La cara oculta de las canciones: ‘Don’t stop believin’’’, de Journey, la canción favorita de Tony Soprano

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«Las descargas de la canción en iTunes se multiplicaron gracias a Tony Soprano. El tema fue elegido para cerrar la serie creada por David Chase»

 

Una noche en las calles de Detroit, un tren hacia Georgia y un consejo paternal sirvieron para que Journey compusieran una de sus canciones más representativas y el tema preferido de Tony Soprano: ‘Don’t stop believin’’.

 

Una sección de HÉCTOR SÁNCHEZ.

 

Gregg Rolie y Neal Schon abandonaron Santana para embarcarse en su propio viaje con Journey. Además de los teclados, Rolie fue la voz principal de la banda en sus tres primeros álbumes, “Journey” (1975), “Look into the future” (1976) y “Next” (1977). Con la llegada de Steve Perry, y su característica voz, en 1977, Gregg Rolie redujo su parte vocal para ocuparse en exclusiva de los teclados. Pero en 1980, el músico terminó su andadura en Journey, no sin antes buscar a un sustituto para que para sus compañeros no se quedaran sin teclista. Jonathan Cain, miembro de The Babys, fue la sugerencia que Rolie propuso, y su incorporación supuso un cambio positivo para el grupo. Al entrar en Journey, Cain decidió que era el momento de reemplazar el órgano Hammond de Rolie por sintetizadores. Los setenta habían terminado y Journey tenía que adaptarse al sonido de la nueva década.

La nueva formación se encontraba ensayando cuando empezaron a improvisar una canción. Todos los miembros contribuyeron a la hora de perfilar aquel tema nuevo, pero la aportación de Neal Schon fue clave: se encargó del riff del bajo y con la guitarra consiguió un traqueteo que a Jonathan Cain le recordó a un sonido familiar: “Ese pequeño fragmento que se le ocurrió a Neal sonaba como un tren. Le dije a Perry: ‘Dios, me encanta la canción ‘Midnight train to Georgia’, ¿qué te parece si hablamos de un tren de medianoche que no se sabe adónde va?’. Y él me dijo: ‘Oh, me encanta’”. Para el teclista, aquel tema servía de vía de escape para quien lo escuchaba: “La canción comienza con el tren de medianoche yendo a cualquier sitio, y creo que a la gente le gusta la idea de que hay algún lugar al que se puede ir, donde esperan que la vida sea mejor”. Según Cain, funcionaba porque era el pasaporte para imaginar que existe un mundo ideal donde cualquiera querría ir: “Da al oyente permiso para soñar. Todo el mundo quiere creer que la hierba es más verde en otro sitio”.

Aquel mensaje optimista debía tener un título igual de soñador, por lo que Cain recordó un consejo paternal: “Cuando me moría de hambre en Los Ángeles en los años setenta, antes de entrar en The Babys, mi padre me llamaba desde Chicago y me decía: ‘Nunca dejes de creer’. Esa era nuestra visión, nuestro destino era quedarnos y hacer que sucediera; por muy mala pinta que tenga, nunca debes rendirte. De ahí es de donde surgió el título de la canción”. Para el contenido de ‘Don’t stop believin’’, Cain y Perry evocaron el ambiente de las noches por Sunset Strip, pero por su parte, Steve Perry también tuvo presente otra imagen. Durante una gira, cuando pasaron por Detroit, el vocalista no podía pegar ojo en la habitación de su hotel. Así que se acercó a la ventana y echó un vistazo: “Estaba dándole vueltas a la idea de las luces apagándose, de no poder ver nada. De repente, pude ver a gente caminando de la oscuridad hacia la luz. Y se me ocurrió la expresión «streetlight people». Tenía en mente a Detroit cuando empecé a escribirla”. Uno de los personajes de la canción había crecido y nacido en Detroit sur y, según Perry, esta elección no fue casual: “Probé fonéticamente ‘este’, ‘oeste’ y ‘norte’, pero nada sonaba tan bien o tan auténtico como ‘Detroit sur’. Era la sintaxis perfecta. Me encantó el verso”. Sin embargo, esta localización ha traído cierto debate: “Hace unos años me enteré de que no existía Detroit sur. Pero da igual”. Supuestamente, no existe ninguna zona llamada “Detroit sur” en la ciudad y al sur de Detroit se encuentra Canadá. Sin embargo, que no haya ninguna zona con ese nombre no quiere decir que el sur de Detroit no exista.

Para Jonathan Cain, la banda se dio mucha prisa durante el proceso de creación del tema: “Cuando montamos la canción en el estudio de Fantasy en Berkeley, era otra canción. Añadí el estribillo y fue una de las últimas canciones que escribimos. La escribimos bastante rápido. Tenía los acordes, trabajamos a contrarreloj durante el ensayo, fue un esfuerzo del grupo, una especie de improvisación. Si escuchas la parte de piano, es el estribillo sin la melodía, desnudo. Son los mismos acordes, pero la línea de bajo hace que suene diferente”. Una de las peculiaridades de ‘Don’t stop believin’’ es, precisamente, su estribillo. La estructura de la canción es diferente a lo habitual. Cualquier tema suele tener un estribillo repetido varias veces; sin embargo, en esta, el estribillo no suena hasta el final de la canción.

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‘Don’t stop believin’ se utilizó como apertura del séptimo trabajo de estudio de Journey, “Escape”, o “E5C4P3”, como aparece escrito en la portada. Steve Perry consideró la canción muy inspiradora: “Es algo que significa mucho para mí. Todo el mundo tiene problemas emocionales y la canción me ayudó personalmente a no renunciar. He descubierto que mucha gente siente lo mismo”. Para Jonathan Cain, el tema todavía funciona porque evoca a la nostalgia: “Aquellos eran buenos tiempos, podías ver a Journey por 17,50 dólares. A la gente que creció en aquella época le gusta la canción porque les recuerda tiempos mejores”. Por supuesto que ‘Don’t stop believin’’ tuvo muy buena acogida, pero por entonces, la canción que despuntó del álbum “Escape” fue la balada ‘Open arms’.

No obstante, ‘Don’t stop believin’’ ha tenido su resurgir en el siglo XXI siendo una de las canciones más utilizadas en series de televisión. Las descargas de la canción en iTunes se multiplicaron gracias a Tony Soprano. El tema fue elegido para cerrar la serie creada por David Chase y protagonizada por James Gandolfini. Aunque ya no formaba parte de Journey, Steve Perry tuvo que dar su consentimiento con cierta reticencia: “Necesitaba saber cómo se iba a usar la canción. No quería que la canción fuera parte de un baño de sangre, si iban a dejarla para el final. Para que yo aprobara el uso de la canción, tenían que decirme qué iba a suceder. Y me hicieron jurar que no se lo diría a nadie”. Steve Perry mantuvo su promesa y cuando los espectadores se sorprendieron con los minutos finales de la serie, en sus cabezas solo podían escuchar ‘Don’t stop believin’’.

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