En los brazos de Tulsa

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“Yo estoy encantada de que el disco le guste a la gente, sería imbécil si dijera otra cosa, pero este álbum no me parece demasiado accesible, así que sería sorprendente que surgieran hordas de nuevos fans”

“Espera la pálida” es el título del segundo disco de Tulsa, banda que adapta con personalidad propia un sonido de ascendencia americana en el que rock, folk, country y pop conviven cordialmente.


Texto: EDUARDO GUILLOT.


Un EP homónimo, editado por Lucinda Records en 2006, dio el primer toque de atención sobre Tulsa: Miren Iza, ex componente de Electrobikinis, se había pasado al castellano y lideraba una formación con atractivos intereses musicales. Al año siguiente, “Solo me has rozado”, ya editado por Subterfuge, puso de manifiesto las enormes posibilidades de las canciones de la chica de Hondarribia, que se supera en “Espera la pálida”, un disco que confirma a Tulsa como una de las propuestas más sólidas e interesantes de la escena española actual.

Entre el EP y el LP hubo dos cambios en la formación. Ahora ha pasado lo mismo, y además se ha añadido al grupo el multiinstrumentista Charlie Bautista. ¿Tan difícil es mantener una alineación estable en Tulsa, o el núcleo sois tú, Alfredo Niharra y Miguel Guzmán (ambos guitarristas) y el resto de componentes son accesorios?
Bueno, la verdad es que fue así en algún momento, pero creo que el grupo se ha constituido como lo que es ahora, porque quienes han grabado este disco son los mismos que hicieron la gira del anterior, aunque no lo grabaran. Charlie, Alberto (Rodrigo, bajo) y Gabriel (Marijuán, batería), que son las últimas incorporaciones, ya están bastante metidos en el tema. Me temo que ya no hay escapatoria para nadie.

¿Eso significa que también ha variado el proceso a la hora de trabajar las canciones nuevas?
Sí. De hecho, yo creo que es lo que marca la diferencia, porque el otro disco estaba grabado en bruto, con todos tocando lo que nos salía en aquel momento, mientras que, en este caso, ha habido un mayor trabajo en el local, intentado descartar cosas que nos parecían añadidos. Y eso ha sido una labor de todos. Otra diferencia que considero importante es que hemos grabado en directo, y como el grupo ya se conocía bien por la gira anterior, ha surgido algo especial.

Me interesa la incorporación de Charlie Bautista. ¿Es a tiempo completo?
Charlie tiene algo extraño y admirable, que es que en cada grupo que toca, y toca en un montón, se hace imprescindible. Por eso, lamentablemente, tenemos que ir un poco a su ritmo. Pero nos da mucho, es de los que más disposición tiene, y merece la pena esperarle, porque es una pieza importante en la banda.

Él ha tocado con Christina Rosenvinge. De hecho, hay canciones en que tu voz la recuerda. ¿Te lo han dicho ya?

Hombre, yo lo noto menos, porque no tengo la distancia suficiente, pero me lo han comentado muchas veces. En parte, me parece comprensible: Somos dos mujeres cantando en castellano, y creo que tenemos bastante bagaje común. Incluso vamos a hacer algunos conciertos juntas. Existe un punto de unión entre ambas que me gusta, más allá de las semejanzas que pueda haber a primera vista.

Otro cambio importante respecto al primer disco es la elección de productor. ¿Por qué escogisteis a Karlos Osinaga?
Fue cosa mía. Buscaba cambiar un poco la manera de grabar, y sabía que íbamos a tener libertad absoluta. Me gusta mucho lo que ha hecho con Anari y con Lisabö, y quería tener esa visión diferente que aporta. Quizá tiene que ver con una cuestión geográfica. Deseábamos salir de Madrid y grabar en directo en su estudio de Tolosa, siguiendo su criterio, que a menudo es un poco caótico, pero al final ese caos siempre acaba ordenándose, aunque muchas veces parece que no va a ser posible conseguirlo (risas). Creo que su mano se nota bastante en el disco, sobre todo en el sonido, no tanto en composición o arreglos. Para mí ha sido muy importante, ya que había grabado con él una maqueta previa en verano. Estuvimos trabajando solos y me animó mucho, porque yo tenía cierta inseguridad respecto a cómo iba a recibir el grupo las canciones nuevas. Karlos confió mucho en ellas.

