Elefantes: Volver a empezar

Autor:

elefantes-17-03-14-a

«Todo este rollo del mainstream, del indie, a nosotros nos deja un poco indiferentes porque siempre hemos creído que al final lo más importante es una buena canción»

 

Elefantes regresan con el disco «El rinoceronte» (a la venta desde el 18 de marzo), un álbum que nos devuelve a una de las formaciones más interesantes surgidas en el periodo del cambio de siglo. Shuarma toma la palabra.

 

 

Texto: CHEMA DOMÍNGUEZ.

 

 

Elefantes abrió nueva etapa el pasado octubre con la convocatoria de una rueda de prensa en el madrileño Círculo de Bellas Artes para materializar su regreso. Allí se despejaron algunas variables sobre la vuelta y lo más notable fueron las ganas, la unión y la cercanía que mostraron, conjurando la indefinición que les acompañó con «Somos nubes blancas» (2005) y la despedida algo fría que tuvieron. Fría porque Elefantes es un grupo vital, excitante, que aportó mucho al rock y al pop que gustaba de enraizarse con sonidos propios bañados por el Mediterráneo. El círculo se cerró y se ha vuelto a abrir. Cinco meses después llega su nuevo disco: «El rinoceronte», para confirmar la huella sonora de Hugo, Jordi, Julio y Shuarma, Elefantes, e interesarnos por el pulso de la banda, responsable de discos tan válidos como «El hombre pez» (1998), «Azul» (2000) y «La forma de mover tus manos» (2003). De momento, en una exclusiva y primera escucha, «El rinoceronte» esconde temas a la altura de Elefantes como ‘Ya no hay nada más’, ‘Momentos’ o ‘Equilibrios’. Shuarma es el encargado de realizar la entrevista y, claro, con él sucede que es más fácil charlar, dialogar, comunicarse que entrevistarle.

«Ya no tenemos nada más que decir» era vuestra explicación para separar los caminos de Elefantes. Muchos seguidores se preguntarán cuándo habéis vuelto a hablar y si ahora con «El rinoceronte» tenéis algo más que decir.
La verdad es que sí, por eso estamos aquí otra vez. Para nosotros la música es importantísima, es algo fundamental en nuestras vidas, de hecho vivimos la vida a través de la música y Elefantes era nuestro mundo. Entonces, un grupo funciona mucho con energías y a veces cada uno tiene su punto de vista distinto sobre la vida pero vibra en una frecuencia igual y los puntos de vista distintos te enriquecen, y eso es una maravilla. Lo que nos pasó a nosotros es que llegó un momento en el que estábamos en energías absolutamente distintas, no nos aportábamos nada y sentíamos que como grupo no crecíamos, de ahí viene que no tuviéramos nada que decir porque como grupo, no acabábamos de funcionar aunque nuestra relación era buena, pero no funcionábamos. Era nuestro mejor momento, vendíamos un montón de discos porque en aquella época se vendían discos, llenábamos en todas partes donde íbamos pero nos faltaba lo esencial, que era nosotros, creerlo, creerlo nosotros. Tomamos una decisión que era muy difícil pero que en realidad era la espina dorsal de nuestro grupo. Nosotros siempre hemos funcionado con esa química y para nosotros siempre ha sido mucho más importante que tener un éxito de puertas hacia fuera, tenerlo de puertas hacia dentro. Por eso tomamos la decisión de dejarlo en aquel momento. Se acabó, y fuimos respetuosos con nuestra forma de sentir. Y ahora, a principios del verano pasado nos sentamos los cuatro por primera vez en ocho años y hablamos y hablamos de cosas, de qué tal estás tú, qué tal yo y mira esto y mira lo otro y no sé qué, y poco a poco va saliendo Elefantes y Elefantes y más cosas; y nos dimos cuenta de que volvía a quedar lo que nos unía, y de alguna forma lo que nos desunía se había ido difuminando, deshaciendo. Volvió a aparecer la esencia del porqué montamos el grupo. Y con la misma naturalidad que en su momento creíamos que teníamos que dejarlo, con esa misma naturalidad vamos a volver, y ya está. Es un proceso muy sencillo y muy tonto, pero para nosotros es muy importante.

El amor, cuando es de verdad, es lo que tiene.
Claro [risas], y además es que Elefantes fue nuestra escuela, fue todo para nosotros, musicalmente hablando. Entonces, sí, lo habíamos separado pero siempre estaba latiendo en nosotros. Podía no haber pasado nunca pero mira ha pasado y estamos muy agradecidos a los astros [risas] porque haya sucedido otra vez.

