Grandes éxitos, mejores remixes, de Victoria Ford

Autor:

DISCOS

«Siendo todo tecno pop, no hay dos parámetros que se repitan»

 

Victoria Ford
Grandes éxitos, mejores remixes
LUNAR DISCOS, 2020

 

TEXTO: CÉSAR PRIETO.

 

De Sevilla vienen Victoria Ford con un experimento bajo el brazo. Han cogido canciones ya publicadas por ellos, guitarreras a la manera de The National, y las han dotado de una envoltura electrónica que las viste completamente. No ha sido cosa del grupo esta reinvención; esta vuelta que se les ha dado a sus temas la han perpetrado músicos y pinchadiscos conocidos —otros no tanto— como Nacho Canut, Guille Mostaza o David Kano. A cada uno de ellos se le ha dado la canción que más empatiza con su estilo y la ha llevado con facilidad a su terreno, con lo cual se ha conseguido un disco de un sonido estable pero variado. Siendo todo tecno pop, no hay dos parámetros que se repitan.

Así el disco se inicia con “Bien es poco”, pizpireta y saltarina, como los primeros Depeche Mode con sus estribillos resultones y la dosis de grandilocuencia necesaria para ser un himno. Pero de golpe nos asalta “Tim Herramientas Taylor”, la procesada por Nacho Canut, de fondo monótono y denso, casi maquinal, cercano al trance. “Llama a mi madre”, sin embargo, posee el desparpajo demente de Derribos Arias, para ser un himno rompepistas conforme avanza.

Guille Mostaza se encarga de “Diversión”, y al resaltar en este nuevo tratamiento la melodía, se destaca con mayor crudeza la voz. Nunca mejor escogida para él: adictiva y con gancho parece provenir de su grupo, Ellos. “Los reyes” es mucho más minimalista, e incluso hay espacio para una canción del verano: “Verano punto exe”, la más rockera, con guitarrazos despampanantes y sentimentales, llena de estíos y nostalgia, pero no ajena —con distorsión y delay— al disfrute en las pistas de baile.

Puede que las próximas canciones del grupo aborden levemente este sonido. Ellos lo dejan entrever. Lo que sí es cierto es que, sea como sea, seguirán teniendo ese toque que las hace especiales, seguirán siendo himnos de obligado magnetismo.

Anterior crítica de discos: Mystic familiar, de Dan Deacon.

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