Futuro, tú antes molabas, de Chaqueta de Chándal

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DISCOS

«Continúan la senda del humor y las letras ácidas, desde un pop de base con el que coquetean con diferentes géneros»

 

Chaqueta de Chándal
Futuro, tú antes molabas
Bankrobber, 2022

 

Texto: SARA MORALES.

 

Todo aparenta broma en este disco, pero nada más lejos de la realidad. A pesar de que el humor, la ironía y el cinismo sigan siendo el lenguaje que dominan Chaqueta de Chándal; a pesar de que las canciones pinten burlonas en el primer impacto; a pesar, incluso, del nombre con el que decidió bautizarse el trío barcelonés hace más de tres años para irrumpir en escena. Si en 2019 se mostraron al mundo como una de las revelaciones del año por aquel inesperado debut llamado Gimnasia menor, ahora con este segundo largo reafirman propósitos, asientan identidad y nos demuestran que aquello no fue espejismo.

Futuro, tú antes molabas continúa aquella senda marcada: la de las letras ácidas y un pop de base desde el que coquetean con géneros como la psicodelia, el shoegaze, el electropop o el punk rock melódico. Pero ahora, en este 2022 en que llevamos a cuestas acontecimientos y experiencias que jamás imaginamos, resulta que lo insólito ya no chirría porque es real. Y de eso se han valido también Chaqueta de Chándal esta vez que, entre la sorna, la guasa y un análisis de la cotidianidad tan veraz como ingenioso, se han sacado de la manga diez temas con los que hacernos sonreír pero, también, con los que hacernos despertar, si es que todavía anda alguien dormido.

La genialidad de “La conquista del champán” resume, en casi cuatro minutos, de lo que son capaces Guillem, Natalia y Alfonso. Una mirada crítica e irreverente hacia el espectáculo político, con frases tan efectistas, pero tan clavadas, como «hoy te escupo a la cara, mañana te invito a marisco». Y así es la realidad y, a consecuencia, este disco. Todo un ensayo feroz, aunque al mismo tiempo irónico y vacilón, sobre el aborregamiento al que asistimos, la fatalidad del individuo en comunidad, los desastres de la convivencia en esta, el sistema capitalista, la sociedad de consumo, la vida en las redes sociales y el vacío personal.

El pop se reconvierte en un ladrido cósmico en “Firme usted aquí”, donde repiten hipnóticos y acertados: «Firme usted aquí, y aquí, y aquí, y aquí…». ¿No es acaso eso buena parte de nuestra rutina burocrática o lo que pretenden que hagamos sin cuestionar? En “Vandemécum” repiten hipnosis, pero esta vez con una voz que recuerda: «Pastillas, pastillas, pastillas…». Así estamos, sí. Sin embargo, la más lisérgica de todas las canciones del repertorio, convertida casi en maleza instrumental, es “Presos y políticos y viceversa”; pero, es que, no es para menos.

Además de todo eso, que no es poco, nos transportan al pop sesentero en temas como “Tutorial para villanos”, “Tú a Boston y yo a California” y “¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir Bezos?”. Continúa el cachondeo, sí. No hay tregua. Solo cuando los siete minutos de “Los stories de Unabomber” ponen fin, entre noise e inusitada placidez, a un trabajo necesario por calcar las cosas tal cual son o, por lo menos, tal cual las vivimos y las contamos para echarnos unas risas.

Anterior crítica de discos: Más de lo mismo, de Brighton 64.

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