“La caja negra”, de Carmen Boza

Autor:

DISCOS

“Un buceo en las tormentas interiores que se disipan a cañonazos vitales para poder ver de nuevo el sol”

 

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Carmen Boza
“La caja negra”
AUTOEDITADO

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

El caso de Carmen Boza hace patente —por enésima vez— que la búsqueda del artista en el siglo XXI ha abandonado completamente los paradigmas del XX. En aquellos tiempos, los A&R de las compañías acudían a los conciertos o a los locales de ensayo de los grupos, funcionaba el boca a oreja típico y las maquetas eran la primera base sobre la que trabajar las canciones. El caso de Carmen Boza, por lo menos en su primer impulso, es diferente: una plataforma almacén de vídeos en internet, montar una campaña de mecenazgo, pequeños conciertos y a partir de aquí conseguir reeditar el disco con una compañía grande. Un contrato que después se convierte, como en “La caja negra”, en un disco autoeditado.

Se presentó este con un primer single —‘Gran Hermano’— que en su primera semana ocupó el segundo puesto en la lista de ventas justo después de los Artic Monkeys, curiosamente unos que han seguido el mismo camino: desde internet al mundo. Y este single ya daba cierto tono de lo que ahora es su segundo largo. Es la parte rockera, porque “La caja negra” cuenta con un puñado de canciones de fuerza inusitada y ‘Gran Hermano’ destaca por su ritmo potente y denso; también con pulsión enérgica sobresale ‘La vida moderna’, con una letra que resulta ser una defensa de la lucha para conseguir la propia identidad. Algo que ella misma ha conseguido en su disputa por desligarse de la compañía que editó su primer disco hasta poder alcanzar su propio sonido.

Letra intimista e introspectiva resulta ser a su vez ‘Intro’, una declaración de principios que cuenta con un fondo sonoro de fantasía. Son estos decorados llenos de arreglos los que destacan en la otra vertiente del elepé: la jazzística, que tan bien sostiene la voz de Carmen Boza, porque de las muchas cosas destacables del disco, una de las más embelesadoras es la voz. Carmen Boza tiene una garganta versátil, que sabe rasgar y sabe acariciar, fundida en las canciones hasta hacer que vibren. Ocurre en ‘Mantra’, en la que casi rapea sobre un fondo funky, calido y elegante, con el que hasta se puede bailar. O en una canción de abandono sentimental como ‘Esparto’, con hechuras de jazz nocturno y exquisito.

Otra letra que aborda las relaciones de pareja es la de ‘Dámelo’, quizás la mejor de un disco en la que no se puede decir que haya niveles: todas las canciones son sentidas y están cuidadas al máximo, pero este proceso de reproches en la ruptura de una pareja encajan como en ninguna otra letra, voz y fondo. Y es que es un disco doliente, pero optimista; un buceo en las tormentas interiores que se disipan a cañonazos vitales para poder ver de nuevo el sol. Ni más ni menos, la travesía que ha tenido que pasar Carmen Boza.

Anterior crítica de discos: “The blue hour”, de Suede.

 

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