Glen Hansard en Granada: Música a bocajarro

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“Solo ante la multitud cualquiera puede parecer desamparado, pero su historia de cantante callejero desde la más tierna mocedad es un bagaje que viste mucho, y la cosa promete desde el principio”

 

El músico irlandés Glen Hansard está nuevamente de gira por España, pero esta vez cambia de ruta y solo se detiene en Granada, Barcelona, Valencia, Gijón y Ferrol. Marta Sanz acudió a su primera parada.

 

Texto y fotos: MARTA SANZ.

 

Glen Hansard
Palacio de Congresos, Granada
25 de marzo de 2017

 

Hace poco más de dos meses que Glen Hansard anunció una pequeña gira por España. Sus últimas visitas a nuestro país han tenido un terco recorrido, que le llevaba por Madrid, País Vasco y Cataluña. Pero esta vez el irlandés ha decido cambiar el guion. Las paradas del tour le llevan en diagonal del sureste a noroeste de la Península, con la excepción del Festival Milleni de Barcelona, y no le acompaña la impresionante y multitudinaria banda a la que nos tiene acostumbrados. A pesar de las perspectivas, las dos novedades no se cumplieron en rigor, ya que el público que le espera siempre impaciente se recorre los kilómetros necesarios para escucharle de nuevo, por lo que su audiencia no era tan desconocida. Y no es solo su voz la que suena, porque Glen Hansard no está nunca solo en el escenario.

La primera parada de esta fugaz visita fue Granada, con previsión de tempestades que tampoco se dieron, y un sol que aguantó casi hasta los primeros acordes. Entre las butacas del Palacio de Congresos se mezclaban idiomas y acentos, y entre los rostros sonrientes se distinguen músicos como Marwan o Txetxu Altube, que no dudaron en dejar la capital por unos días para escuchar al maestro. La misma pleitesía le rinden sus teloneros, los gallegos Escuchando Elefantes, que por llegar a la cita volaron desde su tierra celebrando solo a medias el estreno de su nuevo trabajo, “Hope”, algo por lo que sin duda salimos ganando los allí presentes, que pudimos disfrutar de su simpatía y su inmenso instinto musical, ese que consigue dotar de alma una canción. El dúo folk acompañará en esta pequeña travesía al músico irlandés, un motivo más para ser puntual a la cita.

Instantes antes de que Hansard comenzara su actuación, sobre las tablas le espera casi desolado un viejo piano desvencijado, dos guitarras en tensión y el mudo tambor que adorna siempre sus actuaciones. Cuando aparece en escena, la platea le recibe con un clamoroso aplauso, y él responde con una amplia sonrisa y unas palabras en castellano, idioma que retoma de vez en cuando durante la actuación. Se atreve incluso con unos versos para homenajear la tierra que lo acoge, recitando la ‘Canción del jinete’ de Federico García Lorca, que a pesar de su torpe pronunciación no desmerece al poeta. Y de versos va la noche, que arranca con una disculpa. Glen esta resfriado, y avisa de que si su voz se tuerce puede ser por los virus, aunque no se ve debilidad en ningún tramo del camino. Más bien al contrario, quizá por no tener las cuerdas y vientos que normalmente le arropan, suena más fuerte que nunca, pura potencia que enrojece su rostro y hace temblar hasta la Alhambra.

 

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El primer tema que encara fue su estreno en solitario, ‘Love don’t leave me waiting’. Solo ante la multitud cualquiera puede parecer desamparado, pero su historia de cantante callejero desde la más tierna mocedad es un bagaje que viste mucho, y la cosa promete desde el principio. Por eso con su guitarra llena cada rincón de la sala, y no echan de menos percusiones ni trompetas ‘Winning Streak’, ‘Little Ruin’ o ‘When Your Mind’s Made Up’. Aunque no se diría, confiesa que cantar así es emocionante pero terrorífico, y se sienta por fin al piano para disparar ‘Bird of sorrow’, que hiere sin remedio a quien la escucha. Solo acaba de empezar cuando decide descansar de sí mismo, para acudir al irremplazable Fergus O’Farrell, cantante de Interference, fallecido hace poco más de un año. Fergus, objeto de admiración e inabarcable cariño en Irlanda, da el texto a su voz, y sus bellas canciones, casi desconocidas en nuestro país, suenan en Granada generando algo muy parecido a la magia. Merecido homenaje a un músico gigante, y a un hombre inspirador y valiente.

Si una canción de su repertorio tenía difícil adaptación a un solo hombre, esa es ‘McCormack’s Wall’. No por la historia en sí, que siempre la narra en solitario, sino por el gran final instrumental de tradicional giro irlandés que te lleva directo a Dublín. Sorprendentemente, con ayuda del público entregado, los canturreos del respetable y el talento del cantante nos llevan si no a la capital de Irlanda, sí al pub mejor pintado de la zona.

Entre la esperanzadora ‘This Gift’ y la mítica ‘Falling Slowly’, Glen se anima y entre risas nos cuenta cómo subió hasta la Alhambra para descubrir que no había entradas, o la emoción que sintió al entrar en la casa museo de Lorca. Tras la poderosa ‘Her Mercy’, siempre guitarra en mano y emoción al límite, se suman a él Silvia y Carlos, Escuchando Elefantes, y hacen una preciosa versión del tema de The Frames ‘Star, Star’, que embellece especialmente la voz de ella.

Tras una breve despedida, Glen sale de nuevo y acepta peticiones, entre las que cuela sin demanda y por suerte la maravilla de ‘Stay The Road’, que entona con los ojos cerrados y rasgando las cuerdas con sumo cuidado.

Cuando enfila el final, como suele pasar, también empieza la fiesta, de la que participa fascinado Ismael, un osado admirador que se ofrece desde la oscuridad de la sala a cantar con él ‘The Auld Triangle’, canción tradicional irlandesa. El paseíllo final es un homenaje al siempre echado de menos Leonard Cohen, y con todos los músicos participantes recorriendo el graderío mientras celebran ‘Passing Through’. Así termina el primer concierto de su primavera en España, que incluso virus mediante ha sido un rotundo éxito. Al menos así lo hace intuir la multitud sonriente y emocionada que toma el paseo del Violón poco después de la media noche. Es el efecto Hansard: él se deja todo en el escenario, y a cambio se lleva el cariño y respeto unánime de la audiencia.

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