Julieta Venegas: Una narradora en movimiento

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“Para mí la soledad no es algo triste, ni malo, es algo muy positivo. Saber estar solo es la mejor manera de estar con alguien, me parece. Estar con alguien por no estar solo sería una tragedia”

 

A primeros de agosto, la gira de la cantante mexicana aterrizará en España, pero antes pasó por Madrid para hablar de su próximo trabajo, “Algo sucede”, que también está a punto de ver la luz. Arancha Moreno estuvo con ella.

 

 

Texto: ARANCHA MORENO.

 

 

Derrocha naturalidad en cada gesto, la misma que abunda en sus canciones. Julieta Venegas (California, 1970) se siente una narradora, una contadora de historias, de “cancioncitas de amor”, como ella misma dice, pero no se queda ahí. En su próximo disco, “Algo sucede”, hay espacio para la tristeza y el dolor propio y ajeno, como en ‘Explosión’, la canción que dedica a los desaparecidos en México, o ‘Una respuesta’, nacida a raíz de un nudo en el estómago al cantar ‘Limón y sal’ en un mal momento. Con el paso de los discos ha desarrollado la habilidad de retratar el movimiento, y casi detener el momento, y en mirar atrás, como sucede en ‘Ese camino’ y ‘Esperaba’. Postales todas ellas de un trabajo que presentará en directo en Girona, Marbella, Sevilla y Vigo en los próximos días. Pero antes ha querido hablarnos de sus nuevas canciones: cómo se han gestado, qué cuentan, cómo lo expresa. Nos lo revela en la cafería del Hotel de las Letras de Madrid, donde nos recibe con cercanía, hablando rápido y salpicando la conversación de onomatopeyas e interjecciones. Y entre medias, espontáneas risas.

 

¿En qué contexto has compuesto este disco? En concreto, dónde estabas, qué hacías, qué cosas pasaban por tu cabeza.

Lo grabé entre México y Buenos Aires. Lo escribí en México, en septiembre del año pasado, me encanta dedicarle unos meses nada más a escribir, de 9 a 17 sentada al piano. A eso me dediqué unos meses. En noviembre o diciembre empecé a trabajar con Yamil Rezc, uno de los productores, muy joven, que viene de lo independiente mexicano, ha trabajado con Xoel, con grupos más indies. Estuve trabajando con él en México, luego con Cachorro López en Buenos Aires, con quien ya había trabajado antes, tiene un montón de experiencia. Son dos personalidades muy diferentes, trabajaba con los dos pero ellos ni siquiera se vieron.

 

Así que el disco se fue gestando entre los México y Argentina.

En realidad estuve en total dos semanas en Buenos Aires, allí grabamos dos o tres canciones, no más, lo demás todo lo grabamos en México.

 

He visto que Cachorro López figura también en los créditos de alguna canción.

Sí, ‘Tu calor’ la escribimos juntos, y ‘Buenas noches desolación’ la escribí con Ale Sergi y con Cachorro. Tenía la frase “Buenas noches desolación, ya no quiero nada contigo” desde hace un montón, y nunca la pude terminar. Les dije: “Oigan, tengo el principio de una canción que no puedo terminar”, me preguntaron cuál, se la enseñé y la terminamos juntos. Me gustaba la frase, como si fuera un personaje del que te despides. Es muy fácil caer en la autocompasión, me gusta la idea de que la tristeza sea como un personaje al que dices chao, tú decides cuando ya se acabó eso, no la circunstancias, la vida, los demás. Me gusta encontrar la vuelta cuando las cosas no van bien, cuando estoy triste, y ver el “continuará”. Se va cuando decides, es muy fácil quedarse triste mucho tiempo.

 

Dentro de este disco está ‘Porvenir’, una joyita que podríamos definir como un canto a la vida, a pesar de estar expresado con una tremenda nostalgia. Se escuchan un piano y un violín y arrancas con un inicio sobrecogedor: “Vamos caminando en soledad /pasando los días tranquilamente, ocupando el tiempo/ sin saber en qué”. Con esa música son cuatro versos bastante tremendos.

