En la carretera con Rufus T. Firefly y El largo mañana

Autor:

«Ahora cada concierto lo celebramos como una pequeña victoria»

 

Rufus T. Firefly se encuentran embarcados en la gira de presentación de su nuevo elepé, El largo mañana (Lago Naranja Records); elegido, además, como el noveno mejor disco nacional de 2021 por el equipo de Efe Eme. Entre kilómetros y escenarios, Víctor Cabezuelo encontró un momento para charlar con Jagoba Estébanez sobre esta vuelta a la carretera.

 

Texto: JAGOBA ESTÉBANEZ.
Fotos: IRIS BANEGAS.

 

En febrero dio comienzo la gira del séptimo elepé de Rufus T. Firefly que, de momento, se extenderá hasta junio de 2022 y que afrontan con ilusión y mucha motivación: «Es una especie de pequeño renacer para todos los grupos que estamos empezando a volver a tocar ahora. Es verdad que ha habido unos pocos afortunados que hemos tenido la suerte de hacer algunas cosas durante la pandemia, aunque fuera esporádicamente; pero ahora es especial. En los conciertos que acabamos de hacer en febrero, hemos visto una energía diferente que nos recuerda más a todo lo de antes: gente de pie, bailando, sintiendo la música… todos echábamos de menos los conciertos en salas. Así que ahora cada concierto lo celebramos como una pequeña victoria», me cuenta Víctor, para volver a incidir en los impactos de la pandemia: «De todos modos nos sentimos muy afortunados porque, ahora mismo, hay una saturación inmensa de bandas que quieren tocar; así que, qué guay que podamos ir de gira, pero qué mierda que haya tanta gente que no pueda hacerlo».

 

El concepto de banda

Gira que van a afrontar respetando al máximo el sonido de El largo mañana, juntándose seis personas en el escenario para tratar de hacer justicia no solo a uno de los mejores álbumes del año pasado, sino también a uno de los más complejos y mimados en lo que a música se refiere. «El disco lo grabamos seis personas y lo hicimos con la intención de poder tocarlo todo en directo. Es un disco muy de banda, de tocar todos a la vez, con pocos trucos de producción. Todo sale de nuestras manos y de nuestra manera de tocar, y es lo que queremos defender», confiesa el madrileño, justo a la contra de la vertiente que parece adueñarse del panorama nacional, en la que los discos son grabados por artistas que desarrollan su proyecto y después contratan a músicos para salir de gira.

 

«Qué guay que podamos ir de gira, pero qué mierda que haya tanta gente que no pueda hacerlo»

 

Cada vez hay más presencia de artistas en solitario y menos de bandas, a lo que Víctor añade: «Hay algo precioso en todo esto de tener una banda, que tiene que ver con la colectividad, con ponerte de acuerdo con alguien con el que no siempre estás de acuerdo, pero llegando a un sitio común que no es lo que pensabas tú, ni lo que pensaba él, resultando mejor la mayoría de las veces. Es muy bonita la comunicación musical entre una banda que se conoce. Cuando ensayas o improvisas con gente con la que llevas mucho tiempo tocando se crea una magia especial, y este disco ha surgido así, haciendo loops y pasajes instrumentales en el local, donde uno empezaba a tocar y el resto le seguíamos, haciendo ruedas muy largas de acordes. De toda esa experimentación o improvisación ha salido este álbum». El largo mañana es fruto de la importancia de la banda, de la homogeneidad a nivel conceptual, bajo una capa de terciopelo que cubre todo el trabajo con un sonido común entre canciones, pero rico y complejo musicalmente.

 

Tipo de gira

El sonido del disco se emite desde una cuidada y atípica disposición en el escenario, donde voz, guitarra y teclista van detrás, y percusión y batería delante; rechazando esta vez acústicos y cualquier otra propuesta, como festivales, que no puedan respetar la formación requerida. «Lo hacemos para que la banda entera luzca en el escenario, ya que a veces parece que solo la primera línea es la que se marca, pero aquí no hay primera línea que valga. Es una pirámide invertida, no hay nadie en el centro», confiesa el cantante de la banda sobre la selección de los lugares elegidos para esta gira, habiendo llegado a hacer en otras doscientos cuarenta conciertos en dos años. «Si estás intentando hacer una cosa y no puedes defenderlo, te acabas frustrando; y algo que debe ser bonito como tocar, acaba siendo una pesadilla y se te quitan las ganas».

Esa frustración desapareció cuando se deshicieron de las muchas expectativas que tenía la banda al principio, cerciorándose motu proprio que la música no iba a ser lo que ellos imaginaban, para pasar a disfrutar del simple hecho de tocar juntos: «Vivimos con la misma emoción tocar en el Price para dos mil personas, que tocar en una sala de cualquier otro pueblo ante doscientas; el feeling en los camerinos y en el escenario es exactamente el mismo en ambos sitios, pensando: “qué bien que podamos estar un sábado haciendo lo que nos gusta, pudiendo sacar adelante un proyecto que nos emociona“. Nos sentimos muy agradecidos por el hecho de poder tocar. Esas son todas nuestras expectativas, cada concierto es un pequeño regalo».

 

«Es un disco muy de banda, de tocar todos a la vez, con pocos trucos de producción»

 

Incidiendo en el tema de lo que esperan de la música, reconoce que solo piden que este disco les permita hacer otro: «Para mí es un milagro hacer un nuevo disco. Siento que hay expectación ante la salida de un nuevo trabajo, gente pensando “qué harán los Rufus después de Magnolia“. Yo sentía que había gente pendiente de esto, y la verdad es que hace mucha ilusión; te hace reconocer que vamos por el buen camino. Esto mismo quiero que pase con el disco siguiente, esas son mis expectativas. Hay quienes se obsesionan con intentar meter cada vez más gente –expresión que me parece horrible– y hacer conciertos cada vez más grandes; pero nosotros nos obsesionamos por intentar ser cada vez mejores músicos, intentando hacer mejores discos. No hay que obsesionarse con la cantidad, sino ser honesto con lo que vas haciendo y lo que tenga que llegar llegará, aunque tampoco vaya a depender mucho de ti».

 

Setlist

En lo que respecta al contenido de los conciertos, no solo están interpretando íntegro el nuevo disco, sino que además van a adaptar las canciones anteriores al nuevo sonido: «Habrá gente a la que no le guste, porque no estamos tocándolas como lo hacíamos antes», reconoce Víctor Cabezuelo, «había mucho de producción en aquellos discos, pero ahora es una forma de tocar mucho más pura, enchufarte y… ¡a tocar!; y este es el formato al que estamos adaptando las canciones viejas, con detalles que me gustan incluso más».

 

«Nos sentimos muy agradecidos de poder tocar. Esas son todas nuestras expectativas, cada concierto es un pequeño regalo»

 

Todavía quedan por delante muchas citas y conciertos de Rufus, T. Firefly, en una gira con la que poder disfrutar de un viaje emocional musicalmente muy rico, con letras muy drásticas, potentes y directas, y con unos músicos honestos disfrutando encima del escenario.

Artículos relacionados