Fotopress: Jam Albarracín

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“London calling’ es el disco de mi generación. El mejor de la historia y el que diga lo contrario no tiene ni puta idea y se las verá conmigo»

¿Qué decir del señor que escribió, al frente de Farmacia de Guardia, ‘Cazadora de cuero’ y ‘Ella es demoledora’? Pues que aparte de que cuenta con nuestro agradecimiento eterno por tales dos joyas, un día, siguiendo tantos ejemplos, bajó del escenario y se puso a teclear delante del ordenador para hablar de rock and roll y desde 1995 escribe en el diario murciano «La Verdad». También, hace ya unas temporadas, presenta el programa televisivo «La Jam evasión» (LaverdadTV) y colabora en el portal murciarock.com. Durante años fue colaborador de EFE EME, hasta que problemas contractuales se lo impidieron, pero así es la vida laboral.


Fecha y lugar de nacimiento.
Caravaca, Murcia, 16/01/1960.

¿Qué música sonaba en tu casa cuando eras niño?
Música clásica, fundamentalmente: Tchaikovsky, Dvorak, Chopin. Mi padre tenía una buena colección. También recuerdo el sonido de discos temáticos en clave easy listening.

¿Cuál fue el primer disco que compraste?
El single de ‘Another day’, de Paul McCartney. Tenía once años y he de reconocer que fui a la tienda ilusionado a comprar ‘Help (get me some help)’ de Tony Ronald, pero no estaba. Entonces vi el de McCartney, era el primero tras la separación de los Beatles. Lo adquirí más por el caché que me iba a dar, pero me entusiasmó.

¿Y el último?
«Espíritus del desierto, yo os invoco”, de Schwarz, en vinilo, y el CD de “Tous les garçons et les filles” de Françoise Hardy, en el típico vistazo a los discos baratos del Mediamarkt. Al llegar a casa comprobé que ya lo tenía.

Selecciona tres discos internacionales esenciales de tu colección.
“Down by the Jetty” (Dr. Feelgood, 1975). El disco más definitivo de mi vida. Ya había escuchado a la Velvet, a Pink Floyd, a Neil Young, a los Doors… Pero cuando escuché esto descubrí esa especie de corriente eléctrica que me subía por las piernas, alteraba mis sentidos y me obligaba a salir a patear la ciudad. Ya sabes, el maldito rock’n’roll.
“London calling” (The Clash, 1979). El disco de mi generación. El mejor disco de la historia y el que diga lo contrario no tiene ni puta idea y se las verá conmigo. “The Boys” (The Boys, 1977). El mejor disco de punk-rock, con o sin permiso de los Pistols y los Clash. (¡Oh my Devil, no voy a seleccionar el ‘Nevermind the bollocks’, merezco ir al cielo!).

Selecciona tres discos nacionales esenciales de esa misma colección.
“Coge el tren” (Mermelada, 1979), “Rock and roll” (Tequila, 1979), “Nacha Pop” (Nacha Pop, 1980). ¿Puedo elegir también “De un país en llamas” (Radio Futura, 1985), “Debajo de las piedras” (091, 1988) y “Un soplo en el corazón” (Family, 1993)?

Un disco doble al que no le sobra nada.
“London calling” de los Clash, por supuesto. ¿Buscas pelea?

Un grupo o cantante a quien rescatarías del olvido.
No sé si está olvidada, pero rescataría la obra de Julie London. Y pediría subvención al Ministerio de Salud: no hay mejor música para follar.

¿Cuál fue el primer concierto al que asististe?
No recuerdo si fue antes el de Paper Lace, en una movida extraña que montó El Corte Inglés en la Plaza de Toros de Murcia o el de unos alemanes así medio prog-rock que se llamaban Birth Control. Creo que fue este último. Flipé: ¡guitarras eléctricas! Tendría 14 o 15 años.

¿Y el mejor concierto que has visto?
The Clash, en el Pabellón del Real Madrid, en 1981. Aunque disfruté tanto o más con el primer concierto de los Ramones en España (Plaza de Toros de Vistalegre, Madrid, 1980), con el de Wilko Johnson’s Solid Senders en el Cine Imperio de Carabanchel en el 80, con Blondie en Canet en el 78, con Rory Gallagher en Madrid en el 79, con Lhasa en La Mar de Músicas en 2004, con Rufus Wainwright en Cartagena en 2007…

Elige y razona tu elección:

Serrat/Aute.
Serrat, supongo, aunque lo escribo sin pasión. Es un grande, tiene canciones sensacionales, pero no siento que me cante a mí. Con Aute me ocurre lo mismo, pero no me parece tan bueno.

Sabina/Calamaro.
Sabina me parece un magnífico escritor, conste. Pero soy más de Calamaro, sobre todo por Los Rodríguez.

Nacha Pop/Los Planetas.
Nacha Pop, sin duda. Los primeros Planetas estaban muy bien, pero los dos primeros álbumes de Nacha Pop son lo mejor que se ha hecho en pop en España. La sensibilidad de Antonio Vega no admite parangón. Además, en directo eran buenísimos.

Nacho Vegas/Quique González.
Aprecio a ambos y ninguno me mata. Pero Nacho Vegas, cuando tiene el día, es capaz de bordar temazos increíbles. Aunque sean los menos.

La Mala/La Bien Querida.
¡Aghhh! ¿Puedo elegir muerte?

Jacques Brel/Serge Gainsbourg.
Me quedo con Gainsbourg porque lo conozco mejor y por las tías que… con las que fue capaz de hacerse acompañar.