Antes hablabas de descartar añadidos. ¿Es lo que habeis hecho esta vez? ¿Por eso el álbum suena más acústico?
Somos seis personas, en el grupo hay muchas guitarras, y la tendencia inicial siempre es ponernos a tocar todos lo que nos sale. Eso fue lo que pasó en el otro disco. En cambio, en este, como tocamos en directo, vimos lo que pedía cada canción, y hay guitarras y cosas que en otras circunstancias habríamos incluido y esta vez no lo hemos hecho. También ha habido un gran trabajo de mezclas. Yo siempre había desconfiado de esa parte del proceso. Bueno, no desconfiar, pero nunca había creído que fueran tan importantes como pienso ahora. Ha sido un trabajo de limpieza. Todo tiene más sentido, una mejor narrativa, más matizada. Yo todavía no soy capaz de percibir la diferencia, pero no eres la primera persona que me lo dice.

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«No sé si a Nick Cave le ha gustado la versión, pero sólo nos ha dejado sacar tres mil copias, por eso únicamente va incluida en el vinilo y en descarga digital»

CANCIONES, VERSIONES Y COLABORACIONES

‘Barro’ es posterior y pertenece a otra sesión de grabación. ¿Surgió a última hora?
La grabamos también en Tolosa, pero no quedé nada contenta. Estando en Madrid, sentí la urgencia de regrabarla mejor y buscamos un estudio. No me parece mal que haya material de diferentes sesiones. Está al final del disco porque suena un poco diferente, pero me gusta así.

Aunque son como hijas y se supone que las queréis a todas por igual, personalmente ‘Araña’ me parece una de las cumbres del disco. ¿Cómo surgió la idea de grabarla con Anari?
También es de mis canciones favoritas. De hecho, no las quiero a todas por igual. Algunas ya las empiezo a aborrecer (risas). ‘Araña’ fue una especie de milagro. Tenía la letra, que me gustaba mucho, y quería que fuera algo especial, pero la llevamos muy verde al estudio. Habíamos hecho varias pruebas con ella y no acabábamos de encontrar una manera de abordarla que nos convenciera. Hasta que Alfredo cogió la guitarra, encontró una textura de acordes a lo Nick Cave, y todos fuimos en esa dirección. La colaboración de Anari flotaba en el aire desde el principio, en cualquier canción. Me gusta desde hace mucho tiempo, y cuando oí ‘Araña’ pensé que era la que mejor le iba. La coda final era ideal para que la empezara a cantar ella sola.

Hablando de Nick Cave, habéis grabado también una versión de ‘Into my arms’ (‘A mis brazos’), sólo disponible en vinilo y formato digital. La elección parece un salto sin red.
Me gusta mucho eso de tirarme sin red, pero no lo hice con esa intención. Una versión surge por puro placer. Y luego, si te sientes cómodo con ella, la vas haciendo tuya en los conciertos con el grupo.

Pero no es fácil adaptar a alguien tan mitificado como Nick Cave.
En ese sentido, me alegro especialmente, porque creo que las canciones, en cuanto se hacen públicas, dejan de ser tuyas y pasan a pertenecer a quien las escucha. No sé si a él le ha gustado la versión, pero sólo nos ha dejado sacar tres mil copias, por eso únicamente va incluida en el vinilo y en descarga digital.

¡Vaya! ¿Autorizó la adaptación, pero limitando el número de copias? Es extraño, porque cuantas más copias se vendan, más royalties recibe él en concepto de derechos de autor.
Vete a saber lo que pensó. Bastante es que le hayamos pedido autorización, porque al principio, yo no caí en la cuenta de que debíamos hacerlo. De hecho, por eso se retrasó la salida del disco.

¿También pediste permiso a los herederos de Dylan Thomas para adaptar su poema ‘On a wedding anniversary’?
Para eso me dijeron que no hacía falta, pero no sé si estamos incurriendo en alguna ilegalidad. Como lleva mucho tiempo muerto… Debe tener herederos, pero parece que no es necesario.

