La cara oculta del rock: Duerme bien, Michael Jackson

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«Michael se había empeñado en dormir dentro de una cámara hiperbárica y llevársela de gira: del tamaño de un ataúd y con una tapa de plástico transparente, sirve para ayudar a la curación de víctimas de quemaduras al encerrar al paciente en una atmósfera formada cien por cien de oxígeno»

Las excentricidades del Rey del Pop son plenamente conocidas. Una fotografía en la que se le veía dentro de una cámara hiperbárica dio la vuelta al mundo y no tardó en extenderse la noticia de que Jackson dormía dentro de ella para conservarse eternamente joven y llegar a vivir 150 años…

 

Una sección de HÉCTOR SÁNCHEZ.

 

Frank Dileo, el mánager de Michael Jackson, estaba muy disgustado con su representado. En 1986, la última ocurrencia del cantante les había enfrentado. Michael se había empeñado en dormir dentro deuna cámara hiperbárica y llevársela de gira. Ésta cámara, del tamaño de un ataúd y con una tapa de plástico transparente, sirve para ayudar a la curación de víctimas de quemaduras al encerrar al paciente en una atmósfera formada cien por cien de oxígeno. Jackson estaba seguro que si dormía dentro de ella podría vivir hasta los 150 años, pero Dileo estaba preocupado por las consecuencias, como declaró a Associated Press: “Le dije a Michael: ‘Esa condenada máquina es peligrosa. ¿Qué pasa si algo funciona mal con el oxígeno?’. Pero Michael no quiso escucharme. Estamos en desacuerdo acerca de esto. Él cree de verdad que esta cámara purifica su cuerpo y que le ayudará a lograr su objetivo de vivir hasta los 150 años”. El mánager también declaró algo parecido a la revista “Rolling Stone”: “Michael sabe que si yo le dijo algo, es la verdad. No tengo que estar de acuerdo con todas las cosas si no quiero. Estoy completamente en contra de la cámara hiperbárica. No quiero ni verla por ahí. He hablado de ello públicamente. Algunos representantes no podrían tener esa conversación con su artista. Tienen demasiado miedo. Él respeta mi opinión. Aunque no siempre la tiene en cuenta”. Hasta su cirujano plástico, Steven Hoefflin aseguró que había intentado hacer que Michael entrara en razón y que abandonara esa “idea chiflada”.

La noticia de la cámara hiperbárica se dio a conocer el 16 de septiembre de 1986, cuando el tabloide “National Enquirer” publicó en portada una fotografía de Michael Jackson dentro de esta máquina. Tanto la imagen del cantante metido en la burbuja como los comentarios sobre los “beneficios” de la cámara dieron la vuelta al mundo y la prensa no tardaría en catalogar de “chiflado” al Rey del Pop; solo a él se le podía ocurrir semejante excentricidad para prolongar su vida. Un periodista, a quien J. Randy Taraborrelli no acredita en su biografía “Michael Jackson. La magia y la locura, la historia completa” (Alba Editorial), explicó cómo llegó a sus oídos esta historia gracias a un chivatazo de Michael Levine, un publicista cuya oficina estaba pegada a la de Dileo: “Levine me telefoneó y me dijo: ‘Mira, yo no represento a Michael Jackson, pero estuve en la casa de Frank Dileo y oí al pasar que había una disputa frenética entre ellos’. Luego me contó esta historia referida a Michael durmiendo en una cámara de oxígeno y el hecho de que él y Dileo tenían una disputa por ello. En unos tres días, yo estaba oyendo esta condenada historia por toda la ciudad”. No obstante, el origen del episodio es, cuanto menos, curioso.

En septiembre de 1986, los parques temáticos Epcot, en Orlando (Florida), y Disneyland, en Anaheim, California, estrenaron el que fue, probablemente, el corto más caro de la historia del cine: “Captain EO”. El tándem formado por Francis Ford Coppola y George Lucas, como director y productor respectivamente, dio como fruto una película de diecisiete minutos que costó veinte millones de dólares. Fue necesario que los parques construyeran cines especiales para que los espectadores pudieran ver en tres dimensiones cómo Michael Jackson pilotaba una nave acompañado de un robot, una especie de elefante y varios seres peludos y se enfrentaba a una malvada reina llamada Líder Supremo interpretada por Anjelica Houston. Las armas que Michael empleaba en este futurista cortometraje eran su música y sus coreografías. Además, presentaba dos temas nuevos, ‘We are here to change the world’, inédita hasta 2004, y ‘Another part of me’, que se incluiría en “Bad” (1987). Por si el peso de Coppola, Lucas y Jackson no era suficiente, el Rey del Pop consideró que su modesta película de ciencia-ficción merecía una campaña publicitaria en condiciones y recordó un objeto que tiempo atrás le había llamado la atención.

