El peluquero de los Beatles, de Leslie Cavendish

Autor:

LIBROS

«Un fresco divertido de aquel Swingin’ London legendario»

 

 

el-peluquero-de-los-beatles-25-12-18

Leslie Cavendish
El peluquero de los Beatles

INDICIOS, 2018

 

Texto: Javier de Castro.

 

Es bien sabido. El maremágnum bibliográfico de los Beatles cuenta con miles de referencias. Muchas de gran interés analítico, tratándose sus autores y biógrafos de entendidos de reconocido prestigio en el tema, y el objeto de estudio algo como el grupo musical de Liverpool, el más importante y trascendente de toda la historia, sin duda, tratado magníficamente y aportando visiones y datos novedosos y suponiendo gran actualidad para el lector interesado. Otras, la mayoría, de autoría de extracción variadísima, y con contenidos que acaban siendo pura repetición temática y mimetizando, una y otra vez, idénticas historias, teorías, revelaciones, datos o material fotográfico ya conocido, pero que pese a todo, por mor de un coleccionismo que llega en ocasiones a lo enfermizo, adquirimos los fans casi con los ojos cerrados para que sigan engordando nuestras bibliotecas musicales particulares.

La novedad que nos ocupa hoy entraría en un rango diferente no exento, pese a todo, de un cierto interés. En este caso, del de las curiosidades por ser sus autores gente que vivió su experiencia al mismo tiempo que la de los propios Beatles, por ser personas muy cercanas a ellos por parentesco familiar directo o indirecto o de amistad y, también, por haber desarrollado relaciones artísticas in situ y de forma contemporánea con los propios Beatles o con alguno de ellos en concreto. Incluso, en algunos casos, por haber formado parte de su entorno laboral, tanto musical como cinematográfico.

El libro se lo debemos a Leslie Cavendish, el veinteañero peluquero judío enrolado durante los sesenta en los salones del mítico esteticista y coiffeur (también judío) Vidal Sassoon, desde los que tuvo la oportunidad de atender, capilarmente hablando (en ciertos casos, de algún otro modo), a grandes personalidades del momento. Desde lores y comunes varios a jet-set diversa, pasando por artistas de todo pelaje, incluyendo escritores, actores, top-models, o deportistas y la jet-set en el candelero de esos años pero, por supuesto, también, a los músicos de moda, tanto británicos como otros internacionales de paso por la capital británica. El caso es que a través de Jane Asher, novia entonces de Paul McCartney, y cliente habitual de Cavendish, este fue contratado un día de 1966 para que acudiese a casa del bajista zurdo para arreglarle el cabello. Ese fue el primer paso, pues los otros tres Beatles lo fueron requiriendo paulatinamente hasta convertirse durante cierto tiempo en peluquero de todos, incluyendo de vez en cuando también al resto de esposas. Tanto es así, que Leslie Cavendish fue reclutado junto a otros variopintos personajes más para formar parte de la troupe que salió de paseo por la campiña británica en aquel mítico autocar del Magical Mystery Tour, cosa que le permitió confraternizar con el grupo mucho más allá de sus, por otro lado frecuentes, citas de trabajo con los Fab Four.

El relato encadena, una tras otra, anécdotas vividas en primera persona por el peluquero cerca de los miembros del conjunto, al tiempo que se nos contextualiza el momento histórico-social que estaban viviendo, desde todos los puntos de vista. Además de la propia banda y todo su séquito, el lector verá circular por sus páginas a personajes míticos, como la prostituta Christine Keeler del caso Profumo o la actriz Mia Farrow, a quien le cambió su peinado habitual creándole un estilo garçon que quedaría inmortalizado en el film La semila del diablo de Polansky, pasando por divas y divos de la época como Shirley Bassey, Diana Dors o la mismísima Jane Mansfield, los actores Terence Stamp y Michael Caine o el director Antonioni, los Stones, Marianne Faithfull, Eric Clapton, The Who y el resto de corte del mítico pop británico, entre otras muchas personalidades.

Cavendish va construyendo su discurso, entre el LSD, los coches mini y la ropa diseñada por Mary Quant, en una sucesión cronológica en la que, en paralelo a su carrera como peluquero profesional con auténticas aportaciones estéticas reconocibles, nos relata su propia biografía personal: describiendo relaciones sexuales y amorosas, varios negocios particulares (también fue protagonista circunstancial de la desdichada aventura empresarial de Apple), su excursión obligada a Israel durante la Guerra de los Seis Días, o, quizás lo más tedioso de todo, aquello que nos cuenta de cuando se ausentó definitivamente del entorno Beatles, pues al lector fanático le puede resultar sin interés aparente, aunque por fortuna son únicamente unas pocas páginas. El estilo discursivo es muy ameno porque se trata de un escritor poco alambicado y que va al grano sin circunloquios que valgan, por lo que la lectura es ágil y muy entretenida, a la par que absolutamente recomendable.

El libro construye, en suma, un fresco divertido de aquel Swinging London legendario que la propia música, el cine, la literatura, la moda y el famoseo que la prensa -o como en este caso un nuevo libro­- han inmortalizado y del cual Leslie Cavendish fue, como se ha visto, protagonista también. Circunstancial y menor, por supuesto, que otros nombres que le dieron a aquel momento histórico irrepetible, auténtica y colorista denominación de origen, pero protagonista a fin de cuentas.

 

Anterior crítica de libros: Eugenio, de Gerard Jofra Alcaide.

 

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