Extravagante: Hans Pokora

Autor:

Hans Pokora
«6001 Collector dreams»
BOOK RARE RECORDS 2010


Una sección de VICENTE FABUEL.


Si esto es una sección de discos extravagantes ya tardamos en hablar de Hans Pokora y de sus libros. HP es un ciudadano austriaco que un buen día comenzó a publicar sus delirios de coleccionista de vinilos en una ya variada serie de libros que bajo el atinado título de “Record Collector dreams” han dado cobijo, luz y guía a centenares de formidables grabaciones dispersas por los rincones más ignotos del planeta (1). Dispersas y poco conocidas. En principio no debería importar mucho, hay montones de discos desconocidos con los que uno tropieza –en mi caso, algunas veces literalmente– y ese conocimiento no suele pasar de lo estéril. Afortunadamente, otras veces no, claro, y entonces, calado hasta los huesos por el descubrimiento, creyéndote Colón descubriendo América cada semana, es cuando piensas ufanamente que por fin alguien sensible ha hecho caso al desconocido prodigio de turno. Es de suponer que Pokora pensó en el tema y así como quién no quiere la cosa, lleva ya seis volúmenes. Mostrando su origen de procedencia, foto a color de la portada, rareza del disco y su (alto) valor actual de mercado (2), sus entusiastas libros han terminado acuñando el término “disco Pokora” como habitual moneda de cambio entre los muy especiales discófilos que lo siguen devotamente.

¿Muy especiales? Vamos, sean sinceros y suéltenlo rápido, que eso libera: ¿Qué sentido tiene perder el tiempo rescatando viejos y olvidados discos que ya fueron sentenciados (y condenados) por el inexorable tribunal popular de su momento? Es muy posible creer que estos coleccionistas no sean más que una pandilla de enfermizos retrógrados incapaces de percatarse de que pisan el siglo XXI; quizás unos esnobistas redomados que impunemente malgastan en nindundis adjetivos que deberían estar reservados bajo duro copyright a los intocables dioses del Olimpo musical. Consecuentemente, oyentes infieles que esta noche ni siquiera acudirían a un concierto de los Rolling Stones o Bob Dylan aunque tocasen gratis en el club de la esquina de la calle donde viven. Peor aún, como buenos y confusos radicales, alguno de ellos ofrecería un dedo de su mano por haberlos visto en sus años de plenitud. Y lo que ya resulta el colmo y con la que está cayendo ahora mismo, estos tipos son unos insensatos capaces de pagar pequeñas fortunas por antiguallas extraídas de contenedores de basura (3).

Si hay días en los que uno teme reconocerse en esa definición, igual de conciliador resultaría que ustedes llegasen a entender mínimamente el carácter justamente restituidor de esa, digamos, sensibilidad Pokora que se comenta. Si no entender, traten al menos de situar a estos tipos esquinados. Vale, gente ruda, quizás ofuscada, algunos de ellos capaces de rechazar cualquier cosa que resulte excesivamente mediática, y entre ellos incluso algún majadero capaz de creer que Elvis, más que un músico, no fue más que un peligroso agente secreto del gobierno norteamericano, o que el canon instaurado de los Beatles que alteró las leyes musicales del rock les tocó en una tómbola por un invento malévolo de Brian Epstein. Siempre habrá opiniones para todo y ahora, además, en la era Internet escandalosamente visibles. Aunque también podríamos encontrar entre ellos a gente con oídos desencantados ante la vaciedad del moderno TOP 50 o de la discutible altura de las propuestas actuales más arriesgadas, o de ambas cosas a la vez, y que ansiosos de vetustas emociones hayan decidido dejar de seguir obligatoriamente la actualidad musical. ¿Está escrito en algún lado tener que hacerlo?

Pero más allá de posturas extremas, de todas estas deformidades, quizás pueda haber tipos sensatos entre ese modelo de coleccionista Pokora, ¿por qué no pensar, pues, lo más sencillo?, simplemente que sean gente más o menos lógica dando rienda suelta al instinto de buscar la excelencia por encima de todo, por encima de cualquier apriorismo, de cualquier época, venga ésta de donde venga y haya sido escrita por quien la haya escrito. Simplemente gente curiosa en búsqueda de músicas, canciones y experiencias fuertes ajenas a los cauces habituales. Al fin y al cabo, hechos son hechos, partamos a modo de ejemplo de alguna premisa básica que me atrevo gustosamente a enarbolar: una buena parte de las mejores canciones que jamás se han escrito no son de esas grandes figuras que la historia ha sacralizado. Oscuros discos, lejanas escenas, olvidados artistas que una vez tocaron el cielo y nunca más lograron repetir la hazaña, ni ‘Sunny’ fue compuesta por Burt Bacharach, ni ‘Hey Joe’ por Lennon & McCartney, de hecho, ni siquiera sabremos nunca quién demonios lo hizo, eso por no hablar de los miles de discos que se han ido perdiendo por el abismo del tiempo y que no es que no los recordemos, es que jamás se nos dio la ocasión de escucharlos. En cambio, el hecho de que las grandes figuras históricas hayan creado con facilidad docenas de clásicos les ha generado una fidelización clientelista que histórica y mediáticamente ha ejercido de gran pantalla ocultando la enorme diversidad de la música popular. Absolutamente inabarcable.

