“Flamaradas”, de Flamaradas

Autor:

DISCOS

Se ha dicho de él que es un cruce entre Paco Ibáñez y Nick Cave, se ha hablado de un Tom Waits del Baix Llobregat”

 

 

flamaradas-flamaradas-29-12-17

Flamaradas
“Flamaradas”
EL GENIO EQUIVOCADO

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

Daniel Magallón nos entrega su tercer trabajo en solitario bajo el nombre de “Flamaradas”, el mismo que utiliza con su banda. Si en el anterior el marco espacial enfocaba el suburbio, esos lugares donde el asfalto da leves continuidades a la tierra, en este los ambientes son nocturnos, con esa plenitud que ha ido buscando en cada canción, que discurre por si misma sin tener aparentemente un yo poético —o musical— que las guíe.

Se ha dicho de él que es un cruce entre Paco Ibáñez y Nick Cave, se ha hablado de un Tom Waits del Baix Llobregat —cantera barcelonesa de estos sonidos con aristas—, pero en esencia, lo que busca Magallón es llegar a la raíz última de la canción popular. Algo de ello hay en el single, ‘Agitando los brazos’ y sobre todo en esa delgada instrumentación —guitarra acústica que murmura con un bucle— de ‘El día en que vuelan las alúas’, plagada de imágenes de tierra, de lo sencillo, de lo tradicional, que se resuelven en asentadas metáforas.

No solo abraza esas sensaciones que, según el músico, son las que conformaron su pasado y las que le explican mejor, sino que se acerca también a la otra orilla y rescata —casi como toma de principios— un viejo bolero de Miguel Matamoros, ‘Juramento’. Tratado en parte como lo hacía Corcobado, con esa crudeza que lo aparta de lo melifluo, sirve también para reivindicar el peso que América tenido para conformar nuestra cultura.

También, quizás inconscientemente, se nota un aire porteño en todo el disco. El fraseo intenta ser afín a las músicas del cono sur, aunque debajo esté un piano con la ‘Sonata Claro de luna’ de Beethoven —como en ‘El puente’— o fondos a lo ‘Twin Peaks’ que conforman la plácida y misteriosa ‘Cerca de aquí’, de aire entre caribeño y oriental.

De las nueve canciones —disco breve y que a cada escucha va entrando más— se reserva la última, ‘La Vía Láctea descansa’, para hacer un experimento en el que entran en juego lo tribal y lo electrónico. Vida en el arrabal, ecos de canciones y sobre todo la fuerza de la personalidad de Daniel Magallón conforman un disco que no es ni nuevo ni viejo, sino todo lo contrario.

Anterior crítica de discos: “News of the World 40 anniversary edition”, de Queen.

 

novedades-2017

Artículos relacionados