“Here if you listen”, de David Crosby

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DISCOS

“Probablemente volveré a pincharlo en mi equipo muy pocas veces, pero reconocer que aquí hay un buen trabajo tampoco es tan grave”

 

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David Crosby
“Here if you listen”
BMG, 2018

 

Texto: EDUARDO IZQUIERDO.

 

Tengo algo personal con Crosby. En lo negativo, además. Nunca me ha caído bien este tipo al que es de ley reconocerle la influencia en bandas tan esenciales como The Byrds o, claro está, Crosby, Stills, Nash & Young. Curiosamente, respecto a esta última, siempre me han pedido que ordenara a sus miembros según mis preferencias, y dicho lo dicho, no es fácil deducir el lugar en el que ponía a Crosby ¿Qué quieren que le haga? Como se dice vulgarmente, “me da mal rollo”. Su mirada me transmite desconfianza, y lo que he leído sobre él, que es mucho, nunca lo ha dejado del todo en buen lugar. Con esos precedentes, ¿es posible que te guste la música de alguien? Sí y no. Aunque me inclino más por lo segundo. Las filias y fobias de cada uno son las que son, pero indudablemente, influyen a la hora de enfrentarte con un disco. Es justo reconocerlo para que, de esta manera, sea fácil para el lector poner tus palabras en contexto.

“Here if you listen” es su tercer álbum en dos años, tras “Lighthouse” (2016) y “Sky trails” (2017). En él repite la banda que le ayudó en el primero y con la que, por cierto, saldrá de gira para presentarlo. Nos encontramos aquí con un conjunto de canciones, como suele ser habitual, eminentemente acústico. Se recuperan ‘1967’ y ‘1974’, dos temas del pasado de Crosby que se actualizan, incluso en lo que respecta a sus letras, y, sobre todo, ‘Woodstock’, el tema de Joni Mitchell que fue un éxito en la versión de CSN&Y, y que aquí suena notable. Acierta al acercarse al mundo feliz de las personas ciegas en ‘Other half rule’, aunque es en ‘Your own ride’ cuando nos conmueve realmente al afirmar con calma que “he pensado en morir y en cómo hacerlo bien”. Duro, pero seguramente real.

Releyendo estas líneas puede parecer que el disco me ha gustado, y ciertamente lo ha hecho. Algo que deben medir como se debe después de lo apuntado en el primer párrafo de esta reseña. Quizá esa animadversión hacia el personaje, y saber que tenía que escribir estas líneas también me ha “ablandado”. ¿Quién sabe? Porque no estará entre mis discos favoritos del año. Probablemente volveré a pincharlo en mi equipo muy pocas veces, pero reconocer que aquí hay un buen trabajo tampoco es tan grave, ¿no?

 

Anterior crítica de discos: “Rebelión”, de Ilegales.

 

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