La portada que desvelasteis para «El rinoceronte» o el clip de ‘Equilibrios’ dan para pensar mucho o dejarse llevar. ¿Cuál es la idea que mueve a «El rinoceronte»?
Mira, en realidad te podría decir que ninguna [risas], de verdad, porque es fruto de no pensar mucho, es un poco más de la intuición o del subconsciente. Nosotros cuando empezamos en el 96, al inicio de todo, jugábamos mucho con un lado un poco más surrealista en las letras y en la forma de entender el grupo, a medida que fue pasando el tiempo y nos fuimos «profesionalizando» y entraban compañías de discos grandes, managements, público y no sé qué fuimos perdiendo. No sé cómo decirte, perdimos como soltura, nos fuimos como encasillando un poquito más, y esa parte surrealista dejó de tener cabida y todo lo que decíamos tenía un porqué, y en realidad, creo yo, que en el arte las cosas no siempre tienen un porqué. Hay cosas que las haces porque te salen del corazón. En este disco o en esta nueva etapa que empezamos ahora, hemos querido volver a recuperar esa soltura y que no todo tenga que tener un porqué. El rinoceronte era para nosotros una imagen fuerte, un poco como de amenaza, de miedo, algo que no te deja indiferente, desde luego. Te hace estar muy atento. Con el tiempo, el otro día leyendo algo del Feng Shui, el rinoceronte simboliza la protección; al final las cosas acaban teniendo un porqué, pero de verdad que cuando decidimos el título era porque sí, porque sentíamos que tenía que ser este y no tenía más explicación.

Elefantes ha pasado por autoproducirse, formar parte de una independiente: AZ, y desde «Azul» con la extinta EMI. Ahora os distribuye Warner pero habéis vuelto a autoproduciros, ¿cómo os habéis encontrado el patio de la industria para un grupo con nombre como sois vosotros?
Al final tienes que involucrarte porque en definitiva es el paisaje que te toca, es lo que hay. Pero nosotros siempre, como has dicho al principio, nos autoproducimos, luego estuvimos en una gran compañía. Siempre hemos estado en el lugar donde creíamos que íbamos a dar a conocer más nuestra música, nosotros queremos que nuestra música llegue a la gente, queremos compartirla porque nos sentimos muy orgullosos de ella. En su momento era más una pequeña compañía porque las grandes, aparte de supersubidas, lo que hacíamos no era tan mainstream. Luego pues resulta que giramos un poco artísticamente y nos fuimos a un sitio donde las compañías creyeron que a la gente le podía gustar, y entonces llegamos a un trato muy bueno. Ahora estamos como en un intermedio, bueno, siempre vamos buscando lo que creemos que es mejor para nosotros, por eso todo este rollo del mainstream, del indie, a nosotros nos deja un poco indiferentes porque siempre hemos creído que al final lo más importante es una buena canción. Y eso lo tienes o no lo tienes. A título muy personal digo que a mí no me gustan esas barreras que hay: o eres indie o eres no sé qué, joder, somos muchas cosas todos y lo bonito es que se caigan esas barreras y nos mezclemos un poquito; pero bueno, esa es otra historia.

Estoy contigo, en los ochenta se llamaba independencia y ahí encontrabas desde Aviador Dro a El Último de La Fila, en los noventa ya se usaba indie pop o rock y ahí podía estar desde Dover hasta Los Flechazos, desde 2000 es solo indie y pueden estar desde Sidonie hasta Refree o Xoel López, y luego algunos de ellos no… ¿Qué reducción será la próxima? El tiempo desdice cada vez más rápido a quienes plantean empecinadas fronteras musicales.
Claro, claro, y además es que los grupos evolucionan y eso es lo bonito, la evolución de los grupos y de las personas. Hoy estás aquí, mañana estás allí, y creo que es es muy interesante. Y el panorama nacional yo artísticamente lo flipo, creo que hay cosas maravillosas, creo que estamos teniendo un nivel musical muy alto, muy bueno y que tenemos que estar muy orgullosos. Lo que sí estoy cabreadísimo es con el gobierno y con la mierda de leyes que nos están aplicando en todas partes, pero como tengo que hablar de la música, las que nos aplican a nivel cultural.

elefantes-17-03-14-b

«Hay mucho rock y mucho pop español que no se hace en ningún otro sitio precisamente por esa raíz mediterránea, por esa mezcla, por ser un lugar geográficamente privilegiadísimo»