Frank Sinatra/Elvis Presley.
Sólo por ‘Songs for swingin’ lovers’, Sinatra ya merece la gloria. Pero además Elvis fue quien domesticó el rock’n’roll, menudo mérito. ¡Qué carajo, a la hoguera!

Marvin Gaye/Bruce Springsteen.
Nunca he sido muy de Springsteen, pese a tenerlo en buena estima. En cambio Gaye, aunque algo sobrevalorado, escribió o interpretó una buena cantidad de grandes canciones. Marvin, pues.

Tom Waits/Lou Reed.
Esto se complica cada vez más. El Tom Waits de los 70/80 era la hostia y ha seguido manteniendo un nivel mucho más que digno. Pero Lou Reed es Nueva York, es la calle, las drogas, la ambigüedad, la noche, el cuero negro, el peligro de la ciudad… ¡Amo a Lou Reed!

Michael Jackson/Prince.
¿Pero el piltrafilla de Michael tiene estudios? Lo siento, soy anti Jackson. ¡Pero si sólo hizo dos o como mucho tres discos aceptables en toda su vida! ¿Cómo puede tener tal crédito? Entre Elvis y éste, propugno definitivamente la instauración de la República en la música. Prince tampoco me mata, ni siquiera me hiere, pero lo tiene fácil aquí.

The Rolling Stones/The Velvet Underground.
Hombre, la Velvet, pero… Ojo, que los Stones hasta el «Some girls» eran demoledores, fueron la actitud en el rock y eso es mucho. Si hubiera vivido la época seguro que me hubiese decantado por ellos ante los Beatles. Pero la Velvet, oh la Velvet: Exploding Plastic Inevitable, la Factory, John Cale, Nico cantando ‘All tomorrows parties’, Reed escupiendo ‘I’m waiting for the man’, ‘Femme fatale’, ‘White light / White head’… Son imbatibles.

Bob Dylan/John Lennon.
Pues Lennon me cae regular, pero si incluye los Beatles la cosa se pone cruda. Aun así tengo diez grandes razones para decantarme por Dylan: las mejores letras de la historia, “The Freewheelin”, “The times they are a-changin”, “Another side of Bob Dylan”, “Bringing it all back home”, “Highway 61 revisited”, “Blonde on blonde”, “Blood on the tracks”, “Desire” y su sombrero-hongo.

Neil Young/Elvis Costello.
Creo que Elvis Costello, sobre todo por sus cuatro primeros LPs, pero también porque sigue siendo un enorme compositor pop. A Neil Young lo tengo en altísima estima, no obstante.

Youssou N’Dour/Fela Kuti.
Youssou N’Dour canta como los ángeles, pero es muy «mainstream». Creo que Fela Kuti fue más decisivo. O al menos más decisivo según entiendo yo la música.

¿Por qué decidiste dedicarte a la crítica musical?
La música y la literatura siempre fueron mis dos grandes pasiones, así que supongo que fue sin darme cuenta. Desde crío devoraba todos los «Vibraciones», «Star», «Disco Express», «Rock Espezial», «Ruta 66″… Empiezo en la música con Farmacia de Guardia, después con otras bandas (Los Dementes, Arma Joven), luego arruiné la carrera de un par de grupos como productor, monté una agencia de management, trabajé para una multi… Un día, hace quince años, me pidieron un texto para el diario «La Verdad». Debió de gustarles y ahí sigo.

¿Quién fue tu maestro periodístico?
El maestro de maestros es sin duda Diego A. Manrique, tiene rayos x en los oídos. Pero creo que a mí me influyeron más Oriol Llopis y su periodismo kamikaze, que me hacía vibrar tanto o más que la propia música; e Ignacio Juliá, quien me inyectó el punk y Nueva York. ¡Cómo disfruté con su libro sobre la Velvet!

Un equipo de fútbol.
El Murcia (o sea, la ruina) y el St. Pauli de Hamburgo. También simpatizo con el Leeds United.

Un político.
Mijaíl Bakunin, Buenaventura Durruti, Guy Debord… ¿No valen? Pues entonces el alcalde de Marinaleda.

Una ciudad para vivir.
Soy murcianoide hasta la médula, yo creo que ya no sabría vivir ni en Orihuela. De chaval me flipaban Madrid y Londres, pero ahora no viviría allí. Un sitio tipo Key West debe molar, pero necesito acción. Va, Nueva York.

El disco que detestas y que despierta alabanzas entre tus compañeros.
¿Cualquiera de Elvis o Michael Jackson? Je, je, no, a ver… Hombre, detestar no, pero igual los discos de Vainica Doble no me parece que pasen de majetes. O el «Funeral» de Arcade Fire. O el ladrillín del «Born in the USA».

¿Vinilo, CD o mp3?
Vinilo, desde luego. Sobre todo para el rock y el jazz. El mp3 me parece muy funcional.

La película que nunca te cansas de volver a ver.
Mi Top 1 es «La naranja mecánica», pero no me canso de ver las de gánsteres: «Érase una vez en América», «Cotton Club», «El Padrino I y II»…

El libro que nunca te cansas de releer.
No suelo releer, pero «A sangre fría», de Capote.

Una serie de televisión.
Mis preferidas siempre fueron «Canción triste de Hill Street» y «Doctor en Alaska». También me enganché al principio a «CSI». Ahora no veo series.

Si estuviera en tus manos elegir la música que suena en los supermercados, ¿qué discos seleccionarías?
En el Mercadona pondría a Pitingo, para que no fuera nadie. En los demás, yo qué sé, a Duncan Dhu o algo. O a Nacho Vegas, ja, ja, ja…


Anterior entrega de Fotopress: Fernando Neira.

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