Iván Ferreiro: Universos propios

Autor:

«El punto es saber si los demás son unos marcianos o el marciano eres tú, si el picnic es extratrerrestre porque te vas a otro planeta o porque vienen a hacer el picnic aquí»

Como ya sucediera cuando capitaneaba a Los Piratas, Iván Ferreiro se maneja en los márgenes, con plena actitud alternativa y funcionando a su aire, ganando adeptos poco a poco. Es como un secreto a voces. Se acaba de publicar su tercer largo en solitario, “Picnic extraterrestre”.


Texto: JUANJO ORDÁS.
Fotos: INMA VARANDELA.


Es la estrella del rock alternativo español, valorado por crítica, público y compañeros de profesión. Sin embargo, es un tipo humilde, sincero y realmente divertido. Iván Ferreiro edita “Picnic extraterrestre” (Warner), su cuarto disco de estudio en solitario (contando el EP «Las siete y media»), un nuevo trabajo que añadir a una trayectoria de la más alta calidad, en la que ya queda muy atrás su paso por Los Piratas.

¿Qué es un picnic extraterrestre?
La idea de un picnic extratrerrestre era el punto de las pelis de ciencia ficción que nos suelen gustar a mi hermano y a mí. Que tienen que ver por un lado con algo extraño que pasa en la naturaleza y por otro con lo que conoce el que mira. El punto es saber si los demás son unos marcianos o el marciano eres tú, si el picnic es extratrerrestre porque te vas a otro planeta o porque vienen a hacer el picnic aquí. Y la historia cambia absolutamente porque cuando los extraterrestres vienen a hacer el picnic significa que nosotros no podemos movernos de aquí y cambian nuestro entorno. Si nosotros vamos a hacer el picnic es porque tenemos la capacidad suficiente para llegar hasta allí y cambiar el entorno.

¿Y eso cómo se traduce a las personas?
Un poco nuestra idea es que tú llegues al disco y te encuentres con otro entorno. Y decidas si eres el marciano y eres capaz de llegar hasta allí o han llegado hasta aquí. Creo que “Picnic extraterrestre» es una metáfora de querer hacer un buen concierto, querer hacer un buen disco, que sea especial lo que haces. Es más un deseo de lo que nos gustaría, una declaración de intenciones.

Eres un solista pero hablas en plural.
Sí, porque yo no trabajo solo. Tengo mi nombre, que es el que usa mi madre para llamarme y que es una marca comercial en cierta manera, quiera yo o no. No es una decisión tomada por mí, es algo que va pasando. Pero lo cierto es que yo no soy un artista completo en el sentido de que ni soy Prince ni me acerco mínimamente. Soy un tipo de Vigo con unas nociones musicales justas, no sé tocar muy bien, tengo ideas, sé sobre canciones, sé interpretar lo mío. Pero para poder hacer mi curro necesito de forma imprescindible, por ejemplo, a mi hermano [Amaro Ferreiro] que sabe muy bien cómo empezar la historia, cómo plantearla. Y en este caso también ha venido Pablo [Novoa] a componer, que es la primera vez que componemos con él. Yo dependo absolutamente de ellos. Sé que la cosa se llama “Iván Ferreiro”, que yo soy el que viene aquí a hablar y que, en cierta manera, ellos trabajan a mi disposición pero son parte fundamental de mi obra. Aunque al final yo diga si me gustó más la estrofa primera o la segunda, o haga cambios de letra a última hora o escriba la mayor parte de los textos, no podría hacer absolutamente nada si no trabajo con ellos.

Debes estar muy cómodo con la banda porque es la primera vez que repites.
Nunca ha sido por incomodidad, siempre ha sido por incompatibilidad de agendas. Y sí, la verdad, estamos encantados. Con la banda estoy feliz, porque además “Mentiroso mentiroso” y su gira nos sirvió para conocernos mucho más, entender nuestras capacidades, conocernos a nivel humano, sobre todo. Y ahora hay montada una banda muy sólida.

