La cara oculta de las canciones: ‘Uprising’, Muse contra el Gran Hermano

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“Es como si fuera un grupo de ‘hooligans’ cantando en protesta contra la situación bancaria”

 

Del futuro de George Orwell al presente actual no hay mucha diferencia. Muse criticó la actitud de los políticos y los banqueros y defendió las protestas del G20 en su canción ‘Uprising’, todo un alzamiento a no quedarse callados.

 

Una sección de HÉCTOR SÁNCHEZ.

 

Antes de anunciar cuál sería el primer single de su nuevo disco, Muse jugó al despiste. En julio de 2009, el grupo lanzó en su página web una especie de rompecabezas que, una vez resuelto, daba la oportunidad de conocer la canción ‘United States of Eurasia’ a quien había participado en el juego. El pasatiempo hizo pensar que este nuevo tema podría ser el primer single del álbum que la banda había estado preparando. Según Matt Bellamy, ‘United States of Eurasia’ bebía de dos obras: “El gran tablero mundial” (1998), de Zbigniew Brzezinski y “1984” (1949), de George Orwell. En la novela distópica de Orwell, el mundo estaba dividido en tres grandes superpotencias enfrentadas: Oceanía (Reino Unido, Irlanda, América, Australia, Nueva Zelanda y el sur de África), Asia Oriental (China, Japón y Corea) y Eurasia (la Unión Soviética y Europa, salvo el Reino Unido, Irlanda e Islandia). Sin embargo, en lugar de lo que se había especulado, estos Estados Unidos de Eurasia no fueron el primer single del quinto álbum de la banda, sino que el sencillo fue ‘Uprising’, tema con el que abrían “The Resistance”, publicado en 2009.

Si algo mantenían en común estos dos temas, era la influencia orwelliana. La sombra del Gran Hermano, vigilante, alerta, se deja ver en la letra de la canción: “They’ll try to push drugs / that keep us all dumbed down / and hope that we will never see / the truth around” (“Ellos intentarán drogarnos / para mantenernos atontados / y esperar que nunca veamos / la verdad que nos rodea”). El futuro que Orwell planteaba en su obra de política ficción no es tan distinto del presente que vivimos. Pero Bellamy tampoco tenía que echar mano de la literatura para la composición del tema: “Había una crisis económica mundial y además estaba el escándalo de los miembros del parlamento que había tenido lugar el año pasado. Todo el mundo sentía que le estaban estafando las autoridades”. Así que le bastó con echar una mirada a la realidad que tenía alrededor para componer el tema: “En la canción se oye el sentimiento general de que las instituciones nos han dejado de lado, a pesar de que son ellas en quien debemos confiar. Obviamente, estas son los políticos y los banqueros”. El bajista, Christopher Wolstenholme, también recalcó la importancia de la falta de confianza que refleja el tema: “La canción habla de una gran desconfianza hacia la gente que está en el poder, ya sean el gobierno o los banqueros. Vivimos en una sociedad en la que se nos dice que nos quedemos callados, que aceptemos las cosas como son”.

El malestar de los ciudadanos afectados por las crisis y hartos de los gobernantes llevó a que las calles se llenaran de manifestaciones, que también resultaron muy inspiradoras para Bellamy: “Tengo un piso en el centro de Londres, cerca de todas las embajadas, y empecé a ver protestas a menudo. Durante las protestas contra el G20, al Reino Unido se le vio interesado en llevar a cabo un cambio dramático, una revolución no violenta. Creo que el Reino Unido necesita una y espero que no se haya apagado la llama. Espero que podamos encenderla de nuevo”. Al igual que sucede en el argumento de cualquier novela distópica, el líder de Muse recalcó que el Estado también tenía sus propios medios para hacer callar a las voces discordantes: “Me pareció una protesta muy inspiradora, toda la idea de que la gente estuviera pasándoselo bien y haciendo una protesta pacífica, pero la policía hacía todo lo que podía para que se volviera violenta, y eso me pareció bastante molesto. Eso es de lo que trata la canción”. El tema no solo hizo mella en los más revolucionarios. El Vaticano la colocó en la lista de sus doce canciones favoritas, una recopilación la mar de peculiar que incluye autores que van de Mozart a Tupac Shakur.

 

 

Para el sonido tanto de ‘Uprising’ como del resto del disco, según Bellamy, la banda quiso tantear cosas nuevas: “Nos distanciamos bastante de lo que hemos hecho en el pasado. Hemos probado muchos estilos musicales diferentes y hay muchos estilos con los que sentimos que aún no hemos experimentado”. Las influencias de la canción son el glam y los sintetizadores ochenteros y su ritmo recuerda al tema ‘Doctorin’ the Tardis’ (1988), basado en la música de la longeva serie “Doctor Who”, y a las guitarras de ‘Call me’ (1980) de Blondie. Bellamy define ‘Uprsing’ de forma peculiar: “Es como una versión de rock heavy de Goldfrapp. Tiene un estilo de canto futbolero, con todos nosotros gritando ‘¡Oi!’ al mismo tiempo junto con la batería”. El cantante bromeó sobre esta idea: “Es como si fuera un grupo de ‘hooligans’ cantando en protesta contra la situación bancaria”. El hecho de que el álbum estuviera producido por los propios músicos también les otorgó libertad: “Lo produjimos nosotros mismos y creo que por eso acabó teniendo un sonido muy, muy personal. También nos dio una oportunidad de sentirnos cómodos para experimentar con todas esas ideas diferentes y conseguimos acabarlo”.

El videoclip de ‘Uprising’ fue dirigido por Sam Stephens, John Hobbs y Ariel Danziger, bajo el nombre de Hydra. En él, las figuras de los responsables que nos han llevado a la situación económica actual están representadas por ositos de peluche terroríficos. En un momento en el que los osos aparecen en los televisores, se puede ver en una de las pantallas una parodia de las imágenes en las que un periodista empuja a estafador Bernard Madoff. Otra referencia más amigable es el guiño al final de “Los Cazafantasmas” (Ivan Reitman, 1984), cambiando al muñeco de los Marshmallows por los ositos gigantes que destruyen la ciudad de juguete. Al final del vídeo, los miembros de Muse salen victoriosos con la caída de los ositos, lo que concuerda con el mensaje optimista de la canción. Sin embargo, si algo nos enseñó Winston Smith al final de su lucha es que nadie puede escapar de las garras del Gran Hermano.

Anterior entrega de La cara oculta de las canciones: ‘Isn’t she lovely’, el largo parto de Stevie Wonder.

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