tuinal. Aunque ella era consciente de que había superado la dosis recomendada, la cantante no paró de consumir hasta caer en los brazos de Morfeo.

Cuando Mick la encontró, intentó despertarla, pero le resultó imposible. Pensó que estaba muerta debido al sueño profundo en el que se encontraba. El resultado fue un lavado de estómago y casi una semana en coma. Mientras, Jagger pretendía suavizar el asunto ante los medios de comunicación australianos: “No creo que haya tomado una sobredosis. Ciertamente no. Sufre un cansancio extremo. Es una mujer delicada y el viaje hasta aquí fue duro. Su estado no parece ser grave, pero le están haciendo revisiones”. Al sexto día, Faithfull despertó. Cuando se volvió a encontrar con su amado, Marianne le aseguró que el espectro de Brian Jones le había dado la bienvenida y Mick Jagger le confesó que pensaba que esta vez la había perdido de verdad, a lo que ella respondió: “Cariño, no temas. Ni caballos salvajes podrían sacarme de aquí por la fuerza”. Unos meses más tarde, esta declaración quedaría inmortalizada en el estribillo de la balada ‘Wild horses’ y más adelante, la relación entre Mick y Marianne, que llevaba yendo a pique durante un tiempo, naufragaría del todo. “Tuve mi sobredosis en Australia y éste fue el principio del fin para Mick y yo”, manifestó Faithfull.

La canción ‘Wild horses’, que se incluiría en el álbum de los Rolling Stones “Sticky fingers” (1971), parece una dedicatoria de Jagger a Faithfull y siempre se ha considerado así, como una especie de última carta de amor antes de que todo se desplome. Sin embargo, ni Marianne pronunció aquella frase sobre los caballos salvajes y ni a Mick se le ocurrió el estribillo. El responsable del origen de este tema fue Keith Richards.

 

 

 

 

Si a finales de los sesenta la relación entre Mick Jagger y Marianne Faithfull se estaba desmoronando, la relación entre Keith Richards y Anita Pallenberg caminaba en otra dirección. La pareja esperaba un bebé y el 10 de agosto de 1969 nació Marlon Richards, el primogénito de Keith, que recibió su nombre en honor a Marlon Brando. Richards estuvo encantado con el nacimiento de su primer retoño: “Te cambia la vida, la forma de pensar; el niño es esa pequeña cosa tuya, y piensas: ‘Joder, yo he ayudado a hacer eso’. Y está lleno de pureza e inocencia, te sonríe y quiere besarte y abrazarte, y lo único que quiere es sentirte y tocarte, y nunca en tu vida te has sentido tan amado. Ese amor que tú diste a tus padres, el que no recuerdas, te lo devuelven los hijos. Y entonces te das cuenta: ‘Me acaban de devolver los primeros dos o tres años de mi vida’”. De hecho, el guitarrista estaba tan entusiasmado que hasta el bebé despertó los celos de su madre. “Es muy bonito que Keith esté tan loco por Marlon –declaró Pallenberg–. Pero a veces, solo a veces, parece como si lo quisiera más que a mí”. En septiembre, la banda empezó a prepararse para volver de gira por Estados Unidos, donde no habían vuelto a actuar desde el 66. Los Rolling Stones tenían previsto pasar fuera de casa los meses de noviembre y diciembre y eso apenaba a Keith en su recién estrenado papel de padre: “Sabía que teníamos que ir a América para comenzar a trabajar de nuevo y mover un poco el culo, pero en realidad no me quería marchar. El niño solo tenía dos meses. Era un momento muy delicado”. Esta sensación agridulce sirvió de inspiración a Richards y compuso un riff y un estribillo que acabaría convirtiéndose en ‘Wild horses’.

Después, sería Jagger el responsable de concluir la canción basándose en su situación con Faithfull. Aunque el cantante negó que estuviera relacionada con Marianne, el bajista Bill Wyman lo confirmó: “Keith fue el que dijo la frase ‘no me sacarían ni arrastrándome con caballos salvajes’, en relación con tener que dejar a Anita y al bebé Marlon para ir de gira. Mick terminó la letra en medio de las dificultades que tenía con Marianne, así que quedó algo confusa”. Lo mismo opinó Jim Dickinson, el músico encargado de tocar el piano ya que Ian Stewart, el pianista habitual de los Stones, se negó a hacerlo por su odio hacia los acordes menores: “Keith tenía ‘Wild horses’ escrita, pero era una nana. Iba sobre Marlon y no querer irse de casa porque acababa de tener un hijo. Luego Jagger la reescribió y, claramente, habla de Marianne Faithfull: estaba obsesionado con ella, como un colegial, y la canción va sobre eso”.

Puede que Mick Jagger estuviera loco por Marianne Faithfull, pero con el paso del tiempo, lo vio de otra manera: “Marianne, sabes, casi acaba conmigo. ¡Es para olvidarlo! ¡Nadie iba a salir vivo de aquello! Hablo de Marianne y Anita, ¡socorro!”. Sin embargo, sin Faithfull ni Pallenberg, la historia de los Rolling Stones hubiera sido muy distinta.

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