El disco indaga, en cierta manera, en aspectos que ya planearon en “Mentiroso mentiroso”. Cierto tipo de estructura de canciones, etc… ¿Hacia dónde crees estar dirigíendote?
Hay una parte que finaliza un tipo de canción que había en “Mentiroso mentiroso” y creo que el disco va mutando hasta llegar a otro tipo de canción distinto.

¿Hay un orden en ese sentido?
No. Pero si nos ponemos a diseccionar, pues sí. ‘Farenheit’ está más cercana a “Mentiroso mentiroso”. Y aunque luego lo hayamos ordenado de otra manera, las canciones con las que empezamos fueron las más pesimistas, ‘Farenheit’, ‘Luna de miel’…

¿De dónde venía ese pesimismo?
En cierta manera tiene que ver con mi vida personal en muchas cosas. Realment,e en “Mentiroso mentiroso”, “Canciones para el tiempo y la distancia” y “Las siete y media” se hablaba mucho de mí y de Amaro. Nos pusimos a escribir sobre nosotros de forma bastante cruda y bastante suicida. La parte que se parece a “Mentiroso mentiroso” es la que tiene que ver con el experimento de pasar de hablar en primera persona a hacer canciones de ficción. Plantear una situación para empezar a contar algo. ‘Franheit’ y ‘Cabaret’, por ejemplo, son dos canciones que tienen esa mala hostia que tiene “Mentiroso mentiroso”. La primera de ellas es muy emocional y dice cosas muy fuertes y la escribimos y la tocamos como si nos diera igual, no necesitábamos tanto decir eso como hacer esa canción. Y en ‘Cabaret’ es el mismo concepto pero con un desarrollo musical diferente.

Aunque en el momento de hacerla ‘Farenheit’ no tuviera destinatario concreto, en ella hablas de mala gente, de hijos de puta. ¿Hoy en día te atereverías a señalar a alguien, a dedicarle esa canción?

No, no. En mi caso no tiene unos protagonistas. Nuestra idea a la hora de hacer ‘Farenheit’ fue la siguiente. Ya nos habíamos acercado con ‘La canción del no’, tenía ganas desde hace mucho tiempo de hacer una canción que soltara toda esa mala hostia pero que fuera preciosa de principio a fin, melódicamente, armónicamente, que hubiera calma también. No es una canción rápida, ni gritona, ni distorsionada. No hay una muralla de guitarras. Era un poco hacer una canción que fuera un himno para todos aquellos que, así como tienen su himno de amor, tengan su himno de odio o de mala leche. Después de tener la letra para encontrar el título fue decir “vale, ¿cómo justificamos esto?” Y la justificación fue perfecta: ciencia ficción de los 70, europea… ¡»Farenheit 451″’! [Película de Truffaut basada en la novela de Ray Bradbury]. «Farenheit 451» es la temperatura a la que me pongo de mala hostia y empiezo a llamar hijo de puta a todo el que me cruzo por delante. ¿Tengo razón? No. ¿Me pasa? Sí. ¿Es una emoción mía? Sí.

«Voy tirando como puedo, sintiéndome como el patito feo todo el rato, pensando ‘si esto es lo que está funcionando a mí no me va a entender ni Cristo’, pero de repente me veo en la Joy, parece que me entienden y me da un subidón que te cagas»

EXTRATERRESTRES Y CIENCIA FICCIÓN

En el disco los teclados tienen bastante protagonismo.
Tenía ganas de hacer un disco con arreglitos melódicos, porque hasta ahora íbamos a muerte todo el rato y aunque había instrumentos y melodías era como todo el mundo tocando libre. Tenía ganas de meter Mellotrones, sonidos así pero a mi manera, sin pretender emular nada en concreto, simplemente usar esa sonoridad. Que hubiera un tipo de sonido. Lo trabajamos mucho, sobre todo Pablo [Novoa], me aproveché de tenerle cerca.