(Ríe) ¿Sabes que en realidad es el principio de una historia? Voy tranquilamente, sola, y de repente te cruzas con alguien. Yo lo veo como una canción positiva.

 

Sí, luego dices “Estar vivo es lo mejor”.

Me parece muy chistoso, porque yo la canto muy “la-la-la…”. La veo como una canción muy positiva, de repente tienes un encuentro que te mueve y que no te esperes. Yo lo decía como una narración, es así. Vamos caminando en soledad, pero me cae bien que lo veas como algo duro. Para mí la soledad no es algo triste, ni malo, es algo muy positivo. Saber estar solo es la mejor manera de estar con alguien, me parece. Estar con alguien por no estar solo sería una tragedia. En esa primera parte narraba la posibilidad de un encuentro, y el porvenir te enfrenta con algo que no esperabas. Vino a ti, se te puso enfrente porque tú no tenías ni idea.

 

A veces los mensajes más crudos se transmiten con música alegre. Tú también lo haces en este disco.

Sí, en el caso de ‘Explosión’. Creo que es la canción más explícita que he hecho sobre algo tan concreto como las desapariciones en México. Me costó trabajo, primero decidirme a escribirla, después terminarla, fue una canción difícil para mí. Le tenía que encontrar un sentido musical, no solo era el discurso, sino que la canción tenga una vuelta musical, se tiene que balancear. Tenía que ser una canción a mi manera, pero pop, para que esa letra colara. Si hacía una canción triste, con esa letra te tumba. En la canción yo soy la narradora, trato de contar algo de una manera que se cuele. Por eso tenía que ser muy pop.

 

Ese es tu lenguaje, además.

Sí, pero buscar eso me costó. Sabía que quería escribirla, no podía hacer ninguna otra canción si no hacía esa, era algo que tenía atravesado en la garganta. Lo tenía ahí presente.

 

Las desapariciones en México llevan años sucediéndose, aunque en 2014 hubo más de 5.000 casos. ¿Hubo un caso concreto que provocase esa reacción en ti?

Cuando pasó la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa todo el mundo estaba en shock. Te pones a sumar y han desaparecido 26.000 personas en México, hay una cuestión con el valor que tiene la vida allí, que da muchísimo miedo. No es un miedo concreto hacia mi o hacia mi entorno, sino ¿qué va a pasar con este país? Estamos en un barco que no sabes adonde se dirige. Eso es lo que da miedo, empezar a mirar alrededor. ¿Podemos no hablar de este tema? ¿Podemos dejar que pase y no decir absolutamente nada? ¿Cómo puedes seguir con tu vida tan tranquila? No podemos permitir eso. El resultado de la canción por lo menos ponga a dos personas a hablar del tema.

 

Y a pesar de asociar el acordeón a lo festivo, en esta ocasión lo utilizas con otro sentido.

Sí, el primer arreglo que le hice al acordeón era más norteño, pero necesitaba suavizar esa sensación tan dura de la canción, la letra. Por eso creí que una melodía podía ayudar. Para mí el acordeón norteño cambia el humor, pero no iba al caso en esa canción, no era algo que sumaba. El acordeón fue un proceso importante.

 

Lo has traído de vuelta en este disco, porque en tu trabajo anterior, “Los momentos”, no había acordeones. ¿Por qué?

Sí, yo creo que la diferencia más grande entre el disco anterior y este se nota en la presencia del acordeón, en este ya está un montón. Tengo una cosa emocional con los timbres, no sé explicar por qué hay timbres que quiero presentes y timbres que no. Estando en gira me falta el acordeón, me gusta como timbre. No sé por qué lo que estaba buscando en el momento no daba espacio para el acordeón, sónicamente no cabía.

