Extravagante: Moondog

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Extravagante: MoondogMoondog
Moondog
CBS, 1969


Una sección de VICENTE FABUEL.


Moondog. Esa cosa sugerente y desconocida llamada Moondog del que ignorábamos si era uno o eran diez, apareció por sorpresa en la cara folkie de uno de los discos más influyentes aparecidos durante el año 1970 en este país: el doble LP Llena tu cabeza de rock (CBS). Uno de esos samplers a precio reducido (300 pesetas por un vinilo doble era un precio mas que razonable) que se editaban regularmente aquellos días en los que la sensatez de las “majors” parecía tener un plan. Y el plan se logró: consiguió que cualquier adolescente sensibilizado por el tema se lo llevase a casa. La tarjeta de presentación escogida no podía ser otra que la hermosa fanfarria “Stamping ground”, probablemente el TEMA del caballero, dos décadas mas tarde honrosamente incluido en la banda sonora de El Gran Lebowsky (Joel & Ethan Cohen, 1989) junto a otras perlas del desvarío psicodélico a cargo de Captain Beefheart, Yma Sumac o First Edition. Tampoco eran mancas las compañías que rodeaban a Moondog en esa misma cara del sampler, igualmente descubiertas boquiabierto, atropellada y emocionalmente: Laura Nyro, Leonard Cohen, Trees… Ayudaría a situarnos si fuesen capaces de evaluar el impacto de esas emociones en un quinceañero español de esos años.

A 40 años de su publicación (y ya tras diez de la desaparición de su autor) continúa la leyenda del LP Moondog y del hombre barbado que entonces iniciaba una nueva época tras sus primeros discos de los 50 en clave jazz para el sello Prestige. Con la producción de James William Guercio y a bordo de una orquesta de ribetes sinfónicos salpicada por algunos músicos neoyorkinos de jazz (Ron Carter o Hubert Laws), Mr. Moondog (de nombre real Louis Hardin) levantó un entrañable proyecto de composición orquestal, épico, tierno y levemente humorístico, a mitad camino entre la exótica, el novelty y el avant-garde a todas luces descabellado incluso en aquellos años de molicie creativa, quizás únicamente entendible porque al frente de la multinacional CBS se encontraba un tipo de directivo (aquí el mítico Clive Davis) que además de cuadrar las cuentas, ideológicamente podía adelantar fácilmente por su derecha a cualquiera de los artistas de la escudería. Eran otros tiempos, evidentemente, tan lejanos que asombra ver el “look” del músico en las fotos interiores del disco (un perfecto trasunto físico del mago Gandalf de El Señor de los anillos) dirigiendo con batuta a unos músicos probablemente ajenos al mundo de un poeta y músico callejero –ciego, además– que se fabricaba sus propios instrumentos de percusión e incluso la ropa.

La influencia de la obra de Moondog ha ido más allá de su fascinante extravagancia personal, ésa por la que se le acabó conociendo como “el vikingo de la Sexta Avenida”. Por ejemplo, de otro de los más reputados cortes del álbum, “Bird’s lament”, se sampleó sin acreditar una base por el DJ Mr. Scruff’s para su tema “Get a move on”, que a su vez serviría para distintos spots comerciales (¿?) en el 2002. O bien, su iniciático “All is loneliness” que lo grabara la Janis Joplin del Big Brother & Holding Co. o, hace nada, Antony & The Johnsons, y hasta los emocionados tributos de los Pentangle de Bert Jansch, Prefab Sprout o My Morning Jacket. Hoy, curiosamente, la escasa –y mal reeditada– obra del artista (Kansas, mayo 1916-septiembre 1999) parece contemplarnos amable y sonriente con la certeza de que apenas hemos llegado a desentrañarla.

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