Vale, un libro de Pokora no es sólo esa arcadia soñada y feliz, tampoco únicamente la ciudad de los prodigios que restituye olvidos injustos, rescata a artistas ninguneados durante décadas o repara despreciadas escenas musicales de países del tercer mundo. En muchas ocasiones, los libros de Pokora tienden a chequear discos que entronquen miméticamente con nuestra propia cultura occidental, postura que no desautorizaría ese rastreo musical cuando el artista fuese europeo o norteamericano, pero si el disco es sudamericano, asiático o africano, el visor usado ya podría resultar más discutible. Además, desde la existencia de estas guías y la globalización de su influencia, la inmoralidad imperante ha insistido en pedir fortunas por cualquier vinilo que figure en sus páginas sin atender a más razones objetivas. De cualquier modo el «Record Collector Dreams Vol. 6» ya está en la calle y sus páginas nos arrojan alrededor de unos 1.000 intrigantes discos más (4). El coleccionista conspicuo se debatirá entre la excitación y la frustración a sabiendas de que lo que brinda Pokora son alrededor de 1.000 historias nuevas y 1.000 sueños más de difícil cumplimiento. Pero todos aquellos sabedores de que el material que forja éstos es el vinilo, se sentirán gustosos de navegar en esas procelosas aguas. Estamos de enhorabuena.

NOTAS:

(1) Libros que abarcan músicas de psicodelia, rock progresivo, folk,  beat,  garaje, etc, etc. desde los 60 hasta principios de los 80. Discos extraños, excitantes, extravagantes en suma, con sólo un nexo común, el absoluto desinterés general mostrado hacia ellos. Discos pertenecientes a cualquier rincón del planeta musical: desde Inglaterra a Nicaragua, desde los USA a Turquía, desde España a Indonesia, desde Japón a Chile… Como siempre, en ediciones de lujo en cartón duro, papel de alta calidad couché y fotos a todo color. Porno duro para los coleccionistas.

(2) Incluyan en ese precio final, los costosos viajes baldíos, las múltiples cagadas sin éxito, los pasos en falso, el pago de información a otros coleccionistas y encima… añádanle el obligatorio y lujoso IVA.

(3) Dicho habitual entre colegas del ramo: “… te pagas un viaje de ida a Brasil y con los vinilos que encuentres en un contenedor de basura de cualquier favela te costeas el de vuelta”. Nadie lo ha expresado tan bien como Robert Crumb, dibujándose en sus propias historietas yendo de puerta en puerta por cualquier gueto comprando viejas placas de blues a 78 rpm. El perfil de este moderno y discófilo Dr. Livingstone resultaría una mezcla de coleccionista personal, ocasional DJ y brillante compilador de rarezas: Hans Pokora y sus libros, Gilles Peterson y sus sellos discográficos (Acid Jazz, Talkin’ Loud), Andy Votel y sus deslumbrantes recopilatorios para Finder Keepers records, Rob Bailey (Le Beat Bespoké), Thomas Hartlage (Peace, Love & Poetry) …

(4) En esta sexta entrega los discos españoles rescatados son los que se relacionan seguidamente. Aunque alguno de ustedes alberge dudas de su veracidad, todos ellos existen, de hecho varios de ellos pasaron ya por esta sección e incluso algunos de los otros quizás la visiten próximamente:

ACCION ROCK BAND
AGUAVIVA, “Cosmonauta”
ILDEFONSO AGUILAR, “Erosion”
AMIGOS
L. E. BATALLAN, “Ahí ven o Maio”
BRINCOS, “A GO GO “ (LP Colombia)
CHACAL, “Historias de un vagabundo”
CORAL DE CANTAIRES DEL CADÍ
COSTA BLANCA, “Viaje a Prantia”
FRANCISCO DÍAZ
DOLA, “Los amigos de”
ELFS
RAMÓN FARRÁN & ROBERT GRAVES
FORMAS
J. M. FRANCINO
HAIZEA, “Hontz Gaua” (promocional)
CARMEN J. HERNÁNDEZ, “Banderas del cosmos”
IMANOL & KLABELIN KOMIK
JOSÉ Y MANUEL, “Génesis» y «Pronto amanecerá”
OUTEIRO, “Ollos de marzal”
GREGORIO PANIAGUA, “Batiscafo”
PEDRO Y ANA
PIÑONATE
PEPE SÁNCHEZ Y SU ROCK BAND
SOMOS
TARÁNTULA


Anterior entrega de Extravagante: Leon Russell.

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