No es un disco de ciencia ficción como tal pero, ¿qué películas crees que han influido en ese concepto “extraterrestre”? ¿Cuáles están en tu imaginario?
En cuanto nos pusimos con ello lo que realmente vimos sobre todo fue “La Jetée”, que es la película de la que viene “Doce monos”, te la aconsejo. Es una película hecha a base de fotografías, una voz en off y ruido. Estábamos muy metidos en “Perdidos”, en “Galactica”. Yo soy fan de “Galactica” a muerte. Me encanta ver la tele, hay un montón de series que me apasionan, veo “Dexter”, “Los Soprano”. Puedo verme un capítulo de “Weeds”, después uno de “Dexter” y ser feliz como una rata. “Galactica” me acabó de matar, creo que es la mejor serie, sólo le gana “Twin peaks” [Risas].

A partir de aquí iniciamos una conversación únicamente propia de los fanáticos de la famosa serie de Lynch. Una vez finiquitado el tema (repaso a algunos de los mejores personajes incluidos) volvemos a las series de ciencia ficción: «Todo ese mundo de ‘Galactica’ me impactó. A partir de ahí empezamos a hacer moviditas. Entonces Amaro llegó y dijo que había una peli de Tarkovsky en la que hay una habitación que te concede todo lo que deseas. La película se llama ‘Stalker’, está inspirada en el libro ‘Picnic al borde del camino’, de los hermanos Strugatsky, y la acabamos viendo. Veníamos de la ciencia ficción guay, de las naves, y entramos en el mundo de un director que va a muerte y que no tiene nada para hacer una peli»

¿Tú te sientes muy extraterrestre?
Me siento muy extraterrestre y Amaro también, creo. Y Pablo un poco también. Creo que todos somos unos putos marcianos. Tenemos un punto de vista tan subjetivo… Sólo tenemos una vida, que es la nuestra, que es el lugar donde estamos y hay que ir comprendiéndolo todo. No es como ir al cole. Nos enseñan que ir al cole, llegar,  aprender unas normas y que ya estás dentro y la historia ya no cambia. Pero no, resulta que no, que cada puto día es distinto y no es que estemos en un mundo en el que todo esté enganchado, sino que cada día está todo el mundo improvisando. Me siento muy extraterrestre en muchas cosas. Y sin ánimo de ofender a nadie, veo como funciona todo, la radio, la tele y me llevo muy bien con todo el mundo, pero hay veces en que me veo en medio de un negocio y me veo marciano. Veo un vídeo mío y el de un artista cualquiera, que sale bailando o haciendo lo que sea y me veo fuera total.

Pero a ti comercialmente te va bien, ¿te sientes un afortunado en ese sentido?

Sí, claro. Y por otro lado me siento un extraterrestre en ese aspecto. Voy un poco tirando como puedo, sintiéndome como el patito feo todo el rato, pensando “si esto es lo que está funcionando a mí no me va a entender ni Cristo”, pero de repente me veo en la Joy, veo que me miran a la cara, parece que me entienden y me da un subidón que te cagas. Entonces me parece más marciano todavía.

Pero desde que iniciaste tu trayectoria en solitario has tenido tirón entre el público.
Sí, sí. Y la verdad es que sigue sorprendiéndome todos los días. Realmente flipo y creo que a Amaro le pasa igual. Nosotros nos vamos a Galicia, estamos por allí, de repente llegamos con nuestra cosita, que hacemos en casa, con los colegas, con mucho cariño. No hacemos grandes producciones, es muy artesanal, nos juntamos con la guitarrita y escribimos, luego grabamos una maquetita y tenemos una vida rural. Vivimos en un pueblo donde se conoce todo el mundo, y lo mismo que me conoce todo el mundo en el pueblo, pues conocen al panadero. No hay muchos más grados donde yo vivo y está de puta madre. Entonces, llegamos a Madrid diciendo “hostia, tío, ¿qué pasará esta vez?”. Y creo que desde siempre tenemos la sensación de que va a ser la última vez, que la siguiente nos vamos a meter un hostiazo que te cagas. Y llegamos y nos emocionamos mogollón. Creo que seguimos disfrutando mucho porque no acabamos de entenderlo muy bien tampoco nosotros, porque es acojonante.


Desde aquí puedes acceder a la web de Iván Ferreiro.

Artículos relacionados