Enrique Urquijo: Abriendo camino a la ranchera

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“Si alguien fue pionero en hacer suya la canción popular y publicar temas que han marcado parte de la historia junto a los propios, ese fue Enrique Urquijo”

 

Manolo Tarancón reflexiona sobre el camino que realizó Enrique Urquijo con Los Problemas, adentrándose en la canción popular y abriendo un camino hacia la ranchera que prácticamente nadie exploraba en los 90.

 

Texto: MANOLO TARANCÓN.

 

Corría el año 1993 cuando Enrique Urquijo se desmarcaba de Los Secretos para editar el primero de los dos discos de su proyecto paralelo. Era aquella una apuesta que apuntaba sinceridad y desnudez, con un sonido que nada tenía que ver a lo que nos tenía acostumbrados. La connotación negativa del nombre de su banda de acompañamiento, Los Problemas, no era un impedimento. Todo lo contrario: era el complemento perfecto para un escritor de canciones acostumbrado al tormento y al ambiente melancólico (incluso triste) de sus letras.

Cinco años separaban un disco del otro, el primero homónimo y el póstumo titulado “Desde que no nos vemos”, ambos editados por Dro con diferente valoración de éxito. No es mi intención dividirlos, al entenderlos como un todo y absolutamente complementarios, sino destacar el valor y la capacidad para hacer algo que casi nadie había hecho. Solo Enrique es capaz de saldar con nota una ranchera de José Alfredo Jiménez en ‘Un mundo raro’ o en ‘Ojalá que te vaya bonito’, o atreverse con un fado como ‘María la Portuguesa’ de Carlos Cano. Sublime su propio ‘Hospital’ que en su momento crearon y popularizaron, en un estilo y género absolutamente diferente, Carlos Berlanga y Nacho Canut en los años de la Movida, con un pizzicato de violín que destaca sobre toda la canción. Muy pocos, pueden salir más que airosos de un tema como ‘Solo pienso en ti’, que el cuarteto Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán se encargaron de levantar allá por el año 1974. Versionar un clásico tiene sus riesgos, pero cuando alguien tocado con una varita mágica y un envidiable talento se pone a ello, no hay nada que se le resista. Si además colabora cantándola a dúo Jackson Browne, poco más hay que decir.

 

 

Urquijo demostró su dominio de la adaptación y consiguió firmar dos trabajos muy personales, con una producción minimalista ayudado por una banda capitaneada por Begoña Larrañaga, que denota su pasión por el folk, el formato acústico y el medio tempo. También se atrevió a revisitar algunas de las canciones de Los Secretos, que ganan con la instrumentación (el timbre del acordeón es crucial para ello) y su característica voz. ‘El primer cruce’, ‘Buena chica’, ‘Volver a ser un niño’ o ‘No digas que no’ superan a las primeras grabaciones en intensidad, sentimiento e interpretación. Quizá el único desequilibrio se presenta con lo que venían siendo sus nuevas composiciones, insertadas en el tracklist con el resto del repertorio. ‘Hoy no’ y ‘Desde que no nos vemos’ destacan sobre las demás.

 

 

Desde la primera escucha quedan claras las intenciones y las diferencias. También desde el primer vistazo, con portadas, contras y libretos que combinan letras y dibujos infantiles, una cercanía y calidez acorde con el repertorio: sencillez y costumbrismo a partes iguales. Nada fue gratuito. Antonio Vega aparecía por el estudio para registrar una de las adaptaciones más sobrecogedoras de ‘Desordenada habitación’, y un desconocido Quique González le prestaba una inspirada ‘Aunque tú no lo sepas’, basada en un poema de Luis García Montero. Incluso el propio autor se atrevía con una versión de ‘Sábado noche’ de Moris, uno de los temas emblema del rock español.

Otros hicieron cosas años después en un contexto diferente. De todos es conocida la obsesión de Jota por el flamenco y por su querido Morente, adaptando piezas flamencas a su estilo con Los Planetas. O sin globalizar en una obra concreta, casos aislados como el de Iván Ferreiro con un clásico de la canción melódica española con el ‘Abrázame’ de Julio Iglesias. Pero si alguien fue pionero en hacer suya la canción popular y publicar temas que han marcado parte de la historia entrelazados con los de cosecha propia, ese fue Enrique Urquijo, precisamente durante la década donde el indie patrio se abría camino y llegaba para quedarse. En definitiva, dos discos imprescindibles que no deberían caer en el olvido.

 

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