Me temo que no eres el único que está cabreado, por decirlo suave, además, otra frontera que hay que romper es la de que solo puedes hablar de tu profesión, porque nuestra profesión también es vivir el día a día donde leyes y decisiones políticas nos influyen.
Está claro, puedo hablar de todo, pero me refiero a que estamos hablando de nuestro disco, de la música y del panorama musical que nos toca vivir. Por lo tanto, es una vergüenza tener un gobierno como el que tenemos, que está dinamitando nuestra cultura, y a los músicos, que lo veo muy de cerca. La pintura, que es algo que me toca también muy de cerca, los escritores, el cine… ir al cine es carísimo, no puede ser, sencillamente, yo lucho a muerte contra todo esto, y además porque es que hay unos proyectos, hay unas películas, hay unos libros, tenemos una cultura en este país tan rica y tan bonita que me sabe muy mal que no se proyecte como podría proyectarse.

Y tan potente. Vosotros habéis sabido sintetizar influencias españolas y mediterráneas según qué etapa de Elefantes, algo que os sitúa en el rock mediterráneo y latino. Y hay arreglos, instrumentos que os siguen poniendo en ese camino.
Y además es que es muy exportable, hay mucho rock y mucho pop español que no se hace en ningún otro sitio precisamente por esa raíz mediterránea, por esa mezcla, por ser un lugar geográficamente privilegiadísimo; es una pena que no se le dé ese empujón. Pero también creo que el arte, la creación es como el agua, tu puedes poner barreras y barreras que siempre se cuela al final. Los músicos siempre queremos escribir nuestra mejor canción, los guionistas escribir su mejor guion, y aunque el panorama esté tremendamente oscuro siempre crees que con tu mejor canción vas a poder derribar algo y eso me parece un seguro de vida, el que tengamos gente muy dispuesta incluso cuando todo está en contra.

De hecho, dentro de las cuatro almas que conforman Elefantes tenéis a todo un Sabicas, un amante del flamenco como es Hugo, y se nota.
Sí, sí [risas].

Ya probasteis suerte al otro lado del Atlántico y repetiréis, ¿no? Bunbury, con el que tenéis una relación enriquecedora, productor de vuestro «Azul» (2000), sigue allanando el terreno.
Por supuesto que sí, además, ya estuvimos por México y Estados Unidos, y es curioso porque con Elefantes estuvimos en 2000 y todavía, a día de hoy, nos siguen enviando una cantidad de mensajes que no te lo puedes ni creer. Yo en mi carrera en solitario he estado muchas veces en México y, bueno, tengo mucho más éxito en México que aquí, porque allí te acogen de otra manera, quizás con menos prejuicios. También es cierto que artistas como Enrique y muchos más han abierto un camino muy difícil y muy interesante para muchos otros, y ahora grupos como Love of Lesbian, Vestusta Morla, que ya están funcionando bien por ahí, es una maravilla. A nosotros nos están proponiendo una gira allí muy interesante para noviembre, y ya nos morimos de ganas por ir y tocar, porque también es un público muy agradecido y un lugar fantástico, claro.

La producción de «El rinoceronte» ha recaído sobre Santos & Fluren con quienes ya habías trabajado en solitario, ¿la tarea ha sido compartida o habéis delegado totalmente en ellos?
Hemos delegado absolutamente. Nosotros ya tenemos un poco nuestro sonido y nuestra forma de hacer las cosas, ellos han sumado su forma de hacer. Santos & Fluren me parecen espectaculares, aparte de que son muy amigos nuestros también y nos conocen desde hace muchos, muchos años y nosotros a ellos; hay una mezcla de influencias muy grandes. No hace falta hablar mucho con ellos porque nos entendemos muy bien, creo que lo que han sacado de nosotros es algo que nunca habíamos conseguido antes: que el disco tuviera la energía que tienen nuestros directos. Cuando nos oyen en disco, dicen, «bueno, es una banda de pop», y cuando nos ven en directo nos dicen «joder, esto es rock y tiene una castaña tremenda y una energía muy grande», y en los discos no sé porqué razón nunca habíamos conseguido transmitir eso. Y Santos & Fluren han conseguido eso, estamos muy orgullosos porque suena muy a Elefantes, porque fíjate que después de nueve años sin sacar disco, sacamos el que más suena a nosotros y el noventa por ciento es responsabilidad de Santos & Fluren.

¿Es de esperar que haya continuidad con ellos?
Creo que sí, no sé lo que va a pasar y hacia dónde vamos a ir en el siguiente disco, pero desde luego ahora mismo te diría que lo haríamos con ellos porque hay una comunión muy buena. Por ejemplo, en verano ellos van a hacer un par de festivales con nosotros, tocamos en el Sonorama y en el Arenal, aparte de otros, pero en estos dos vamos a hacer Elefantes con Santos & Fluren, vamos a hacer un equipo también para directo muy interesante, y nos hace mucha ilusión hacerlo con ellos, y a ellos creo que también.

