El disco del día: Sebastian Bach

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«Ha nacido para cantar himnos de estadio, para moverse por el escenario como un felino de dos metros, para escupir una furia que nadie sabe hacia dónde va dirigida»

Sebastian Bach
“Abachalypse now”
FRONTIERS

 

 

Texto: JUANJO ORDÁS.

 

 

Sebastian Bach es un buen ejemplo de cómo Estados Unidos toma una tradición inglesa (que realmente deriva de ellos) y la adapta a su estilo y costumbres: Es decir, la adapta al espectáculo puro y duro. Nunca tendrá el prestigio de sus bandas de cabecera pero tampoco es algo que le preocupe, porque Bach es espectáculo, una rama más del árbol genealógico que parte de Judas Priest y se funde entre barras y estrellas. Siempre habrá críticos obcecados en exigir intelectualidad a toda música con el mismo empeño con el que aburren a sus mujeres con la postura del misionero, pero el entretenimiento por el entretenimiento y la más insustancial diversión son carburante necesario para despejarse.

Expulsado de la banda de hard rock Skid Row a mediados de la década de los noventa, Bach solo comenzó a dirigir su trayectoria discográfica con coherencia años después, y “Abachalypse now” no deja de ser un resumen de ese camino emprendido. El combo deuvedé más doble cedé incluye grabaciones en directo del vocalista en las que se muestra tal y como es, basando su repertorio en los hits de su exbanda y dando muy poca cancha a las canciones de sus últimos dos álbumes de estudio. Obviamente, Bach da a su público lo que este desea, es decir, las canciones de Skid Row, lo que le mantiene en una primera división que pelea por no abandonar, sacrificando sus trabajos más recientes (“Angel down”, “Kicking & screaming”) a pesar de su calidad.

El plato fuerte de “Abachalypse now” es el concierto grabado en festival francés Hellfest, tanto en audio como en vídeo, con Bach entregándose al máximo como lleva haciendo desde hace unos cuantos años. No se trata de madurez o inmadurez, este hombre ha nacido para cantar himnos de estadio, para moverse por el escenario como un felino de dos metros, para escupir una furia que nadie sabe hacia dónde va dirigida. Puño en alto, voz en grito y a cantar canciones sobre mujeres explosivas y romanticismo adolescente. No hace falta más. El carisma de Bach sigue intacto, su voz suena mejor que en su juventud pese a haber pasado por épocas complicadas, como frontman tiene pocos rivales en su género. El espectáculo grabado en Los Ángeles es distinto aunque muy interesante, también ilustrativo respecto al negocio. Nick Sterling, su joven y virtuoso guitarrista, le abandona justo antes de la grabación del show y Bach no tiene más remedio que llamar a sus amistades para que cubran el puesto, lo que en lugar de perjudicarle le beneficia con espontaneidad.

Anterior disco del día: Los Amaya.

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