«El Nido ofreció un espectáculo que fusionó la riqueza del folclore castellano con una energía renovada»
La noche del jueves, la madrileña sala Clamores acogió el concierto de fin de gira de la más reciente edición de Girando por Salas, GPS15. Una cita protagonizada por los conciertos de El Nido y de Calequi y las Panteras, a la que asistió Carlos H. Vázquez.
El Nido & Calequi y las Panteras
Sala Clamores, Madrid.
5 de junio, 2025
Texto: CARLOS H. VÁZQUEZ.
Fotos: GIRANDO POR SALAS.
Anoche, la Sala Clamores de Madrid se transformó en una plaza de pueblo de sonidos tradicionales y contemporáneos con la actuación de El Nido y de Calequi y Las Panteras para cerrar la decimoquinta edición de Girando Por Salas.
La fiesta empezó puntual a las nueve de la noche, cosa que se agradece (la puntualidad). El ambiente estaba «bonito», que dirían los cursis. Y aunque al final de la sala había espacio suficiente para ver el concierto sin estar apretado, más de la mitad de la concurrencia pudo permanecer de pie sin estorbarse, siendo amable y cordial. Gente joven en época universitaria, señores y hasta una cría que rondaba por la mesa del merchandising. También hay que decir que el acceso al concierto a la sala era libre –había que descargarse una invitación– hasta completar aforo.
El Nido, de Burgos, fueron los encargados de abrir el primero de los dos conciertos. Ofreció un espectáculo que fusionó la riqueza del folclore castellano con una energía renovada. Desde los primeros acordes, el público fue transportado a una verbena contemporánea, donde las jotas, ajechaos y rondas se entrelazaron con arreglos actuales.
El repertorio incluyó temas de su álbum Refugios a cielo abierto y del más reciente, La constancia, mostrando una evolución sonora que mantiene la esencia de sus raíces mientras explora nuevas direcciones musicales. Canciones como “Aire”, “Ronda al canto” (muy aplaudida) y “Mueve TUCUCU” resonaron con fuerza, evidenciando la capacidad del grupo para conectar con el público a través de letras emotivas y ritmos contagiosos, más cuando se bajaron con el público para continuar el concierto con “El castañero” sin amplificación.
Rodrigo Cachorro (vocalista de El Nido) cae bien. Tiene cara de buena gente, como David Ruiz de La M.O.D.A.; se diría que uno se lo cree, que lo que se ve es lo que es, y era así en el caso de Rodrigo, que presentaba las canciones con gracia animando a «echar unos bailes de jueves». La interacción entre los miembros de la banda y su complicidad en el escenario añadieron una capa adicional de autenticidad al concierto, sumada a los instrumentos tradicionales, que juntos formaban una atmósfera única que celebró la diversidad musical y cultural durante cuarenta y cinco minutos que pudieron ser algo más –les pedían otro bis– de no ser por la escaleta del evento.
Pausa. El intermedio pareció haber sacado al público del concierto en lugar de darle un descanso. En cuanto El Nido se marchó, después de un par de preguntas sobre lo que ha significado actuar con Girando Por Salas, la gente tiró del cable para ponerse a hablar con su acompañante.
«Calequi y las Panteras presentó un repertorio influenciado por el funk, el afropop y los ritmos latinos»
Pasados quince minutos, retomaba la música de Calequi y Las Panteras, embarcando en un viaje por América (Medellín, Montevideo, Ciudad de México, Santo Domingo…). Pero resulta que el público se había quedado en el pueblo castellano con El Nido. Sería la conexión que a veces se da (y otras no) en los conciertos, el mencionado intermedio, o a lo mejor fue el sonido, denso y un tanto saturado, al contrario que con El Nido, que sonaron tan claros que podían distinguirse los instrumentos. En cambio, en Calequi y Las Panteras el bajo estaba demasiado presente ya desde el comienzo funky del primer tema, “Sandía”, al cual siguió “El candombe de Marte”.
El trío, formado por Javier Calequi (músico y director musical de Jorge Drexler), Lauri Revuelta (del grupo de cumbia castiza Anís Guateque) y Luisa Corral, presentó un repertorio influenciado por el funk, el afropop y los ritmos latinos. El grupo interpretó temas de su último álbum, Mezcla rica, que contiene colaboraciones internacionales de altura como Xoel López, Kevin Johansen o Drexler, que apareció en el escenario de la Clamores para hacer “Los gatos”.
La combinación de El Nido con Calequi y Las Panteras puede funcionar en un festival, pero no en una sala, y menos en una de aforo reducido (224 personas), aunque estuviera prácticamente llena. Bien. No pasa nada. Pero hubo quienes hicieron mutis por el foro en el ecuador de la segunda actuación de la noche. Demasiado. Por cierto: Calequi y Las Panteras invitaron a los componentes de El Nido para cantar juntos hacia el final del show. Pero, lo dicho: bien, no pasa nada; se va a lo que se va y sale lo que sale. Diversión. A mover «el cucu».ç