El disco del día: Rokia Traoré

Autor:

«Gente como John Paul Jones, Damon Albarn, Baaba Maal y Paul McCartney pueden contarse entre los que frecuentan su amistad»

Rokia Traoré
«Beautiful Africa»
NONESUCH/WARNER

 

 

Texto: GERNOT DUDDA.

 

 

Hace ya poco más de una década que dejó de ser una sorpresa la mercurial irrupción de Rokia Traoré entre el entramado de artistas africanos que conseguían deslumbrar en Occidente. Alineada en esa santísima trinidad de vocalistas de Malí que forma con Oumou Sangaré y Fatoumata Diawara –sobre todo por compartir con ellas esa rebeldía contra el infame papel asignado a la mujer en su sociedad–, Rokia Traoré mantiene por supuesto su firmeza en los ritmos e instrumentación de su tierra natal, que con la merecida cantidad de publicaciones que existen ya de su escena en estos últimos quince o veinte años, se ha convertido en uno de los sonidos más reconocibles y respetados en los mercados anglosajones.

Por otro lado hay que contar también que Rokia es hija de diplomáticos y por tanto ha tenido ese importante acceso a la educación y a una diversidad cultural global. La señalan como causante de la evolución de la música de su país, cuando ella simplemente se ve como alguien que ha sido capaz de aprovechar el viento que ya soplaba a favor. Y a día de hoy, gente como John Paul Jones, Damon Albarn, Baaba Maal y Paul McCartney pueden contarse entre los que frecuentan su amistad.

“Beautiful Africa” es un hermoso homenaje a su propio continente, pero visto desde la melancólica perspectiva de un estudio de sonido de Bristol y con un productor de probada solvencia en el rock alternativo como es John Parish (PJ Harvey, Sparklehorse, Eels). Y una vez más, ella ha compuesto todas las canciones, que canta principalmente en bambara y en francés, con ocasionales incursiones en inglés, y toca las guitarras.

Hay por supuesto cierta urgencia rockera en temas como ‘Kouma’ o ‘Beautiful Africa’, pero son casos puntuales porque lo que más cuenta son esos muchísimos matices sutiles que dan las guitarras y esa instrumentación basada en las raíces (sobre todo con el n’goni de Mamah Diabaté), bien visible en piezas como ‘Lalla’, ‘Sikey’, ‘Ka moun ké’, ‘Mélancolie’, ‘Sarama’ o la auténtica joya de la corona, ‘N’Téri’, que con sus casi diez minutos dispone de ese hipnótico poder de convicción del blues africano en toda su versión scope.

Se ve que John Parish –al igual que ya hicieron antes otros prebostes de la fusión africano-occidental como Justin Adams, Nick Page o Philippe Eidel– ha actuado guiado sobre todo como fan, y esto se nota y se agradece. Y luego está siempre, siempre, siempre, esa maravillosa voz, gutural y rompedora a partes iguales –replicada por esos coros femeninos que marca también otra de las más características cualidades locales–, y que es todo un don presente desde siempre en todos sus discos.

Anterior disco del día: Parquet Courts.

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