La cara oculta del rock: El mensaje obsceno de los Kingsmen que alertó al FBI

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«Robert Kennedy recibió la carta de un padre preocupado por el supuesto contenido erótico de ‘Louie Louie’. A partir de aquí, a las autoridades se les fue la situación de las manos y comenzaron a tomárselo más en serio de un modo absurdo»

 

Cuando los Kingsmen publicaron su versión de ‘Louie Louie’ en 1963, despertaron un gran revuelo en la sociedad estadounidense. Bastaba con escuchar el tema con atención para descubrir su verdadero significado. Hasta el FBI tuvo que tomar cartas en el asunto para demostrar el contenido sexualmente explícito de la canción.

 

Una sección de HÉCTOR SÁNCHEZ.

 

Algo traía de cabeza al FBI en 1964. En ese momento, se encontraban sumergidos en una de sus más importantes y relevantes investigaciones. Una peligrosa arma asolaba el país y estaba corrompiendo las limpias mentes de la cándida juventud estadounidense. Ese desestabilizador de la inocencia tenía un nombre propio y era ‘Louie Louie’. Aparentemente, los Kingsmen habían grabado una versión movida de este tema compuesto por Richard Berry en 1955; sin embargo, lo que en realidad habían hecho era disparar dosis de lascivia camufladas en esta pegadiza canción para corromper a sus oyentes.

Para encontrar la prueba fehaciente que demostraba que la letra de ‘Louie Louie’ estaba repleta de connotaciones sexuales, bastaba con escucharla detenidamente. Es probable que, por mucha atención que se prestara, algunos fragmentos de la canción pudieran sonar confusos e ininteligibles. Así que si en una oída a fondo no se distinguían bien las palabras, se podía recurrir un método tan práctico como reproducir el single de 45 rpm a 33. Claro, que dependía mucho de la persona que estuviera escuchándola y de las ganas que tuviera de escuchar una salida de tono en sus versos.

Oficialmente y tal como la concibió Richard Berry, ‘Louie Louie’ era una balada de amor de influencia jamaicana. La canción era el lamento de un marinero que confesaba a un camarero cómo echa de menos a su chica y cuántas ganas tiene de volver a verla. Para componerla, Berry se inspiró en dos temas bastante dispares: ‘El loco cha cha cha’ de René Touzet, y ‘Havana moon’ de Chuck Berry. Richard Berry grabó ‘Louie Louie’ con su grupo, los Pharaohs, y fue lanzada en 1957. Unos años después, en 1961, Rockin’ Robin Roberts y los Wailers (no confundir con los Wailers de Bob Marley), recuperaron este tema realizando su propia versión, que, a su vez, fue la que inspiró a los Kingsmen. En estas primeras interpretaciones, se puede entender la letra con claridad suficiente como para darse cuenta de que no hay ningún contenido sexual en los versos y que resulta de lo más inocente.

Cuando los Kingsmen lanzaron su propia lectura, la que posiblemente sea la versión más popular de todas, por encima incluso del tema original, fue cuando se desató la locura interpretativa. Aunque la mala calidad de la grabación la daba cierto encanto chapucero y de rock de garaje, también sirvió para crear la leyenda que decía que las palabras pronunciadas por el intérprete, Jack Ely, eran una colección de guarradas y de obscenidades. El hecho de que la voz se entendiera tan mal alimentó la imaginación de los oyentes más ocurrentes, lo que dio pie a que circularan multitud de letras distintas cada cual más grosera que la anterior. El resultado no se hizo esperar, la canción fue prohibida en varias emisoras de radio y una de las personas que más hizo para evitar que se difundiera este tema fue el gobernador de Indiana, Matthew Welsh. En febrero de 1964, Robert Kennedy recibió la carta de un padre preocupado por el supuesto contenido erótico de ‘Louie Louie’. A partir de aquí, a las autoridades se les fue la situación de las manos y comenzaron a tomárselo más en serio de un modo absurdo. Fue entonces cuando el FBI entró en escena con la misión de analizar la canción a fondo y de encontrar el susodicho mensaje subversivo. Los agentes escucharon la canción a todas las revoluciones posibles e interrogaron a Richard Berry, Paul Revere y los Raiders, que también grabaron otra versión al mismo tiempo que los Kingsmen, y a varios miembros de los Kingsmen, pero no a Ely, que había dejado el grupo después de grabar ‘Louie Louie’ tras una disputa por el liderazgo de la banda con el batería Lynn Easton.

 

 

Después de una ardua investigación que duró más de 30 meses, el FBI llegó a una conclusión que pondría fin para siempre al asunto y declararon que no entendían ninguna palabra de las que se decían en el disco ya que la calidad era demasiado mala como para entender los versos. Existen varias razones que explican esta mala calidad de la grabación. Se supone que la noche antes de entrar en el estudio, Jack Ely estuvo cantando ‘Louie Louie’ durante noventa minutos, por lo que su voz estaba un poco resentida. Otro motivo está relacionado con un supuesto aparato corrector de dientes que el cantante llevaba en el momento de la grabación y que hacía sus palabras ininteligibles. A esto hay que sumar que el micrófono del estudio estaba muy alto y que Ely tenía que ponerse de puntillas y estirar el cuello para que el aparato pudiera recoger su voz. Por último, la canción se grabó en la primera toma y la banda pensaba que era un ensayo. No obstante, pocos días después, Paul Revere y los Raiders harían otra versión de la misma canción en el mismo estudio sin tener ningún problema en la grabación y realizando una interpretación nítida y que no daría lugar a dudas.

La versión de ‘Louie Louie’ de los Kingsmen fue un ejercicio de creatividad por parte del pueblo estadounidense y un ejemplo de la efectividad del FBI, pero no fue la canción que se bailaría en Sodoma y Gomorra.

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