El resultado es ‘Aniversario de boda’. ¿Fue difícil musicarlo?
Dylan Thomas escribe de manera muy musical, casi como si utilizara estribillos. En realidad, adapté una traducción anterior. Salió muy fácilmente, y es curioso, porque cuando yo escribo una letra previamente, luego me siento incapaz de ponerle música.

¿De dónde sacas las historias de las letras de tus canciones?
Son muy comunes. Algunas son puramente biográficas, pero en otras he intentado distanciarme más que en el primer disco. Quería probar a escribir de algo que me pilla más de lejos. ‘El duelo’ no habla de mí en particular, sino de entregarse a la noche, al placer, al hedonismo. ‘Araña’ es sobre el amor fatal de una madre, que te quiere tanto que te asfixia. ‘Alguien viene a por lo suyo’ también aborda una relación paterno-filial. Son cosas que rondan a todo el mundo. Pero las hago mías, claro.

Vuestro primer LP fue nominado a un Grammy Latino. ¿Cómo digiere algo así una banda como la vuestra?
En realidad, no participamos en eso. Recibimos la noticia, nos sorprendimos igual que tú y dejamos que sucediera lo que tenía que suceder. Como era de esperar, no ocurrió nada, y quedó como algo anecdótico. Ni siquiera fuimos a la gala.

¿Tampoco os sirvió para difundir vuestra música en Estados Unidos?

De momento, no. Cuando nos enteramos, nos pareció muy marciano y estuvimos al tanto por si pasaba algo, pero no.

Cosas como esa nominación, o el fácil acceso a los grandes medios de vuestro sello discográfico, abren la posibilidad para Tulsa de situarse en esa zona entre el mainstream y el indie que ocupan grupos como Vetusta Morla, The Sunday Drivers o Sidonie. ¿Os tienta la oportunidad?
No depende de nosotros, es algo incontrolable. Independencia es el espíritu con que haces las cosas: “Quiero tocar aquí, no hago lo que no me apetece, me tapo la nariz cuando alguna vez hay que hacerlo…” Venimos de un sitio muy concreto, y hay cosas que nos sigue costando hacer. Yo estoy encantada de que el disco le guste a la gente, sería imbécil si dijera otra cosa, pero este álbum no me parece demasiado accesible, así que sería sorprendente que surgieran hordas de nuevos fans.

¿Cuál es la última cosa que os ha costado hacer?
Con Tulsa no he tenido que hacer muchas, pero la verdad es que yo, estas cosas de los estilismos y las fotos las llevo muy mal. Es una tontería, pero las llevo fatal.

Esta entrevista es para EFE EME, así que debo preguntarte por tu inesperada colaboración en el nuevo LP de Bunbury.
Ha sido sorprendente. Fue él quien se interesó por mí, llamó a Subterfuge y me ofreció participar en el disco. Me gusta ir a diferentes sitios y ver cómo funciona otra gente, y Bunbury es una de esas personas que me producen mucha curiosidad. La colaboración está sorprendiendo mucho, y lo esperaba, pero yo estoy muy contenta. Igual lo dicen, pero no hay ningún tipo de aproximación interesada por mi parte.

¿Y por la suya?
Pues no sé qué va sacar… Me sentí muy a gusto en todo momento, y ha quedado como una experiencia bonita.

¿Es una versión de “Frente a frente” (Jeanette), no?
Bueno, eso fue lo que me dijo, pero me llevó al estudio y me hizo cantar en otras dos canciones. Que conozca a Tulsa o sea fan de Anari demuestra que tiene más inquietudes de las que pueda parecer.

¿Qué planes de directo tenéis?
No puedo esperar más. Hay pendiente una serie de conciertos acústicos en marzo con Christina Rosenvinge, en los que el nexo de unión entre ambas será, como te puedes imaginar, Charlie Bautista. Y con el grupo, en cuanto nos llamen, espero que también en febrero o marzo.


Desde aquí puedes acceder al Myspace de Tulsa.

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