 

Dos años antes, Michael sufrió su famoso accidente durante el rodaje del anuncio de Pepsi en el que se quemó el pelo. En el Hospital Brotman Memorial vio por primera vez la cámara de oxígeno de la que quedó prendido. Steven Hoefflin, le comentó que tenía la teoría de que al dormir en esa máquina podía prolongar su vida y el cantante no lo dudó y quiso una para él. El aparato costaba unos doscientos mil dólares, una cantidad que Jackson podía permitirse; sin embargo, Frank Dileo echó por tierras sus planes al decirle que no debía derrochar el dinero en su nuevo capricho. Aunque el cantante se dejó aconsejar, dijo que al menos le gustaría hacerse una fotografía en aquella especie de ataúd transparente. El mánager se puso manos a la obra para gestionar esta fotografía, lo que hizo que comenzaran rumores asegurando que Michael estaba interesado en la cámara. El “National Enquirer” y, en concreto, el periodista Charles Montgomery empezaron a meter baza: “Recibí una llamada de una fuente en Los Ángeles que decía que se vio a Michael en un hospital fotografiándose en esa cámara. Sonaba como una historia sensacional. Quería ser quien diera la primicia”. Montgomery intentó sacar detalles de Dileo, pero el mánager no soltó prenda: “No quería hablar del asunto, me mandó al diablo. Obtuve algo de información por teléfono de Steven Hoefflin, pero no mucha. Sin cooperación, había que poner la historia en espera”.

La espera terminó el día que Michael Jackson se enteró que el tabloide sensacionalista estaba interesado en él y pensó un truco genial para llamar la atención. Al Rey del Pop se le ocurrió difundir la historia de que dormía en la cámara hiperbárica en busca de la eterna juventud. Frank Dileo telefoneó a Charles Montgomery y por fin le contó lo que el periodista quería oír; además, el mánager le prometió una fotografía de Michael metido en su cámara de oxígeno. A cambio, el periodista no podía revelar la fuente de donde obtuvo la información. Montgomery por fin logró su exclusiva: “Honestamente, yo no sabía si la historia era verdadera. Pero Michael Jackson decía que lo era, su representante lo repetía y su médico lo confirmaba. ¿Cuántas fuentes más se necesitan? Además había una foto. Resultó ser un gran espectáculo, el tipo yaciendo ahí dentro de la cámara. Sabíamos, sin embargo, qué era lo que perseguían al dárnosla. Querían que nosotros usáramos palabras como ‘chiflado’ y ‘estrambótico’. Sabíamos que estaba a punto de salir eso del ‘Capitán EO’, y nos imaginamos que probablemente él estaba tratando de promover cierta imagen de ciencia-ficción. Aun así, era una buena historia”.

Sin embargo, que la noticia de la cámara apareciera en el “Enquirer” no era suficiente para que el público se la tomara en serio; por este motivo, Dileo necesitaba a alguien para difundir la farsa inventada por Michael Jackson. Fue entonces cuando entró en escena el publicista Michael Levine. El mánager se reunió con y éste escuchó la invención del cantante. Ahora la historia era más rica en matices ya que, supuestamente, Jackson y Dileo estaban enfrentados y mantenían una disputa sobre la máquina. La tarea de Levine era contactar con la prensa y difundir el absurdo rumor dejando claro que no estaba involucrado en el asunto. En poco más de una semana, entre la publicación del “National Enquirer” y el efectivo trabajo de Michael Levine, la excentricidad del Rey del Pop ya estaba dando la vuelta al mundo.

Cuando la noticia llegó al hogar de los Jackson, la familia se mostró un poco confusa. Su padre, Joseph, buscó la cámara en la habitación: “Pero no encontré nada. Así que me imaginé que, bueno, o la historia era falsa… o todavía no habían enviado la cámara a nuestra casa”. Janet sacó sus propias conclusiones: “Nunca le pregunté por esa cosa de la cámara. No sé de qué se trata. No está en casa, de lo contrario yo lo sabría. Pero conociendo a Michael, si ha hecho algo como eso, probablemente tenga que ver con su voz”.

¿Y qué pensó el propio Michael al ver cómo una anécdota tan ridícula inventada por él estaba dando lugar a ríos y ríos de tinta? ¡Estaba encantado! Si tiempo atrás era la prensa la que contaba historias falsas relacionadas con él, ahora era él quien reía de la prensa con su propia historia falsa: “No puedo creer que la gente se lo trague. Podría decirle cualquier cosa referida a mí a la prensa y se lo creería. De hecho, podemos controlar a la prensa. Creo que éste es un avance importante para nosotros”.

Teniendo en cuenta que el circense P.T Barnum era uno de los autores de cabecera del cantante, no resultaba extraño que el Rey del Pop quisiera que su carrera fuera “el mayor espectáculo sobre la tierra”. Sin embargo, éste sería un capítulo más en una vida llena de excentricidades. Como muchas otras historias, la milonga de Michael Jackson durmiendo en oxígeno hasta los 150 años, por muy divertida o efectiva que hubiera resultado, a la larga le pasó factura a la imagen de un personaje con una biografía en la que muchas veces resultaba difícil distinguir la realidad de la ficción. O de la ciencia-ficción.

Anterior entrega de La cara oculta del rock: Jan & Dean, cuidado, que vienen curvas mortales.


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