 

Te sorprenderá que nos llame tanto la atención el acordeón, pero en España se utiliza poco, de ahí que siempre te asociemos a él.

(Ríe) Pero no solamente acá, para mucha gente es raro ver a una mujer tocando el acordeón. Soy pianista disfrazada de acordeonista, no soy acordeonista como tal. Yo escribo y utilizo el acordeón como un elemento que entra y sale. Me gusta, el otro disco no lo metí y lo extrañaba.

 

Foto: GUSTAVO DI MARIO

Foto: GUSTAVO DI MARIO

“Te pones a sumar y han desaparecido 26.000 personas en México, hay una cuestión con el valor que tiene la vida allí, que da muchísimo miedo. No es un miedo concreto hacia mi o hacia mi entorno, sino ¿qué va a pasar con este país?”

 

En este disco hay otra canción que habla de México, ‘Una respuesta’. ¿Qué cuenta?

Sí, habla de una tristeza muy profunda que no sabes cómo expresar. Me pasó en un momento. Estábamos de gira, salí a cantar ‘Limón y sal’ y pensé: “Guau, que difícil es cantar esta canción ahorita”, no tenía nada que ver con lo que estaba sintiendo. Sentía una angustia horrible, una cosa que me tiraba hacia abajo y tenía que cantar mis cancioncitas de amor. Me encanta cantar canciones de amor, me encanta escribirlas, pero hay momentos en los que no es suficiente, no expresan lo que necesito. Por eso escribí ‘Una respuesta’, es una canción de dolor profundo que no sabes cómo expresar.

 

Veo que hay mucha reflexión en tus canciones nuevas.

Siempre, para mi escribir tiene que ver con reflexionar, pensar cosas que siento o me preocupan. Es como una terapia.

 

“Algo sucede” se publicará el 14 de agosto, pero desde hace meses conocemos el adelanto, ‘Ese camino’. Es una canción en la que miras a la infancia, pero a la tuya, a la niña que fuiste. ¿Cómo eras?

No recuerdo muy bien, ese es el chiste de la canción: no es tanto la memoria concreta de lo que te sucedía cuando eras niño, como eso que se te queda metido dentro, una sensación que reacciona a estímulos que no esperas. Pasas por un lugar que pasabas cuando eras chico, o te encuentras con una persona, y algo te hace regresar. Cuando era chica era bastante arisca, eso sí lo recuerdo, no me gustaba mucho la gente. Quizá por timidez, alejaba mucho a la gente, a los amigos de mis hermanos los trataba mal, me iba a tocar el piano, en plan “Odio a todo el mundo”. Era una manera de querer que me quisieran, equivocada quizá por inseguridad, de defenderme antes de que me hicieran nada.

 

 

La memoria deforma los recuerdos. ¿Los embellece o los empaña?

Creo que los empañamos, empiezas a hablar de algo y te mira tu hermano y te dice que no tiene nada que ver. Los empañamos, muchas veces justificamos problemas que tenemos de adultos con cosas que nos pasaron de niños.

 

Si ‘Ese camino’ miraba a la infancia, ‘Esperaba’ parece mirar a la adolescencia: “Deseaba estar lejos, que pasase algo. Las canciones de Charly sonando en casa me hacían flotar sobre Buenos Aires”. ¿Te refieres a Charly García?

Sí, me encanta que entiendan esa referencia, es una combinación de imágenes esa canción. Quería describir la sensación de la adolescencia de no poder escapar, y encontrar ese escape en la música, que te hace llegar a un lugar que nunca has ido. Entonces no conocía Buenos Aires, y tampoco había escuchado a Charly, es una fantasía. Yo le descubrí a los veintiún años en el D.F., pero me hubiera gustado haber sido adolescente escuchando a Charly García. Fue porque estaba leyendo una serie de libros de un escritor noruego, Karl Ove Knausgård, que ha escrito sobre su infancia, su adolescencia, su vida adulta… Eso me remitió a la mía, y acabé escribiendo canciones que tenían que ver con eso. Parte de la adolescencia es una inconformidad con todo. Así como la infancia tiene algo de ingenuidad, en la adolescencia estamos súper sobrados.

