Extravagante: Whisky David

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«Nada más llegar por aquí, echaron mano de él –y de su Hammond baqueado por centenares de audiciones de Jimmy Smith– diversas estrellas locales del momento, desde los Shakers a Miguel Ríos pasando por Juan y Junior o Micky, a los que, indudablemente, daría empaque, luz y brillo»

Whisky David
Rusty Rock
ARIOLA, 1975


Una sección de VICENTE FABUEL.


Agradecidos como somos, obligado será darle las gracias como merece al fallecido músico escocés Whisky David (David Waterston, Paisley, Escocia, 1947). En principio y más que nada por habernos visitado. Lo segundo en este breve responso tras su muerte, una leve argumentación personal acerca de que las primeras décadas del turismo en la España predemocrática, intuyo deben de haber sido tan importantes para el desarrollo social y cultural de este país como los mismísimos padres de la Constitución. No digamos, sobre su influencia estrictamente musical en términos de compositores, productores y artistas en general. Bienvenidos, sean, pues.

He leído que Waterston aterrizó en España por primera vez en la furgoneta que trajo a los Yardbirds en el año 1966. Ignoro si venía acompañado de su instrumento, el órgano, o si venía de pipa o conductor –no me consta en modo alguno su pertenencia al grupo de Clapton, Jeff Beck o Jimmy Page–, pero lo cierto es que ya nunca nos abandonaría hasta su fallecimiento en Altea (Alicante) el pasado 26 de abril, donde había fijado definitivamente su residencia trabajando últimamente como monitor de tenis y encargado de un camping playero. Atrás quedaba su primer grupo, The Boots, a los que abandonó cuando –deslumbrado al enterarse de que por aquí había bares que no cerraban por la noche– el músico adoptó definitivamente como residencia nuestro país. Dicen que un tipo afable, Waterston debió de mostrarse comprensivo con las deficiencias de nuestro vallisoletano scotch patrio, un detalle nada despreciable si tenemos en cuenta que el músico escocés pareció hacer del whisky su motor de vida. Desde sus propio nombre artístico (Whisky David), como canciones a él dedicadas (‘Whisky’) o la singular y alcohólica portada del único álbum que llegaría a publicar. Lo cierto es que nada más llegar por aquí, echaron mano de él –y de su Hammond baqueado por centenares de audiciones de Jimmy Smith– diversas estrellas locales del momento, desde los Shakers a Miguel Ríos pasando por Juan y Junior o Micky, a los que, indudablemente, daría empaque, luz y brillo.

En 1973 publicó su notable primer single en solitario, ‘Tina’ / ‘Groupie’ (RCA), producido (y compuesto en su cara B) por Fernado Arbex y en un par de años más lanzaría su único disco grande, este “Dusty rock” cuyo prestigio entre coleccionistas y conocedores gira en permanente aumento. De nuevo producido por Arbex y con ese aire cosmopolita que el ex Brincos aportaba a sus trabajos de los 70 (Alacrán, Barrabás, ciertas caras B de Micky…) el disco siempre ha tenido un inequívoco lado hard capaz de que la escena metalera lo haya mantenido vivo en su mundo, y quizás sea el tema que lo abre, precisamente el único compuesto por Arbex, ‘Ruby, Ruby, baby’, el mejor ejemplo de ello. Pero lo que mejor definía a “Rusty rock” (rock oxidado, enmohecido …) es la vasta muestra de riffs históricos que aparecen por el disco: Si en ‘Lovely lips’ serían los de los Stones, en ‘Money, money’ se recurre brillantemente a los de Bo Diddley, y aún más, sorpresivamente escuchado hoy, el espléndido corte ‘Preacher’ emparentaba –bien es cierto que con hechuras mucho más calientes y con esa voz aguardentosa de su paisano Rod Stewart que nuestro invitado parecía haberle pedido prestada– con el mítico tema de kraut-rock, ‘Hallogallo’, de los alemanes Neu!, y el simpático resultado, hoy no puede sino asombrar. No creo que haga falta recurrir a la mitificación excesiva, ‘Rusty rock’ quizás no sea más que un notable disco de género que desgraciadamente nunca tendría continuación, o aún peor, un disco que probablemente no llegue a explicar del todo la categoría de este organista escocés de alguna forma rendido ante nuestro país. Desde los años 80 dedicándose principalmente al blues (colaboró con la Tonky Blues Band), en su soleado retiro de Altea Whisky David jugó a matar el tiempo hasta que el tiempo acabó con él. Lo dicho, gracias por venir y echarnos una mano.

Anterior entrega de Extravagante: Marcel Marceau.

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