El disco del día: Ultravox

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«Uno de los mejores discos de autoplagio que he escuchado, un ejemplo para cualquier artista con el síndrome de Norma Desmond»

Ultravox
“Brilliant”
X

 

 

Texto: DARÍO VICO.
 

 

Igual que sucedió una década antes con Fleetwood Mac, Ultravox fue un grupo con una doble vida, la primera reivindicada por la crítica, la segunda por el público. Particularmente, me quedo con la segunda; los Ultravox de John Foxx hicieron discos muy interesantes pero quizá demasiado a rebufo de BB (Berlín Bowie), y si con Midge Ure se merendaron el “Scary monsters”, con Foxx no anduvieron cerca de emular “Low”. Los Ultravox de Ure fueron uno de los grupos más brillantes de la generación tecno-pop, y quizás su empeño, más humilde, fue el convertirse en lo mismo que había significado años antes Alan Parsons Project para el rock sinfónico, una versión del género asumible para las radiofórmulas interplanetarias y para todos los públicos, conservando la esencia del sonido, dotándole de un tono épico y una pátina de elegancia y clasicismo no exenta de modernidad. Vamos, que Ultravox (y el proyecto paralelo de Udge… con Phyl Lynott, Visage), fueron a la música electrónica de los primeros ochenta lo que es Ikea al diseño de muebles.

Siempre soñé con una reunión de John Foxx con Ultravox; sus primeros discos en solitario en los ochenta fueron muy buenos, pero curiosamente parecían estar a rebufo de lo que hacían sus excompañeros con el nuevo «frontman»; “Europe alter the rain” fue abatido en las listas por “Vienna” y por lo demás, Foxx tampoco pudo con David Sylvian, en una guerra paralela de flequillos, referencias zentrópicas y poses melancólicas. Pero habría sido bonito ver qué hacía de nuevo al frente de Ultravox, porque cuando los exitosos Mark III –Chris Cross, Warren Cann, Billy Currie & Ure– se separaron en 1986 tras un último álbum de pega, parecían haber dado de sí todo lo que podían ofrecer. Y efectivamente, así es.

Lo que no es completamente inhabilitante para el disfrute del nuevo disco, al menos si eres (fuiste) fan. “Brilliant” es un álbum en el que todo suena a los Ultravox clásicos de “Vienna” (1980), “Rage in Eden” (1981), “Quartet” (1982) y “Lament” (1984); en realidad, es como un disco de un universo paralelo, la concreción de un «what if», el disco que hubieran grabado en 1986 si no hubieran echado a Cann, en lugar del fallido “U-Vox”, que precipitó su disolución. En ese universo paralelo, posiblemente “Brilliant” habría sido otro Top 10, hubiera aportado un par de singles de (moderado) éxito más y… habría únicamente dilatado el fin un par de años más; los universos paralelos, en el rock, siempre acaban por confluir en el agotamiento de una fórmula.

Pero sí, “Brilliant” es un buen disco a la altura de los tiempos gloriosos de Ultravox, en los que los M-III han sido listos y han preferido ceñirse más al modelo de los excelentes pero algo inferiores “Rage in Eden” y “Quartet” que al mucho más brillante, barroco y bizarro “Vienna”; de hecho, intentar hacer algo como el clásico homónimo habría sido mucho más evidente (como les sucedió a Queen con “Innuendo” y “Bohemian rhapsody”) que sí trataban de buscar injertos de “Reap the wild wind” en “The voice”.

Yo me lo he pasado pipa escuchando el disco, flipando como si tuviera 15 años con los violines sintéticos, con la engolada voz de Ure –aunque es cierto que en este disco intenta otras cosas, no sé si por voluntad u obligación–, con los dibujos épicos de sinte, con algunos pequeños descubrimientos –’Contact’– que demuestran que en pequeñas dosis sí hay unos Ultravox alternativos que posiblemente nunca escucharemos. Uno de los mejores discos de autoplagio –y también ajeno, porque si Ralf & Florian escuchan “Change”, que busquen abogado– que he escuchado, un ejemplo para cualquier artista con el síndrome de Norma Desmond.

Y bonita portada, lástima de cedé.



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