Fuente vieja, de Bourbon

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DISCOS

«El hard rock de sus inicios y el rock psicodélico con leves toques progresivos están destinados a darse la mano, y que mejor que rememorar tiempos pretéritos para hacerlo»

 

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Bourbon
Fuente vieja
SPINDA RECORDS

 

Texto: EDUARDO IZQUIERDO.

 

Que yo haya quedado prendado de un trabajo como este Fuente vieja, tercera entrega de los gaditanos Bourbon, tiene mérito. No es que esté intentando ponerme medallas, ni que considere mi opinión por encima de la de otros compañeros u oyentes, sino que los inputs previos recibidos sobre el disco reunían todos los elementos para que no me gustara. Uno no es amigo de las canciones excesivamente largas, y el rock progresivo se me antoja un terreno que soy incapaz de abonar y, mucho menos, de recogerle cosecha. Y precisamente todo el mundo me hablaba de que Bourbon había grabado un disco de temas largos, alguno cercano a los nueve minutos, y muy cercano al progresivo. El resultado, ya lo saben. No solo es que el disco me guste, sino que me gusta mucho. Algo similar a lo que me pasó con los también andaluces Atavismo.

Fango (2013), su primer álbum, era hard rock en castellano, básicamente, mientras que Devastación (2015) era el puente necesario para llegar hasta este Fuente vieja, sin duda su obra más completa. Inicia el álbum “Si veis la luz, corred”, canción que Raúl Guerrero, alma mater del combo, se ha cansado de definir en diversos medios como «un tema de Screaming Trees interpretado por los Who y cantada por Josele Santiago». Lo sorprendente no es la rocambolesca definición, ¡sino que acierta de pleno! Con “El sendero” llega el nexo de unión entre sus dos mundos. El hard rock de sus inicios y el rock psicodélico con leves toques progresivos están destinados a darse la mano, y que mejor que rememorar tiempos pretéritos para hacerlo. Hasta que en “A punto de arder” llega el aroma a Triana que va a mantenerse en el resto del trabajo. Una magnífica canción que deja paso al tema titular, en el que irremisiblemente nos viene a la cabeza el trabajo a los teclados de Ray Manzarek y las guitarras Robbie Krieger en The Doors, claro referente de la canción. Lo mejor del rock andaluz se manifiesta en “La triste realidad” mientras “Hacia el sol” muestra probablemente el mejor texto del disco. Cierran con los ocho minutos largos de “Destierro”, embriagado de psicodelia californiana parida en San Lúcar de Barrameda con una sensación: que eran buenos lo sabíamos, pero quizá no tanto. Magníficos.

 

Anterior crítica de discos: Happy Xmas, de Eric Clapton.

 

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