En el Sonorama vais a coincidir con Raphael, ¿qué os parece esta noticia que ya saltó hace unos meses y que elimina barreras entre estilos y tiempos?, ¿tenéis ganas de coincidir con él? A priori, Elefantes y Raphael tienen un buen dueto en directo.
A mí me flipa la idea, el otro día estaba hablando con los organizadores del Sonorama, les decía «es que habéis hecho un cambio en la música de España», porque hay festivales internacionales como el de Coachella o Glastonbury donde no tienen miedo de poner al grupo que empieza, a la revelación del momento y luego a un Tom Jones; se sienten orgullosos y esto nos faltaba aquí y de repente te ponen a un Raphael, bueno, va a ser una noche memorable, creo que va a ser una explosión increíble y creo que Raphael se va a volver loco y el público todavía más, porque imagínate todos cantando ‘Yo soy aquel’, me parece que va a ser tremendo.

‘Mi gran noche’ viene muy a cuento.
A mí me encanta Raphael desde hace muchos años, musicalmente hablando, y sé que quiere hacer unas colaboraciones esa noche y creo que voy a compartir escenario con él, cosa que ya he hecho en un par de ocasiones y que me llena de orgullo. Estoy encantado.

Vuestro ‘Me gustaría poder hacerte feliz’ casa perfectamente en el suyo.
Él ya nos invitó una vez, en estas galas que hacen en Navidad: «Raphael y no sé qué», sus amigos, por ejemplo, o algo así. Y en una de estas galas nos invitó a Elefantes porque tocábamos ‘Se me va’, que es de Manuel Alejandro, y lo hicimos en una gala de televisión y la verdad es que fue increíblemente raro y extrañísimo, pero yo lo disfruté como un niño.

Si el dato que tengo es bueno, aunque vuestro primer epé data de 1996, Elefantes ya existe en 1994, y por lo tanto, este año os toca veinte aniversario. Buen momento para hacer balance, incluyendo «El rinoceronte»: ¿con qué etapa de la banda estás más satisfecho?
Quizás me atreva a decir que de la ruptura, fíjate, porque el hecho de que hoy estemos hablando, de que volvemos a estar aquí, que tengamos un nuevo disco del que nos sentimos muy orgullosos, que tengamos gira por España, por México, que se está vendiendo todo, está saliendo todo muy bien; y que sobre todo nosotros cuatro nos sentimos muy fuertes y muy unidos, creo que todo eso es fruto de haber sabido parar la máquina en su momento. Creo que parar fue muy difícil pero fue muy sano, porque creo que si hubiéramos continuado hubiéramos acabado mal, de verdad, hubiéramos dado discos y conciertos que no hubieran estado bien, y sobre todo la relación entre nosotros se hubiera visto profunda y radicalmente afectada. Con lo cual, creo que ese momento y esa parada nos ha dado la oportunidad de volver a resucitar sanados, absolutamente sanos con la energía del inicio de una banda y esa es una sensación muy bonita, y creo que así la va a percibir el público cuando nos vea.

Quería acabar con el tema que cierra y titula el disco, ‘El rinoceronte’. Aunque dices al principio que no habéis pensado en los porqués y habéis preferido imprimir soltura, ‘El rinoceronte’ aparece lleno de acertijos, ¿puedes desvelar parte del misterio?
No puedo desvelarte ningún final porque tampoco lo sé yo. En realidad es lo que te hablaba antes, en realidad es no buscarle tanto el porqué a las cosas. Durante mucho tiempo he medido cada frase que cantaba en las canciones y no me da la gana hacerlo más, no me apetece porque yo no soy una persona así de racional, yo soy muy irracional y funciono mucho por impulsos, yo y toda la banda también, pero si me preguntas como compositor y letrista, te tengo que decir que es dejarme llevar absolutamente por un estado de ánimo concreto, de un momento determinado. Pero cada vez que la oigo, dependiendo de cómo estoy, siento una cosa o siento otra, y eso me gusta en la música. Me gusta un cuadro que un día entiendes una cosa y al día siguiente haces otra lectura porque te ha pasado algo distinto. Me parece que eso es muy importante y para mí esta canción es un poco eso: dejar las puertas abiertas y que cada uno llegue donde quiera…

…Hasta que el rinoceronte deje de llamar, si me permites el guiño.
Exacto [risas].

 

Artículos relacionados