 

Se le canta más a la infancia que la adolescencia, de hecho.

Sí, nos la saltamos, da un poco de vergüenza decir que yo era insoportable (ríe).

 

Ese tema suena muy años 80, con los sintetizadores que tú misma has tocado. ¿Por qué ese traje?

Mi idea era un homenaje a Charly, quería que sonara inspirada en una canción suya. No sé si lo logré, pero si me dices que es ochentera puede que sí.

 

¿Todas las letras y músicas de este disco son tuyas?

Sí, la única que compuse a medios fue ‘Buenas noches desolación’, con Cachorro y Ale, y ‘Tu calor’, una canción mía a la que Cachorro le cambió un coro y ahí quedó compuesta por los dos.

 

¿No hay colaboraciones?

No hay, esta vez me enfoqué en otro lado y no se dio ninguna colaboración. Se dio por el lado de los músicos que participaron.

 

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“Soy pianista disfrazada de acordeonista, no soy acordeonista como tal. Yo escribo y utilizo el acordeón como un elemento que entra y sale”

 

Desde finales de los 90 alternas tus discos con canciones en bandas sonoras, entre ellas ‘Aquí sigo’, incluida en “A night in old Mexico” o varios temas en “La increíble historia del niño de piedra”. ¿Sueles trabajar sola y desde la misma dinámica que trabajas para tus discos?

Las canciones para películas las encaro como una historia que alguien quiere contar y yo soy partícipe para que esa historia termine de redondearse, partícipe muy pequeña. Me gusta leer el guion, platicar con el director… me gusta involucrarme para ver qué está pensando, qué significa para él. Está bueno, es como salirme de mi zona de confort, de mis canciones y de mis historias, salir y ver lo que alguien más quiere.

 

Ponerte al servicio de la historia.

Sí, de la historia, de la película… eres parte. Es toda una orquestación hacer una película, admiro mucho a los directores, no sé como lo pueden lograr, me parece una cosa complicadísima.

 

En unos días vienes de gira a España: estarás el 3 de agosto en Cap Roig Festival (Girona), el 4 en el Starlite Festival (Marbella) y el día 6 en Nocturama, en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo de Sevilla. ¿Qué formato llevas en directo?

Hemos montado todo el disco. En el disco pasado me di cuenta de que me faltó algo para el show, no me gusta usar secuencias y acabamos haciéndolo, para probarlo. Este disco sí quiero tocarlo en vivo y que los que estamos en el escenario lo toquemos sin usar secuencias. Para mi tiene lo que necesita, sin aditivos.

 

¿Te pones también al servicio de la gente?

No lo veo tanto así. Lo preparo pensando en el show que me gusta ver a mi como espectadora. Si voy a un concierto digo: “Cántame las que me conozco”, y me choco cuando no cantan canciones que son referentes de un artista. Estamos montando todas las nuevas, para plantear el sonido del show es importante basarnos en el disco. Pero no vamos a tocarlas todas, las vamos a combinar con canciones de discos viejos, canciones que dejamos de tocar un tiempo las vamos a meter. Y las canciones del anterior sin secuencias (ríe), con arreglos. Cuando tocamos no me gusta copiar el disco, y menos ahorita, muchas bases del disco son muy derechas, pero en vivo se quedan planas. Trabajamos para que el vivo tenga su propia personalidad.

 

Te has puesto antes en el papel de espectadora. ¿Qué concierto te ha marcado a ti como público?

Soy muy fan de Faith, la fui a ver a Mexico y acá en Madrid, me parece el concierto ideal: es una súper música, se preocupa por el tema escénico, el grupo que trae son divinos… Me gustó mucho James Blake, no se fue a hacer una cosa completamente electrónica, tenía un baterista que tocaba pero con sonidos electrónicos.

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