La cara oculta del rock: Deep Purple, disparos en Japón

Autor:

 

«Allí, escondido entre la multitud, sacó una pistola, apuntó a su propia cabeza y apretó el gatillo. Nadie dijo nada, nadie hizo nada. Cuando terminó el concierto, un cadáver apareció en las gradas»

La leyenda asegura que durante los conciertos que Deep Purple ofrecieron en Japón, y que quedaron inmortalizados en “Made in Japan”, un espectador se pegó un tiro mientras sonaba su canción favorita. Héctor Sánchez nos cuenta qué hay de verdad en ello.

 

Una sección de HÉCTOR SÁNCHEZ.

 

Después de tres discos con un sonido indefinido, por fin Deep Purple encontró su propia señal de identidad en el álbum “Deep Purple in rock” (1970). Dos factores hicieron posible este cambio: que el guitarrista Ritchie Blackmore tomara las riendas del grupo y que se incorporaran Ian Gillan, como vocalista, y Roger Glover, al bajo. Con la llegada de estos dos músicos, se construyó la nueva alineación de los Purple, la que sería su formación más famosa, la denominada “Mark II”. A “In rock” le siguieron “Fireball” (1971) y el demoledor “Machine head” (1972). Por entonces, Deep Purple escribían el abecé del hard rock, estaban en la cumbre de su éxito y se encontraban inmersos en giras internacionales.

La filial de Warner en Japón estaba interesada en lanzar un disco del grupo en directo. Aunque la banda no estaba del todo convencida de grabar un álbum en vivo, acabaron aceptando poniendo sus propias condiciones, como emplear su propio ingeniero de sonido, Martin Birch, y tener la última palabra en el desarrollo del álbum. Este no sería su primer trabajo en directo, ya que en 1969, al teclista Jon Lord se le ocurrió unir a la banda con la Orquesta Filarmónica Real de Londres y el resultado fue el álbum “Concerto for a group and orchestra”, uno de los primeros experimentos entre rockeros melenudos e impolutos músicos de filarmónica. El siguiente trabajo en directo en el país nipón no tendría nada que ver con estas fusiones que se acabarían poniendo de moda.

Los Purple fueron recibidos con ansia por su público japonés ya que la banda nunca antes había actuado en el país del sol naciente. Las expectativas eran altas y los aficionados esperaban una actuación de muerte. Durante tres noches seguidas, Deep Purple dio una lección de rock duro y el resultado acabó resumido en el álbum doble “Made in Japan”, que se convertiría en el disco en directo más vendido de la historia. Las canciones se registraron los días 15 y 16 de agosto de 1972 en Osaka y el 17 en Tokio. De los siete temas que se incluyeron, cuatro estaban sacados de “Machine head”. La mayoría de las canciones seleccionadas para el álbum provienen de la segunda noche en Osaka. Durante la primera actuación, el grupo estaba cansado del viaje y, aunque el tercer concierto fue el mejor, falló la acústica y la calidad del sonido no fue la esperada. No obstante, ‘Smoke on the water’ está sacada del primer concierto por una sencilla razón: Blackmore falló en las otras dos actuaciones en el riff más famoso y repetido del rock.

La banda comenzó con una muestra de ironía. Ian Gillan saludó al público nipón diciendo “good morning” ya que el concierto empezó a las seis y media de la tarde, una hora muy temprana y poco habitual comparada con las horas a las que suelen comenzar las actuaciones en Europa o América. El choque cultural quedó reflejado en una anécdota que Jose Galván refleja en su biografía sobre el grupo “Deep Purple. Un mundo púrpura” (Ediciones Lenoir): “Durante el concierto de Tokio, Ritchie arrojó su guitarra al público y, para su sorpresa, el personal de seguridad del recinto fue a buscarla y se la trajo de vuelta al escenario, ante la mirada horrorizada de Roger, la incredulidad de Paicey y las carcajadas de Jon. Hicieron falta dos intentos más antes de que los encargados de la seguridad entendieran que lo que Blackmore deseaba era regalar su guitarra al público”.

Pero esta anécdota no fue lo más extraño que sucedió entre el público. Durante la segunda actuación de Osaka, un fan del grupo ansiaba su canción favorita, ‘Child in time’. Cuando llegó el turno de la canción, mientras escuchaba los espectaculares y agónicos aullidos de Gillan, el aficionado japonés pensó que ya lo había visto todo en la vida, que no necesitaba nada más y que había llegado su hora. Y allí, escondido entre la multitud, sacó una pistola, apuntó a su propia cabeza y apretó el gatillo. Nadie dijo nada, nadie hizo nada. Cuando terminó el concierto, un cadáver apareció en las gradas. Lo mejor fue hacer como si esto no hubiera sucedido. Se dice que Ian Gillan ya no se atreve con esta canción por motivo del suicidio del fan en el concierto.

¿Cómo se sabe que un japonés se disparó durante la actuación si se mantuvo oculto el secreto? Porque este balazo quedó inmortalizado en la grabación. Para apreciarlo basta con escuchar el minuto 9:44 de ‘Child in time’. Si este ruido no es un arma de fuego, ¿qué otra cosa puede ser? Por supuesto que nadie salió muerto por suicidio en un concierto en el país de los kamikazes, pero el misterioso ruido, ese supuesto disparo, nunca ha tenido una confirmación ni una aclaración real y se ha expandido como leyenda urbana. Otra teoría, mucho más creíble, dice que este sonido es un efecto producido por Lord con su órgano Hammond. La razón por la que Ian Gillan ya no se atreve a cantarla en directo es mucho más sencilla. En los últimos años, al vocalista le cuesta llegar a los tonos agudos tan característicos del tema y las veces que lo ha hecho ha sido ayudado por notas agudas de guitarra.

No es la única leyenda urbana relacionada con esta canción, también existe otra que menciona el asesinato de la hija del vocalista por un disparo realizado por un ciego. Esto no es más que una interpretación del verso “Mira al hombre ciego, disparando al mundo”. Además, la hija de Gillan nació a mediados de los 80, más de una década después de que se grabara la canción. El propio cantante explicó el origen del tema: “La canción tiene dos vertientes: la musical y la lírica. En la vertiente musical, había una canción llamada ‘Bombay calling’ de un grupo llamado It’s A Beautiful Day. Era fresca y original el día en que Jon la tocó con el teclado. Sonaba bien y pensamos que podríamos jugar con ella, cambiarla un poco y hacer algo nuevo manteniéndola como base. Pero entonces aún no había oído la canción original ‘Bombay calling’. Así que creamos esta canción usando la Guerra Fría como temática y escribimos el verso ‘Sweet child in time, you’ll see the line’ (dulce niño, pronto verás la línea). Así es como entró en escena la vertiente lírica. Entonces Jon tenía listas las partes del teclado y Ritchie, las de guitarra. La canción reflejaba básicamente el sentimiento del momento y por eso se hizo tan popular”.

Así que no hubo ningún disparo. Ni asesinatos de hijas ni suicidios japoneses. Si este supuesto sacrificio se llegó a cometer, aquel fan nipón amante de Deep Purple se perdió todo lo que vino después: la lucha de egos de Gillan y Blackmore, las idas y venidas de los miembros del grupo, todas las bandas formadas por escisiones y el intento de volver a grabar un álbum en directo redondo con “Made in Europe” (1976) pero que jamás logró superar al magnífico directo en el país del sol naciente.



Anterior entrega de La cara oculta del rock: Duerme bien, Michael Jackson.

Artículos relacionados