“Interferencias II. Spanish Synth Wave 1980—1989”

Autor:

DISCOS

“Un disco que cubre los incunables de parte de las estéticas actuales”

 

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Varios artistas
“Interferencias II. Spanish Synth Wave 1980—1989”
MUNSTER RECORDS

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

Hace algún tiempo, presentamos en estas mismas páginas un buen puñado de grupos que durante los años 80 hicieron uso de sintetizadores, cajas de ritmo y la parafernalia que empezaba a configurar lo que se llamó entonces tecno pop. No formaban ningún movimiento estético, pero sí es cierto que seguían las mismas coordenadas: la música que hacían era el futuro, la innovación, la creación pura sin lastres del pasado y abría el porvenir. Y a partir de aquí, cada uno jugaba con su propio entramado sonoro. Pues bien, hay un segundo volumen con los mismos propósitos.

Si acaso, el azar ha querido que haya aquí ejemplos claros de lo que se llamaba entonces música industrial, ejemplos preclaros son Esplendor Geométrico y los más desconocidos Orfeón Gagarín, con una presencia aún más experimental: un ritmo obsesivo y monocorde con recitado de fondo. Dominan también las trazas oscuras, como el histrionismo de guitarras que practicaban TV Soviética, y los aires cosmopolitas también solían aparecer con ambientes en las letras de sofisticación. Claustrofobia con ‘La espía que me amó’ —aventurera y fílmica—. Y extrañas personalidades como De Pícnic —igual que la canción que defienden— que con un entramado sonoro que entonces se entendía exquisito y moderno— se permiten hacer una oda a la tortilla de patatas —no extraña si pensamos que en la canción colabora Poch— son versiones contrarias de una misma idea.

Muchos defienden el pop, simplemente, puesto que lo que usan son instrumentos tan válidos para transitar por el pop como por cualquier otro sonido. ‘Camino a Venus’ de Jan es un buen ejemplo. De hecho, parte de sus miembros acabaron en Sindicato Malone. Y hay también escuela valenciana a lo Glamour con Fanzine, que al fin y a al cabo fue una escisión del grupo madre.

Destaca en algunos un sonido brillante, lo de Betty Troupe con una canción dedicada al sinte MS20 —de bajo trotón y llena de energía— no extraña porque está producida por Nacho Cano; tampoco el ‘Televisión’, de Manía, porque está mezclado en Londres y exhala un sonido muy europeo, igual que ‘Blonde Venus’, de V Generación, una rodaja eurobeat que nunca se había editado.

Se incluyen un buen puñado más. Esa delicia eslava con toques a lo Japan que es ‘Kopek’ del desconocido Demian o la potencia psicodélica de Minuit Polonia que de haber seguido hubieran llegado a encajar en el Manchester del fin de la década. En definitiva, un disco que cubre los incunables de parte de las estéticas actuales y que resulta imprescindible no solo para los seguidores del sonido, sino también para los que simplemente aspiran a tener en su discoteca un buen repertorio de música española.

Anterior crítica de discos: “Mixed up”, de The Cure.

 

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